«Veinticinco días de agosto es la historia de un amor y de una amistad sacudidos por lo inesperado». Con esta frase arranca la sinopsis del primer libro del también actor tinerfeño Santi López. Está ya disponible en las principales librerías tinerfeñas y en breve llegará a las de las demás Islas. Desde ayer, además, también se puede adquirir en Amazon.

López reconoce que escribir ha sido siempre una pasión y «algo muy especial» para él. Pese a que ya había redactado algunos textos antes, fue durante el verano de 2015 cuando finalmente decidió meterse en serio a desarrollar una escena que no se le iba de la cabeza. «Había tenido ya algún conato de escribir. Finalmente, un mes de agosto decidí ponerme con una escena. Era más cinematográfica o teatral que otra cosa. Luego empecé a escribir, tanto hacia delante como hacia atrás. Escribí mucho para que cuando llegara septiembre y volviéramos a la rutina no se quedara en una gaveta. No quería parar. Y así fue», recordó.

De ese impulso creativo nace esta historia de más de 600 páginas que se desarrolla, tal y como recoge el título, durante 25 días de agosto. El libro cuenta la historia de tres personajes –Kurt, Trish y Frankie– que ven alteradas sus vidas de la noche a la mañana por una serie de acontecimientos.

La trama parte de dos relaciones, una de amistad y otra de pareja. «Somos muchas cosas, no solo una. De repente ambas relaciones se ven desafiadas porque suceden cosas que no dependen de ellos. Ante ese tipo de acontecimientos reaccionamos con partes de nosotros que a veces ni siquiera conocíamos. Del amor al odio o de la amistad al rencor a veces hay solo unos pequeños pasos. Cómo lo solucionan es la historia de esta novela», matizó.

La portada del nuevo libro. El Día

Pese al reto intelectual y creativo que supone enfrentarse a la primera creación literaria, López se ha topado con que una de las partes más complicadas es la que llega justo cuando se le coloca la palabra «fin» a una historia. «Lo que viene después da una pereza terrible», reconoció. Tras varios intentos y encontrarse con algunos sinsabores, optó por la autoedición y no puede estar más contento. En el camino, encontró la ayuda y colaboración de muchos amigos que le echaron una mano en labores como la maquetación y la corrección. «Para llegar a esa conclusión primero tuve que transitar por el desierto. He aprendido que tienes mantener la confianza para no caer en el desánimo ante la falta de respuestas», reflexionó.

Veinticinco días de agosto se desarrolla entre Londres y Gales. López emplea la primera persona para meterse en la piel de todos sus personajes. Hay herramientas del oficio de actor de las que no puede desprenderse cuando se sienta a escribir. «Efectivamente eso está ahí», admitió. «Me he dado cuenta al escribir los diálogos. De hecho, ya me han dicho que parece una serie. Supongo que también le pasa a muchos escritores que no son actores. Yo dialogo en alto, me gusta mucho describir los movimientos y lo que hace la gente con las manos, por ejemplo. Para lograrlo los recreo yo mismo. Así sé si tienen sentido y si son coherentes y naturales».

Por el momento, la restricciones derivadas del la situación sanitaria por el covid han impedido que se pueda organizar un acto de presentación. El autor adelantó que piensa hacerlo cuando sea viable. «Más tarde o más temprano lo presentaré. Me hace ilusión». Agapea, Lemus y El Paso, en Tenerife, y El Puente, en la capital conejera, son algunos de los puntos donde ya se puede conseguir este ejemplar. López, por su parte, ya prepara la secuela. Le quedan cosas por contar aunque, en el camino, se ha topado con otra historia. «De repente, se me cruzó otra idea totalmente distinta por la cabeza, de otro género más adolescente y más fantástico. En esas estoy», explicó ilusionado.

Veinticinco días de agosto es, además y en cierto sentido, una oda de López hacia sus recuerdos familiares. «Es un homenaje a la felicidad del verano. Siempre tuve presente que quería que estuviera la palabra agosto. Tengo una foto de la infancia –yo debía tener un año– en la que aparezco sentado en el regazo de mi madre mientras ella se tapa del sol con una mano y lleva un libro que se titula Luz de Agosto. De alguna manera eso afloró ahora», detalló.

Tras disfrutar de la sensación de satisfacción que implica ver su primera novela publicada, López se enfrenta ahora al momento más difícil: someterse al juicio de los lectores. «Ahora toca exponerse, estoy decidido pero también temeroso. Puede que no guste, pero prefiero saberlo si es así», concluyó.