Hasta ahora representaba la quintaesencia del rock más inconformista e impredecible de este siglo XXI. Sin embargo, la cantante de Jacksonville ha sorprendido a sus seguidores con esta obra introspectiva interpretada únicamente a piano, aunque haya regado su docena de trabajos en solitario, desde que comenzara en 1999 hasta ahora, de piezas de este tipo.

Lo cierto es que, analizando su carrera, desde sus inicios en el efímero grupo de folkpop Crowsdell, hasta nuestros días, Shannon Wright ha llevado una carrera tan interesante e iconoclasta como Nick Cave y tan versátil y completa como el mismísimo Peter Hammill, dos de los mayores genios que ha dado la música contemporánea.

Sea como fuera este nuevo trabajo supone la madurez de una artista que, desde 2004, cuando publicara el maravilloso Over the sun, hasta 2017, fecha en la que culminara ese periodo de gracia con el no menos imprescindible Division, ha producido seis obras maestras de sonido tan personal como inclasificable en las que ha sabido manejarse con una inusitada habilidad por los parámetros del mejor underground, hardcore y avantgarde posible acorde con las necesidades de estos tiempos que corren, y con uno textos que irradian a veces una profunda melancolía y otras una rabia desatada ante la estupidez humana.

Sería fácil mencionar grandes damas como Joan baez o Patti Smith como precedente, pero en este caso la fuerte personalidad de Wright no encuentra un fácil precedente al que agarrarse. Previamente, la genio norteamericana pudo coquetear con el folk y el country en sus cuatro primeros trabajos y realizar una colaboración imprescindible con Yann Tiersen con un resultado tan recomendable que, a día de hoy, supone el verdadero punto de inflexión de su extraordinaria carrera en solitario. Ya el primer tema, Fragments, la cantante y compositora es capaz de recrear el mismo lirismo de Erik Satie con la angustia vita de Beth Gibbons en los primero tiempos de Portishead.

Wright mantiene ese nivel de dramatismo en piezas como las angustiosas These present arms o Someday. Pero demuestra su habilidad con el instrumento en melodías de carácter más clásicas ya sea con cierto halo de romanticismo como sucede con Close the door, o más contemporáneo del tipo de la genial Wish you well.