Hubo que trasladar al público del salón de actos pequeño al grande del Espacio Cultural CajaCanarias de Santa Cruz porque algo más de doscientas personas sintieron la llamada del ciclo La Condición humana, que en esta ocasión estuvo protagonizado por el escritor extremeño Luis Landero y el tinerfeño Juan Cruz Ruiz, quienes dialogaron sobre el arte de escribir, la naturaleza del ser humano, la situación política de España, la exhumación de Franco o las contrariedades que asolan este país de las autonomías, entre otros asuntos de curiosa actualidad.

El periodista y escritor portuense Juan Cruz Ruiz, "un provocador del diálogo", según su amigo y admirador Luis Landero, destacó dos de las obras de Landero que adquirió a la entrada del complejo Cultural de CajaCanarias, donde había a la venta una selección de los libros de ambos autores, los titulados El balcón en invierno y Lluvia fina.

El primero demuestra el descontento, aunque "es un libro feliz que se lee como si estrenará una bicicleta, un homenaje a la vida local en invierno y en un balcón", señaló. Con respecto al segundo adelantó que fue publicado en el año de la crisis. "Es un libro de sustantivos sobre la locura que se produce en el mundo. Asistimos a las locuras que afectan a los países y a las familias, a todos".

El Premio Nacional de Literatura extremeño agradeció las palabras introductorias de Cruz y del buen rato que había pasado en Anaga con las explicaciones ofrecidas por Álvaro Marcos Alvelo sobre la flora que la habita.

"Escritor es el que observa mucho, archiva, mira y las conclusiones las saca en soledad cuando las recuerda y le añade la imaginación", indicó Landero, además de que para escribir hace falta lentitud, recogimiento y soledad.

Tras explicar el momento que vivimos como estelar, "nunca se ha vivido tan bien como ahora, con años de paz y democracia", consideró que hay miedo, motivo por el que sale el instinto de la manada, que viene de la globalización y de la falta de pertenencia a un lugar, del miedo al extraño, de la desconfianza ante el extranjero.

Con respecto a la política, el autor de Lluvia fina apuntó que España es un país enfermo y que la política no es un arte de salvación, además de criticar el excesivo tiempo que se le dedica en este país en los medios de comunicación. "España es un país enfermo, ya lo decía Ortega. Vivir de la confrontación y del exceso de la política que ha invadido la vida privada ha credo un ambiente tóxico".

Juan Cruz sacó a colación el tema de la exhumación de Franco, a lo que Landero contestó que era una vergüenza que se haya hecho tan tarde, 44 años después, aunque tampoco era para tirar cohetes porque desde su punto de vista los españoles no nos queremos, excepto durante la transición. "Todos contentos como niños con los zapatos nuevos, pero fue fugaz, volvimos a no querernos".

También se aludió al momento en el que la derecha española obtuvo la mayoría absoluta, según el periodista portuense. Landero corroboró que con el gobierno de Aznar "empezó a crisparse y desautorizarse todo y otra vez esas dos miradas irreconciliables. Tengo la sensación de que las única derechas civilizadas que ha habido en España han sido el PSOE y UCD".

La última parte de este encuentro se centró en el proceso creativo de Lluvia fina, la obra que está más cerca de su corazón, que surgió a raíz de una noticia que leyó en El País en 2017 sobre una familia que se reunió tras un tiempo sin verse, historia que posiblemente tendrá su versión teatral y cinematográfica.

"Se activó el mundo interior en mi, que estaba oculto y salió. Vi la novela hecha, todas mis experiencias personales, de mi familia, mis amigos, los libros. Todos somos sabios de las familias. Todos esos agravios sencillos familiares por los que se puede hacer una tragedia. Todos tenemos experiencia en esto".

Asimismo, confesó que lo que describe en esta obra tiene mucho que ver con su propia vida y con la realidad imperante en el país; además ambos mostraron su amor por la poesía, aunque a Landero se la descubrió una de sus abuelas. El valor de la poesía, la sensualidad, la voluptuosidad, el placer, la música de la palabra, entre otros atractivos innatos.

Landero también reveló que él escribe lo que le dicta la sangre, no la inteligencia, tiene que escribir con las tripas. "He ido vendimiando mi vida, mi infancia, que no se agota jamás ... "; mientras Cruz admitió que "escribir es siempre como pagar una deuda".