Mara Jiménez es actriz y cantante pero se ha hecho especialmente popular en su papel de activista contra la gordofobia. En su perfil de instagram (@croquetamente_) se define como «superviviente de TCA y gorda sin tapujos». El ARN Culture & Business Pride la trae este viernes, día 25 de junio, a las 12:00 horas hasta la Recova santacrucera

Llega a Tenerife para participar en la cuarta edición del ARN Culture & Business Pride. La filosofía Lgtbiq+ se extiende cada día más para atender, además, a la lucha por la diversidad de los cuerpos.

Ha sido una oportunidad maravillosa. Me siento súper honrada de participar en el ARN Culture & Business Pride y que hayan querido contar conmigo porque al final es darle espacio y visibilidad a causas que también lo necesitan.

Además de ser cantante y actriz, las redes sociales le han convertido en un personaje público. ¿No tene que exponerse tanto le puede perjudique en otros ámbitos profesionales?

La exposición siempre tiene su parte buena y su parte mala. Cuando hablas de según qué problemáticas, no todo el mundo está conforme y a veces solo queda ser la guerrillera y eso te puede jugar una mala pasasa. Yo prefiero ser fiel a mis valores y a lo que yo creo y necesito contar. Puede que me perjudique en algún aspecto pero me da muchas más satisfacciones que otra cosa.

Recibirá, por contra, mucho cariño y el reflejo de su lucha en otras muchas personas...

Muchísimo, soy muy afortunada por la comunidad que tengo porque se reatroalimenta muchísimo, recibo mucho feedback. Siempre me cuentan que mis contenidos les ayudan y me hablan de sus objetivos. Para mí es una labor maravillosa poder, de alguna manera, formar parte de su vida y ayudarles en lo que puedo.

Uno de sus caballos de batalla es la redifinición de la palabra gorda, ¿no es cierto?

Se han apropiado de ese término, se ha convertido en algo peyorativo y despectivo. Lo que estamos intentando desde el activismo gordo es reapropiarnos de esa palabra y darle el significado que tiene. Tiene un significado neutro, es un adjetivo como cualquier otro y eso es por lo que batallamos. Lucharmos para que la palabra gorda se diga con total normalidad y quitarle esa parte estigmatizante que tanto daño nos ha hecho a muchísimas personas.

Usted ha hablado muchas veces de su propia batalla, de su Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA). ¿Se pueden ganar una lucha así?

Sí que se puede. Es una batalla difícil, evidentemente. Yo sigo trabajando partes de mi TCA que aún no se han recuperado. Por supuesto que es un camino largo, duro y tedioso pero muy reconfortante porque al final la recompensa siempre eres tú misma y no hay nada mejor que poder recuperarte a ti, a tu plenitud y tu felicidad. El mensaje que hay que transmitir es que sí se puede, se pueden sanar todas las heridas del pasado que nos han condicionado de alguna manera. Eso no implica que sea un camino fácil pero es necesario que lo hagamos porque ese es el sentido de la vida: crecer, evolucionar, aprender de cada herida y de cada caída para ser mejores personas cada día.

Una de sus principales herramientas a la hora de comunicar es el humor. Ha conquistado a muchísimos seguidores con los famosos vídeos de «Gente gorda haciendo cosas» en Instagram.

Sí (risas). Al final el humor es solo una herramienta muy ácida para llegar a la gente. Permite darle un toque a las cosas que nos pasan. Simplemente es eso, humor. Luego ya entraríamos a valorar lo que quiera tomarse en serio cada uno o cúanto de pedagógico quiera encontrar en ello. Al final tampoco se puede educar en base al humor, no podemos educar en la risa pero sí podemos darle un toque para que la gente se sienta identificada, le llegue el asunto y se de cuenta de una forma más directa de lo que vivimos muchas personas. Es una herramienta muy buena.

Usted no tiene pelos en la lengua a la hora de criticar a marcas de ropa, programas de televisión e incluso presentadores que hacen bromas hirientes. ¿Cómo reaccionan frente a sus críticas?

Al final la clave es que tampoco digo nada que no sea verdad. Yo lo que no hago es faltarle el respeto a nadie. No hay nada que me puedan reclamar, simplemente les estoy dando una visión de algo que es real. Muchas veces terminan rectificando, de hecho. En el caso del programa Zapeando, que pasó hace poquito, la propia Cristina Pedroche se puso en contacto conmigo para decirme ‘vale, no me había dado cuenta de que esto podía herir a alguien’. Pienso que al final no me pueden reclamar nada simplemente porque no digo nada que no sea verdad. Lo que pasa es que a ellos les cuesta darse cuenta de que eso es así.

Un ejemplo que, por cierto, nos puede servir a todos. Hay comentarios o bromas sin gracia que se hacen sin saber el daño que pueden causar.

Efectivamente. Al final todos tenemos mucho trabajo que hacer en nosotros mismos. Todos tenemos mucho que mejorar y estos espacios tienen que servir para eso, para que seamos capaces de ser empáticos, respetuosos, de mirarnos con una mirada más crítica y no pensar que debemos ser inmutables. Entendamos que tenemos derecho a cambiar de opinión, a cambiar de parecer y de punto de vista y que es maravilloso que lo hagamos. Eso nos hace mejores personas, crecer y evolucionar.

¿Es más complicado ser gorda que ser gordo?¿Las mujeres lo tienen más difícil?

La realidad es que las mujeres reciben muchísima más presión social por el tema de la estética. Ess algo que no podemos obviar. Evidentemente los hombres también reciben un estigma corporal fuerte y nadie les quita esa parte, porque es cierta. Pero la verdad es que la presión social y estética que hay no es la misma para un hombre que para una mujer. Es algo de lo que todos debemos ser conscientes porque es una realidad.