Tras dos años de investigación en la Sala eXlímite de Madrid (2018-2019), y después de un ‘working progress’ con funciones en la SIT de Gran Canaria, la autora consideró que la dramaturgia y la puesta en escena equerían “una revisión profunda” y, por lo tanto, se puede asegurar que vamos a encontrarnos ante el reestreno oficial de la obra. Puede definirse como una comedia dramática con tintes absurdos y surrealistas, cuyos temas principales giran en torno a la magia, los procesos creativos y el potencial humano, que se van hilando al viaje de una joven que cae en el seno de una familia de chamanes-charlatanes.

Este poderío que muestra la actriz Bibiana Monje con Pogüerful resulta, en buena medida, herencia de la propuesta teatral Lacura, su reconocido espectáculo anterior. “Para mí supone una segunda parte”, explica esta creadora, y es que “cuando uno sale de la programación mental aparece el poder y la magia, y me invento lo que me dé la gana, porque al fin y al cabo todo es un cuento”.

En unos tiempos donde la ciencia se ha convertido en religión, los científicos son elevados a la categoría de nuevos dioses y las vacunas representan lo más parecido a los milagros, Bibiana Monje no puede más que sonreír con profunda ironía ante tanta credulidad al tiempo que sostiene que “la magia es todo lo demás”.

Después de dos años de investigación en la Sala eXlímite de Madrid (2018-2019), tras un working progress con funciones en la SIT de Gran Canaria y algunas representaciones, la autora consideró que la dramaturgia y la puesta en escena de esta pieza requerían “una revisión profunda” y, por lo tanto, se puede asegurar que mañana, sábado, en el Espacio La Granja, nos encontraremos ante el reestreno oficial de Pogüerful.

“Me doy cuenta y entiendo ahora por qué he tardado tanto en poner en marcha este espectáculo y la razón está en que se trata de un montaje iniciático: es mi primera vez en un montón de aspectos”, subraya, incluso hasta en la intención de crear magia, y no esconde que cuando se inicia un proceso creativo sobrevienen “las resistencias”. De ahí que se haya dilatado en el tiempo, y hubiera sido igual con o sin pandemia.

Este miércoles, tras un ensayo con el elenco y la dramaturgia nuevas, asegura que “la cosa empieza a estar; hemos prescindido de veinte minutos del espectáculo; hay una de las actrices que es la cuarta en representar el papel y la obra comienza a trazar esa línea que creo puede funcionar”.

La obra corresponde a los instantes de espera previos al comienzo del espectáculo y puede definirse como una comedia dramática con tintes absurdos y surrealistas, cuyos temas principales giran en torno a la magia, los procesos y el potencial humano. A partir de mitos y ritos se va generando una simbología que es propia de la obra, que proyecta un espejo distorsionado del mundo en el que vivimos (acaso como aquellos espejos cóncavos del Callejón del Gato que provocaban el esperpento del que habló Valle Inclán) y que está cosido a las costuras del viaje de una joven que desea iniciarse en el mundo de la magia y, sin saberlo, cae en el seno de una simpática y diabólica familia de chamanes-charlatanes. La presencia de esa familia forma parte del espectáculo “y no se sabe muy bien si se trata de un fraude, de un grupo de estafadores o incluso de terroristas que vienen a reventar la obra, o bien están preocupados realmente por el proceso creativo de la autora. Y es algo que me interesa, porque el teatro que hacemos es chamanismo”, dice Monje. La intención que persigue no es otra que liberar al público de ese hechizo que lo envuelve, que lo atenaza y lo adormece.

Los convencionalismos sociales, las rutinas y las modas, también los modos de ser políticamente correctos, saltan por los aires en las representaciones que encarna esta artista, “porque ese es el comportamiento que como persona me impongo”. Ya en Lacura escenificó un valiente ejercicio de desnudez pública, en solitario, y ahora con Pogüerful, acompañada sobre el escenario, afirma que “estamos descubriendo qué es lo que pasa”, y asegura que “los desnudos van a ser más esotéricos”. Con todo, se han puesto al servicio de la obra, que cobra vida propia y se transforma.

Se puede concebir como un disparate, pero ordenado, que aparece como una realidad distorsionada, “porque es un reflejo de la propia realidad, bastante loca y antinatural, de ahí este código surrealista, del teatro del absurdo, hasta satánico...”, explica.

Agitación emocional

La agitación emocional que manifestaron algunos espectadores que tuvieron ocasión de acudir a las representaciones de la versión anterior, está entroncada, a juicio de Bibiana Monje, con la propia naturaleza de la obra, “creada para la mente pasional”. Y se sincera cuando descubre que “habrá gente que se levantará de la butaca, porque no van a consentir ni entender lo que allí se está representando”, porque ya ha ocurrido, y, por esta razón, sostiene que está creada para “las otras mentes” y habla de las mentes del corazón, de los intestinos... “Hay otros cuerpos capaces de asimilar la obra. La cuestión está en abrirse y disfrutar del viaje”, En definitiva, “uno puede no entender nada, pero seguro que no va a salir de la misma forma en la que entró”.

Ese es el objetivo que se plantea este espectáculo. “Habrá que ver si lo alcanzamos. o no”. Y en el tránsito que ahora inicia la pieza, de acá para allá, será ella misma quien vaya definiendo cómo quiere ser. “Cada día pasará algo”, subraya Bibiana Monje, para quien el teatro es un proceso vivo, en plena metamorfosis, y el siguiente proceso comienza “cuando el público entra en la sala, que es donde todo tiene lugar. Lo que sobra se irá y lo que debe quedarse, pues permanecerá”.