Hoy hace justo 10 años que murió Adán Martín, el 10 del 10 del 10. Y toca un artículo sobre arquitectura y él, pero un solo artículo de Adán no es suficiente, se podría escribir un libro entero, para poder ser justo con él y con lo que significó para los arquitectos y también para las Islas, y sobre todo para las esquinas y espacios de esta isla de Tenerife que, por todo el tiempo que fue presidente del Cabildo, fue la que más a fondo trabajó y pensó.

Su contribución vital a la arquitectura sobrepasa el nivel de Canarias, es un personaje público de este país (sí, de todo el Estado) que destaca entre la mayoría de políticos que han tenido responsabilidades parecidas a las que él tuvo. Adán en Tenerife (la isla como conjunto), Pasqual Maragall en Barcelona, Xerardo Estévez en Santiago de Compostela, Iñaki Azkuna en Bilbao son los grandes nombres de las transformaciones urbanas lideradas por políticos mejor llevadas en toda España durante los 41 años que llevamos de democracia. Puede que se me escape alguien pero estos sobresalen entre los mejores, y Adán estaba entre ellos. Creo que no destacó más a nivel de Estado por lo de siempre, Canarias está muy lejos, todo llega tarde, tanto de ida como de vuelta y el reconocimiento a los canarios en Madrid se hace duro de conseguir.

Volviendo a Barcelona. Adoro a Oriol Bohigas, como arquitecto y como urbanista, y como arquitecto en cap que fue de la ciudad, y eso lo sabe él y su mujer, otra esplendida arquitecta, Beth Galí, pero Bohigas no habría sido la mitad de lo que fue sin el apoyo incondicional de Maragall (probablemente y viceversa), lo mismo que le pasó a César Manrique con el apoyo incondicional de Pepín Ramírez. Y en eso Adán también se parecía a Maragall, en intentar rodearse de los mejores, en lanzarles retos, órdagos para ponerlos a pensar sobre cómo solucionar problemas que tenía la ciudad, la isla, el archipiélago en nuestro caso. Pero les superaba a todos. Tenía un cerebro privilegiado.

Adán no solo se preocupada por la arquitectura en sí misma, sino por el papel de las instituciones, leyes, etc. que velan por la defensa del profesional de la arquitectura, y por las obras arquitectónicas, por las oportunidades (contratación, concursos, etc.) que podía dar al sector, y por la colaboración y coordinación que podía y debía establecer con los colegios de arquitectos. Y eso que él era ingeniero industrial, y ya sabemos cómo de proteccionistas son en el gremio de los ingenieros (y qué bien les va en relación a cómo se organizan los arquitectos, desde mi punto de vista bastante perdidos desde la crisis de 2008 como colectivo).

Por eso, los mejores concursos de arquitectura de esta democracia en Canarias, prácticamente todos, aunque afortunadamente también ha habido algunos otros políticos a los que la arquitectura ha llegado a interesar (como a Jerónimo Saavedra, otra rara avis política en materia cultural), fueron impulsados por él, por Adán Martín. Incluido el organizado por Saavedra para la presidencia del Gobierno de Canarias en Tenerife, porque? ¿por qué no se hizo lo mismo en Las Palmas de Gran Canaria? Los dos edificios, las dos presidencias son incomparables entre sí. Una, fruto de un buen concurso de ideas, y la otra ni idea de cómo fue posible que se hiciera un edificio tan vulgar y poco representativo (lo siento mucho por la ciudad de Las Palmas pero es que es una evidencia). Saavedra me contó que no pudo ser, y que el solar era problemático, pero aún así, fue una oportunidad perdida. Supongo que ya da igual, y de eso no trata este artículo, sino de lo positivo que sí pudo hacer Adán: las ramblas uniendo barrios, los nuevos parques de Santa Cruz (hizo un emblemático y todavía recordado concurso de ideas para cinco parques en la ciudad), su lucha por abrir Santa Cruz al mar, su amor por los detalles, por las esquinas bien terminadas, por los muros de piedra que ordenaran las zonas agrícolas, por las obras bien hechas...

Así era Adán, preocupado por el conjunto y sin perder de vista los detalles. Lo que me pregunto es, si lo tengo tan claro ¿por qué no lo imito más? Y si ni siquiera yo lo hago, que estoy tan comprometida con él y con sus ideas, ¿por qué me sorprende que ni un alcalde ni presidente de cabildo siga su ejemplo? Fue demasiado especial, con una visión amplísima de la vida en común, de los ciudadanos. Tuvimos un lujo en Canarias durante un tiempo que no sabemos si se repetirá. Ojalá.

(*) Abogada y doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea