El libro Nuestros 80. Cuando las bandas urbanas morábamos las calles de Santa Cruz (calle Juan Pablo II, 35), este viernes 15 de noviembre, a partir de las 20 horas, dentro de las actividades paralelas del Festival DocuRock 5. El acto contará con la presentación del periodista especializado en literatura Eduardo García Rojas. El libro está editado por Los 80 pasan factura.

"Escojo el seudónimo de El Cuarto Gato porque me veo reflejado en la personalidad de los gatos. Me gusta mantenerme en un segundo plano. También está relacionado con el monumento al gato, de Óscar Domínguez, que está en el parque García Sanabria", apunta.

"Lo que está en la novela pertenece a mucha gente. Mezcla ficción y realidad. También salgo yo", revela El Cuarto Gato. "La escena del rock en las calles de Santa Cruz en la década de los 80 era variopinta porque variopintas eran las bandas que existían en aquella época. Había siniestros, punks, rockers, mods o technos. La escena era muy variada. Cada tribu urbana tenía sus zonas y sus características propias. La Rambla, entre la plaza de La Paz y la plaza de toros, era el punto de unión de todos los grupos, era un auténtico hervidero, sobre todo, los fines de semana", afirma.

Cree que el rock siempre ha estado marginado en Canarias porque: "Primero estuvo reprimido por la dictadura. Hasta principios de los 80 no se produjo la explosión sonora. Surgieron programas locales. A finales de los 70 surgió Escorbuto Crónico en La Laguna, el primer grupo punk de Canarias. El rock está vinculado a las ganas de libertad que tenía la gente". "Una banda que me impresionó cuando la vi fue Castillo Interior, un grupo de after punk. Para mí fueron los Joy Division canarios. No tuvieron el éxito que se merecían. No llegaron a grabar ningún disco. Hace unos años Los 80 pasan factura sacaron a la luz el discoCanciones desenterradas.

Los locales para escuchar rock escaseaban en los 80. "En la calle Salamanca, había un bar que se llamaba Los 60, que ponía rock duro y heavy. A finales de los 80, abre Espacio 41, que luego cambió el nombre a El Andén, y, a principios de los 90, en Valle de Tabares, surge el local Ruta 66", aclara.

"He escogido el formato de conversación entre colegas porque me divierten los diálogos, que los personajes interactúen. Me gusta confrontan opiniones. En los 80 mucha gente se reunía en la calle a hablar, también en parques, e, incluso, en cementerios. En esa época era siniestro, vestía siempre de negro, y escuchaba a Depeche Mode", especifica. "Me hice siniestro porque mientras los compañeros de mi clase escuchaban música disco a mí me gustaban los sonidos oscuros. También había un impulso de rebeldía, el de ser diferente a los demás. Ahora me defino simplemente como persona", especifica.

Respecto al actual panorama de la escena rock en las islas piensa que: "Ahora vienen bandas como Aerosmith o solistas como Bruce Springsteen, pero no contemplo eso como escena del rock en las islas. Ahora más grupos canarios editan discos porque hay más facilidades, pero siguen siendo minoritarios. Por ejemplo, The Vinylos, han tocado en Berlín, en Liverpool. Han salido en listas de radio en Inglaterra, pero tienen que vivir de otros trabajos. Pumuky, GAF, Los Vinagres hay muchos grupos de calidad".

Sobre el porqué el público sigue los dictados de las modas en la era de internet opina: "La gente es muy cómoda. Prefiere escuchar lo que está de moda y no hacer el esfuerzo por buscar nuevos grupos. En los 80 si querías estar al tanto de las novedades de música rock tenías que viajar o tener correspondencia con gente de fuera de las islas. El criterio musical se forma investigando", apostilla.