Crear, enseñar y trasladar su experiencia. Esas son las sólidas bases del trabajo de Anatol Yanowsky. En su carrera se ha mostrado atento a los jóvenes porque son el futuro de la danza. 

Recibe este galardón en mitad de una crisis sin precedentes, también en la danza. ¿Cómo está viviendo este momento?

Estamos haciendo lo que podemos porque el Covid no nos permite realizar ningún acto importante, sobre todo en días importantes para nosotros como el que recientemente hemos celebrado, el Día Internacional de la Danza, pero lo celebramos dentro del centro y hacemos pequeñas cosas. Para mí es un orgullo este premio porque cualquier reconocimiento en mi carrera está bien. Pero parece que cuando nos lo conceden nos quieren retirar y, en mi caso, no será así en absoluto. En estas profesiones artísticas uno no se retira nunca. La gente se puede retirar en un trabajo normal pero nosotros estamos al pie del cañón hasta el final porque a nosotros nos retira la vida.

Trabaja sin descanso en su Centro Coreográfico de Las Palmas. ¿Ha cambiado en algo la manera de formar a los jóvenes en estos tiempos que corren?

El centro se fundó con visos de crear profesionales de la danza y eso es muy difícil ahora porque hay una competencia brutal. Encontramos mucha competencia en China, por ejemplo, que antes era una país enclaustrado en su territorio pero ahora se ha abierto al mundo y está produciendo bailarines extraordinarios que están ocupando importantes lugares dentro de las compañías de todo el mundo. Lo mismo pasa con Corea o Japón. Los orientales ahora mismo están copando el 50 o 60% de los puestos de trabajo. Su formación y mentalidad son maravillosas y la competencia es muy grande.

¿Y en qué situación se encuentra la danza actualmente en nuestro país?

En Canarias, vivimos en un territorio alejado de las corrientes artísticas. Incluso si hablamos del territorio nacional al completo, estamos alejados porque la danza en España siempre ha estado marginada, es un arte que no ha contado nunca. Tenemos tan solo dos compañías nacionales y parece que las tenemos más por obligación que por querer elevar la danza a otro nivel. Francia tiene entre 30 y 40 compañías, Alemania tiene 50 y Estados Unidos tiene más de 100 pero aquí la danza es la pobre de las artes y es una pena porque hay un talento enorme que se va al extranjero a trabajar. En la última generación que hemos formado en el centro tenemos a dos canarios, uno ya ha entrado en la compañía de la Ópera de París y el otro está en su escuela. Nuestros alumnos están por todo el mundo porque nuestro proyecto es enseñar a bailarines para que alcancen un nivel profesional.

Cuesta que las administraciones apuesten por crear compañías pero, por contra, la danza es un arte que siempre ha disfrutado de una buena cantidad de público.

El público acude a estos espectáculos pero en España se está produciendo una involución. Si se programa El lago de los cisnes con una gran compañía, la cita se llena, pero la parte contemporánea de la danza es más complicada. Existe un público más selecto y entendido que busca cosas nuevas pero es minoritario, como pasa en cualquier otro arte contemporáneo.

¿Entonces qué es lo que falta para que la danza ocupe la posición que se merece, mayor formación del público?

Lo que falta es un estado educacional general de la sociedad. Se educa a los niños en materias generales y muy poco en materias artísticas. La parte creativa siempre nos hará falta y a los niños hay que inculcarles precisamente esa parte. Yo apuesto por que en los colegios, desde pequeños, los niños tengan esa preparación a nivel creativo en todos los aspectos de expresión, como puede ser la danza o la pintura.

¿Cómo se presenta este año en cuanto a proyectos más allá del Centro Coreográfico de Las Palmas?

Este año lo hemos tenido muy parado. Yo trabajo mucho en Alemania o en Estados Unidos, donde tengo propuestas pendientes, pero está todo congelado. Ahora mismo el reto que tenemos tiene que ver con la parte docente, tenemos que garantizar la formación de nuevos artistas todoterreno porque lo que pide la profesión son bailarines polivalentes. Es necesario que todos tengan un amplio registro.