En esta nueva serie hay dos clases de monstruos: los lovecraftianos

A través de la historia creada por Matt Ruff, volvemos al pasado y lidiamos con la época Jim Crow, alrededor de la cual existe un trauma latente. Hay problemas que no se han resuelto del todo. Mucha gente que no es de color ignora todo esto, y quizá gracias a la serie entiendan por qué seguimos donde seguimos.

Aquí el monstruo es una manifestación del racismo. En la obra de Lovecraft podía serlo del otro, de las minorías. ¿Cómo se lleva con el autor?

Sé sobre su pasado, sé cómo pensaba, cuáles eran sus opiniones. Mi opinión es que Lovecraft era un tipo oscuro y un escritor brillante. Al menos supo convertir sus peores instintos en arte. Ojalá todos pudiéramos hacer eso: coger nuestros defectos y hacer con ellos algo bueno.

¿Hubo algún aspecto de los guiones de Territorio Lovecraft que le impactara especialmente, quizá por tocarle de cerca?

Por ejemplo, estoy preocupado por el tema del colorismo. Incluso dentro de nuestra propia comunidad nos tratamos de una forma u otra en base al tono de piel. Es una de las muchas capas de la historia, sobre todo por la relación entre Letitia y su hermana Rose. No se dice en voz alta, no está en el guion, pero el colorismo está ahí.

¿Cómo encaró la construcción de un personaje tan complejo como Montrose, enfrentado a sí mismo y a sus demonios?

Desde luego, es complejo. Tuve que bucear hondo para dar con la verdad del personaje. Está luchando por conocerse como hombre, por saber cuál es su sexualidad, cómo ser un hombre, cómo ser un hermano? Son cosas con las que yo mismo he lidiado o estoy lidiando ahora.

¿Qué ha estado viendo en estos meses de encierro?

Ahora mismo estoy obsesionado con P-Valley. Como Misha Green [ showrunner de la serie Territorio Lovecraft], Katori Hall es una fuerza a tener en cuenta. Y hace unas semanas me di un atracón de The boys, una visión interesante del mundo de los superhéroes.