Entrevista | Selena Millares Escritora

Selena Millares: «Trato una realidad que ha convertidoa las mujeres en un ejército sometido»

Selena Millares acaba de publicar dos interesantes trabajos literarios de forma consecutiva. El primero, ‘Matrioska’, incluye tres relatos sobre mujeres actuales que intentan vivir lejos de los estereotipos machistas con sus respectivos referentes en la antigüedad entrelazados. El segundo, ‘Lámpara de madrugada’, es un libro en el que dialogan poesía y fotografía inspirados en elementos fantásticos o inmateriales.

Selena Millares

Selena Millares / Alberto García Saleh

Matrioska recoge tres relatos autónomos que van ganando en intensidad a medida que el lector avanza. Aparte de esta característica ¿existe alguna unidad entre ellos?

Son tres historias sobre mujeres, y su hilo conductor es la violencia y la búsqueda de la libertad. Un sueño que se hace quijotesco, pero ellas recurren a las tretas del débil. Con esos relatos quise hablar sin maniqueísmos de una problemática que ha existido siempre. De esa realidad histórica perturbadora que ha hecho de la mujer un ejército de seres sometidos que no logran liberarse de su yugo.

¿En qué consiste la conexión de las protagonistas de Cara de gata, Gabriela y Malak con los personajes de Casandra, Circe o Scheherezade?

Son mujeres de nuestro tiempo pero repiten modelos que han existido siempre. Casandra fue una gran profetisa, pero nadie la escuchaba, igual que Gabriela habla de peligros que nadie quiere atender. En cuanto a Circe, que convirtió en cerdos a los hombres de Ulises, simboliza a la mujer maligna, la bruja, eso es todo un clásico. Y Scheherezade es la mujer que busca salvarse por medio de las palabras, como Malak.

María José Bruña destaca en su prólogo el desasosegante Malak. ¿Ha tomado alguna referencia concreta a la hora de escribirlo?

Sí, me documenté con testimonios reales para intentar compren der el papel de la mujer en el mundo africano y musulmán. La mujer emigrante que llega a nosotros sufre una problemática mucho mayor que la del varón, ese era el foco de mi interés. No huye solo de la miseria o la persecución política.

¿Qué supone este conjunto de relatos en su carrera literaria?

Es un eslabón más, y también un regreso a la vida real, después de la pandemia, aunque escribo siempre, es como una manera de respirar. Por lo demás, en libros anteriores me dediqué al tema histórico, y aquí me centro en el presente, y en temas bastante sórdidos: lo siniestro, lo abyecto, lo claustrofóbico. Es un libro duro, descarnado.

¿Hay algunos elementos que le interese reflejar especialmente y se repitan en sus trabajos literarios?

Sí, suelo volver a algunas obsesiones: la libertad, la violencia, la utopía. Vivimos en un mundo privado de ilusiones. No puede ser que el artificio de los escaparates y del consumo cumpla ese papel. Nos han secuestrado el pasado y también el futuro. Estamos convertidos en una manada de consumidores estabulados alrededor de las pantallas. Cosificados, neutraliza dos, alienados. La memoria y la esperanza son esenciales.

El poemario Lámpara de madrugada viene acompañado por fotografías que introducen cada poema. ¿Por qué ha utilizado este recurso del fotopoema?

Porque lo proyecté después de aquella exposición de pintura y poesía, Isla y sueño, que presenté en Vegueta, y antes en Catania, Cuenca y Madrid. Pensé en repetir la experiencia de colgar en las pare des poemas que dialogaran con imágenes, pero ahora con fotografías y no con pinturas. Al final se impuso la realidad.

Llama la atención la primera parte, Ángeles y cosas. Parece re crear como un ambiente irreal a lo Cielo sobre Berlín. ¿Fue esa su intención?

Me gusta esa observación. Decía Borges que todas las criaturas imaginarias han muerto excepto los ángeles, porque nos representan, somos nosotros, los seres humanos, los ángeles caídos. Aunque en mi libro la visión es más bien panteísta, se habla además del almita de las cosas: de los charcos, de las copas, de un río. O de la luz, que es fundamental para mí. Soy criatura insular, animal de luz.

¿Qué temáticas le han movido para este nuevo trabajo poético?

Siempre me imantaron las presencias inertes y misteriosas que nos rodean: estatuas, gárgolas, maniquíes. Esas páginas quieren dar voz a esas materias aparentemente deshabitadas que nos observan desde los rincones, como ángeles secretos, que no tienen que ver con los de Rilke y Alberti. Tal vez sí con los de Artaud, que decía “no sé si creo en dios pero sin duda hay ángeles y sobre todo demonios por doquier”.

¿En cuál de las distintas disciplinas literarias en las que traba ja se siente más cómoda o identificada?

Cada género te ofrece un camino para sacarte de dentro las obsesiones que te rondan. Todos llevamos dentro un pozo oscuro, que es como un enorme acuario lleno de pe ces en movimiento. Cada uno de ellos tiene su vida propia y elige su camino. La poesía llega como una iluminación. Para la reflexión está el ensayo. Y la narración tiene el en canto de ser un cajón de sastre que lo incluye todo: poesía, pensamiento, cine, música, pintura. Es una aventura que te atrapa y no te suelta hasta que acabas. Lo que más me subyuga es la narrativa de componente histórico, por ese don de volverle la vida a quienes ya no están. Es un modo de conversar ellos, de sentir que nunca se fueron.

Suscríbete para seguir leyendo