El escritor y crítico de arte Juan Manuel Bonet (París, 1953) clausuró ayer el X Encuentro Arte y Pensamiento de la Fundación Cristino de Vera- Espacio Cultural CajaCanarias de La Laguna, con una conferencia en streamig que impartió en el canal YouTube de la Fundación CajaCanarias, en la que analizó la obra y el estilo del pintor francés Henry Matisse.

El que fuera director del Museo Reina Sofía de Madrid y del IVAM de Valencia, además del Instituto Cervantes, mantiene un estrecho vínculo con Canarias y muchos de sus artistas, cuya obra admira y valora en toda su dimensión. Óscar Domínguez, Martín Chirino, Cristino de Vera, Juan Ismael, Jorge Oramas o Luis Palmero, entre otros, son algunos de los creadores canarios que han atraído su preciada sensibilidad por la plástica durante muchos años.

La porte de la Casbah (1914) y Notre Dame (1914), derecha, obras de Matisse | | E.D.

Este poeta y crítico literario recuerda con cariño la época en la que fue miembro del Comité Asesor del Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea (IODACC), semilla de la que germinó el actual TEA (Tenerife Espacio de las Artes), junto a otros expertos entre los que se encontraban Emmanuel Guigon, Ana Vázquez de Parga o José Miguel Pérez Corrales.

“Es un bello museo con el que he colaborado con varios textos para catálogos y sigue siendo una referencia de Óscar Domínguez (La Laguna, 1906 -París, 1957), sobre el que ha habido muy buenas exposiciones. Creo que el IODACC, tengo tendencia a seguir llamándolo así, el TEA debe seguir siendo un museo que, junto al arte contemporáneo, debe tener esa referencia a Domínguez y su época. Es una misión que debe seguir cumpliendo”.

“Óscar Domínguez ha tenido la desgracia de ser muy falsificado”

La realidad es que la colección permanente que hubo durante años en TEA sobre Domínguez, pintor lagunero elegido en su momento como faro y principal atractivo de la institución cultural tinerfeña, su sello de identidad, se suprimió hace tiempo, aunque algunas de las piezas de los valiosos fondos que posee el centro forman parte de algunas muestras puntuales.

“En la época que participé en el comité se incorporaron unos fondos documentales importantísimos sobre vanguardias que creo tienen que llegar el momento de mostrarlos. Se ha informado de su existencia, pero no se han expuesto todavía. Me refiero al fondo espectacular del poeta creacionista chileno Vicente Huidobro y a la colección del poeta y pintor surrealista peruano César Moro, que están pendientes de exponer”.

“Óscar Domínguez ha tenido la desgracia de ser muy falsificado”

Con respecto al legado pictórico de Domínguez, que pertenece a la segunda ola del surrealismo, se mostró entusiasmado con su etapa cósmica. “Me parece fascinante y siempre que me sumerjo en el me vuelve a producir esa fascinación. Creo que sus cuadros de los años 30, con una influencia marcada de Dalí, tienen a la vez una mirada al propio paisaje canario. Una obra como Cueva de guanches, de la colección del Reina Sofía, es absolutamente emblemática. Es un cuadro que se anticipa de alguna manera a la mirada que después Chirino o Millares tendrán sobre ese pasado prehispánico del archipiélago. Para mi los periodos más interesantes son el canario y el cósmico”.

Este firme defensor del protagonismo que debe tener el pintor surrealista tinerfeño en TEA también comentó la inexistencia todavía de un catálogo razonado de la obra de Domínguez, aunque existe uno supuesto que incluye algunos cuadros falsos, además de una gran monografía de Fernando Castro.

“Óscar Domínguez ha tenido la desgracia de ser muy falsificado. Lástima, porque realmente le ha perjudicado mucho la aparición de muchos falsos en el mercado, pero a la vez hay que decir que sabemos que Domínguez falsificó en algunas épocas para poder sobrevivir. En un museo de Düsseldorf hay un cuadro del pintor metafísico italiano De Chirico que lo hizo Domínguez. El director del museo me dijo que lo habían descatalogado y que ponía ahora en la cancela Domínguez a partir de De Chirico”.

Juan Manuel Bonet, que también se refirió a la faceta literaria del artista lagunero, autor del poemario Los dos que se cruzan, es experto en surrealismo, movimiento al que también perteneció el majorero Juan Ismael (La Oliva 1907- Las Palmas, 1981).

“Es un artista al que conocí en Las Palmas. Sus paisajes de guerra gustaban mucho a la gente porque tienen una gran esencialidad. Me viene a la mente una obra suya en la que se observan un molino de viento y una palmera al lado. Lo relaciono un poco con la literatura de Agustín Espinosa y con Jorge Oramas, pero de otra manera. Tiene ese mundo como un poco metafísico. Me gusta lo que conozco de su obra literaria. También tiene esa doble vertiente de pintor y poeta”, apuntó este amante de las vanguardias que han surgido a lo largo de la historia del arte y la literatura.