Tras la desaparición de The Fall por el triste fallecimiento de Mark Smith, Wire se ha convertido en la única banda del postunk británico que publica discos con regularidad fiel a las ideas de sus inicios. Y esto destacó especialmente durante la pasada década, en la que el grupo grabó cinco álbumes siempre interesantes y vitalistas en los cuales el cuarteto jamás perdió el pulso al profundizar en ese sonido matemático y placenteramente cerebral que inventaron a finales de los setenta.

Ahora, y nada más empezar la nueva década, la banda inglesa sorprende a propios y extraños con este Mind Hive, uno de los mejores trabajos del grupo desde su reaparición en 2003, fecha de reactivación de la banda, en la que comienza su segundo periodo. Publicado tres años después de un Silver Lead algo irregular, este decimosexto álbum oficial del proyecto que lidera Colin Newman se mueve en sutil equilibrio entre la experimentación impredecible de sus inicios y la contundencia instrumental del momento actual.

Con tres de sus miembros originales aún en el proyecto (el vocalista y guitarrista Colin Newman, el bajista Graham y el batería Robert Grey) y con un cuarto integrante incorporado en 2010 (el guitarrista Matthew Simms), la formación londinense vuelve a dar otro ejemplo de fidelidad a unos principios que hará las delicias de los amantes de las aventuras musicales. Tras un Be like them inicial que transita por los ambientes inquietantes tipo Bauhaus, títulos como Cactused y Off the Beach, con la sutil compenetración de las guitarras, reflejan el nivel de Newman y Simms alcanzado con las seis cuerdas en dos grandes ejemplos sobre cómo componer piezas de calidad con aspiraciones comerciales.

La banda se acerca en algunos momentos al post rock clásico ( Unrepentant y Shadows) y otras al noise de los noventa ( Oklahoma y Hung) es este excepcional trabajo que muestra el buen estado de salud de una formación imprescindible que influyó a todo ese brit-pop inteligente que surgió en los noventa con formaciones como Elastica, Bloc Party, The Futureheads o Franz Ferdinand. Y transmite la posibilidad de disfrutar de unos músicos que no han sucumbido a la vana comercialidad de compañeros de generación del tipo de New Order, The Cure, U2 o Simple Minds.