La artista tinerfeña Romina Rivero (1982) toma el relevo de Dion Blake en la Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias (SAC) con una muestra que estará abierta hasta el próximo 11 de enero y que lleva por título En Fuga. La propuesta, ubicada en el espacio que el Gobierno gestiona junto al santacrucero Parque de La Granja y dentro del edificio de la Biblioteca Pública del Estado, puede visitarse de lunes a viernes de 11:00a 14:00 horas. Los lunes y jueves también se podrá ver en horario de tarde, entre las 17:00 y las 20:00 horas.

Huesos, hilos, dibujos anatómicos trazan el discurso de la creadora, que ya está inmersa en la preparación de otras dos exposiciones individuales que verán la luz el próximo 2021. Rivero estudió Bellas Artes en la Universidad de La Laguna (ULL). En 2019 realizó una residencia artística en TEA Tenerife Espacio de las Artes, sala de arte contemporáneo dependiente del Cabildo de Tenerife, de la que nació la exposición titulada El espíritu no es un hueso.

La artista recordó que estaba previsto que este proyecto se expusiera el pasado mes de mayo pero la pandemia retrasó el calendario del espacio. Para ocupar esta sala, indicó, fue necesario presentar la iniciativa a la convocatoria pública que anualmente abre el Gobierno de Canarias. En Fuga, de hecho, fue concebida ex profeso para las salas del edificio del Parque de La Granja. “Hay dos grandes instalaciones que son site-specific y que son un poco más complejas”, explicó.

No obstante, no todas las obras de En Fuga son de reciente creación. “Hay tres piezas en pequeño formato que son del año pasado. Además, otras dos son del 2017: dos dibujos muy pequeños a partir de los cuales fue caminando toda la propuesta y la investigación hasta el día de hoy”, detalló la artista. Completan la muestra dos grandes instalaciones, una de ellas mide casi 120 metros cuadrados y prácticamente ocupa toda la primera sala. “Las dos instalaciones son nuevas; casi que entre el 60 y el 70 por ciento de la exposición está formada por obra nueva”, matizó.

Rivero considera que su obra es absolutamente política

Rivero considera que toda su obra es “absolutamente política”. “Cuando enfatizo en la biopolítica es justamente porque los parámetros de la salud, más que nunca ahora en esta etapa neoliberal, responden únicamente a los intereses económicos”, lamentó.

Toda la angustia, toda la opresión que la autora siente por esa circunstancia, no impide que sea una persona “positiva y completamente vitalista”. Su sensibilidad le lleva a sentir la necesidad de “embellecer esa realidad”. “Sólo cuando reconocemos nuestras heridas, ya sean individuales o colectivas, encontramos el camino para poder seguir avanzando. Ese dolor me da el impulso para embellecer lo que me rodea y seguir adelante”, reflexionó.

La artista construye sus creaciones en torno a varios pilares que tienen mucho que ver con su forma de ver el mundo. “Mi obra es un tejido hibridado entre oriente y occidente”, aseguró. “Mediante la herida, la cicatriz y el trauma vinculado a lo corpóreo trato de definir o mostrar justamente la textura de las mismas”, afirmó la artista. “La obra describe y alude ese espacio vacío u olvidado del dolor, del duelo, que se omite en nuestra sociedad contemporánea y neoliberal”. Asimismo, reivindica a las “cuatro minorías que realmente no lo son y que le han otorgado fuerza para clamar dignidad a través de su creación: las mujeres, las personas con diversidad funcional, el colectivo Lgtbi y las personas racializadas”, recoge la nota de prensa emitida esta semana con motivo de la inauguración, ayer, de la nueva muestra.

La instalación que da nombre a la muestra, En fuga (2020), está formada por catorce maniquíes con acabados de acero inoxidable, tela, blonda, hilo metálico japonés, hilo y agujas. Mientras, Flor de espinas (2020), es la instalación y está formada por cuatro costillares de cerámica cromada en color oro, blonda e hilo. Completan el recorrido Desquebrantar (2020), Reunidas en silencio (2019) y Suturas. “Me posiciono desde la realidad social, el poder embellecer todo ese dolor, dignificar toda esa tristeza, toda esa muerte, es algo maravilloso”, comentó. “Siempre he sido así, desde muy temprana edad. Tengo la necesidad de embellecer el dolor, el sufrimiento, de sacar la mejor cara de la moneda”, añadió.

Coherencia

Sobre sus técnicas y materiales, Rivero especificó que intenta, de forma constante, relacionarse con “temperaturas y materiales naturales, lo más nobles o brutos posible”. Su preferencia son las materias primas más respetuosas como las madera, los papeles elaborados artesanalmente o las ceras naturales. “Es verdad que juego mucho con la cerámica, muchas de mis piezas son cerámicas cromadas en metales, en oro y plata principalmente. Es importante eso, tiene mucho de coherencia. Presento cuatro esternones con costillares cromados en oro pero son de cerámica. De nada me serviría que fuera metal, no sería coherente con el discurso”, aseguró. “Si lo piensas, polvo somos y en polvo nos convertimos”.

Todo el trabajo de Rivero se basa en una “estética zen”. Muy influida por el arte japonés, la filosofía oriental forma parte tanto de su producción como de su vida. “Todo se remite al biorritmo natural que nos conecta con lo que somos, en esencia”.

Además de esta muestra, Rivero expondrá el próximo año en varios puntos de Canarias. Por un lado, en abril se presentará con una individual en El Almacén de Lanzarote. En verano, llegado el mes de junio, estará también con sus piezas en una de las salas con más historia de Canarias, la lagunera galería Artizar.

Las imágenes que acompañan el reportaje muestran varias de las piezas y detalles de la nueva exposición. A la izquierda, Romina Rivero. |