La Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) se despidió ayer de su público en el último concierto del ciclo de reapertura de la formación y Auditorio de Tenerife. La cita, que había agotado todas las entradas a los pocos días de salir a la venta, llegó con sorpresa: el aumento del aforo gracias a las nuevas especificaciones sanitarias. Gracias a eso, ayer se sacaron a la venta otros cien pases hasta llegar a las 400 butacas ocupadas para esta sentida despedida al ritmo de la Séptima de Bruckner.

La Sinfónica hizo un magistral recorrido por los cuatro movimientos de la S infonía nº7 en Mi mayor para orquesta de cámara de Anton Bruckner (1924-1996) con arreglos de H. Eisler, E. Stein y K. Rankl.

Fue la primera vez que la formación tinerfeña ofrecía esta versión. La cita contó, además, con el director honorario Víctor Pablo Pérez, que siempre consigue granjearse el cariño del público tinerfeño. Con el de ayer, la OST cerró anoche el programa de cuatro conciertos que hubo que ampliar en varias ocasiones con una cita doble para dar respuesta a la gran demanda de entradas. Además, estos recitales han servido para volver a abrir al público el principal recinto cultural de la Isla, que además se ha convertido en el primer auditorio español en conseguir el certificado Aenor por su protocolo sanitario ante el Covid-19.