Puse
a secar
la camisa y los pantalones azules de los ángeles
y de los ojos del cielo el agua
y del alambre del mar puse a secar
la raya del horizonte y la arena de la playa
que tendí en la azotea
como una sábana marina y del muro la torre
de la iglesia y sus pájaros campanas
y de la nube puse a secar
la tarde y el ocaso del humo de la chimenea
de los barcos que en la noche
se perdían y puse a los peces mariposas
que igual puse a las gaviotas que jugando
se perdían alborotando acantilados
y al mar
y a los telegrafistas
de la luz.