En un mundo en el que cada vez las comunicaciones personales son más distantes y frías, vía internet o móvil, generalmente, la existencia de la ancestral narración oral escénica recuerda la magia y la vigencia de la palabra y de las historias contadas vis a vis. Ese es el papel que cumple con ahínco desde hace veinte años el Festival de Narración Oral Verano de Cuento de El Sauzal, gestado en el grupo tinerfeño Teatrofia.

Este encuentro, quizás uno de los más veteranos de su naturaleza en el panorama isleño, ya se acerca a su fin, que se celebrará el próximo viernes, 30 de agosto, con el Gran Viernes, una jornada en la que intervendrán por ahora los trece inscritos registrados hasta el momento, entre profesionales y otras personas del público.

Para hoy está prevista, a partir de las 21:00 horas, en uno de los laterales al aire libre de la iglesia de San Pedro de la villa norteña, la actuación de la tinerfeña Elena Castillo (Santa Cruz de Tenerife, 1957) y la argentina Vicky Dos Santos (Misiones, 1985), quienes desmenuzarán ante el público sus cuentos sobre retratos y memorias surgidas de sus propias experiencias, que serán traducidos al lenguaje de signos, una de las últimas apuestas realizadas por el festival.

La argentina Vicky Dos Santos, que reside en Lanzarote desde hace cinco años, antes vivió en Gran Canaria, participa por primera vez en este evento, al que asiste con mucha ilusión porque le encanta esta práctica cultural tan directa con el público. "Cada vida merece ser contada, sólo así comienza a existir y perdurar en los demás", defiende esta actriz.

Enseguida aclaró que lo que va a presentar en la localidad tinerfeña son "la historia de la vida de otras personas, algunas son fantasías y otras pueden ser realidad, pero simplemente son vidas que merecen ser contadas con un poco de magia, de música. A veces, cuando las palabras no salen contadas se tiene que cantar", comentó esta educadora infantil que en sus recitales de narración suele estar acompañada por la música de un violonchelo, no en esta ocasión, porque así lo establecen las normas del festival.

La naturaleza de los relatos o microrrelatos que conforman su repertorio proceden la mayoría de sus propias vivencias, aunque otros son de autores como Eduardo Galeano, otros son anónimos y de corte popular procedentes de otras latitudes como el Pacífico colombiano o la India.

"Muchos son de mujeres muy valientes, de madres que han criado a sus hijos solas, como me ha tocado a mí y a otras familias que les ha costado en épocas duras salir adelante, sacar toda esa energía y esa creatividad, ya que a veces la vida nos ayuda con la magia. Dentro de los cuentos hay personajes mágicos, como la luna".

Ella tiene muy claro que todo lo que cuenta con humor y ciertas dosis de improvisación en las sesiones públicas a las que asiste encierra una enseñanza, cuestiones como evitar la envidia, la búsqueda de la libertad o la lucha de la mujer por defender sus derechos, entre otros asuntos de interés que presiden la escala de valores de su existencia.

Dos Santos, que pisa por primera vez este escenario tinerfeño, hasta ahora ha actuado en Lanzarote, Gran Canaria y La Palma, además de una escapada que la ha llevado hasta Senegal, destacó el brillante papel que cumple la narración oral escénica.

"Porque estamos perdiendo la capacidad de inventarnos lo que queremos a partir de la palabra. Estamos perdiendo esa capacidad de creatividad que tiene el ser humano, que es impresionante. La palabra nos ayuda a recordar eso. Para mí, cuando el narrador cuenta una historia y el oyente le escucha, cada uno se crea su propio viaje de otra manera. Creo que es un viaje por medio de la palabra".

Memorias

Elena Castillo compartirá con los presentes, con una media de más de cuatrocientas personas cada día, el espectáculo Memorias de una majorette, un recorrido por algunos recuerdos de la niñez que pueblan su mente y en los que se refleja lo que fue y lo que es hoy.

Este actriz por afición, que comenzó su andadura en el mundo de la narración oral desde más o menos el año 1995, explicó que "lo de majareta tiene que ver con un himno que nos ponían las monjas cuando hacíamos gimnasia, aunque solo era un rato".

Castillo, que se jubiló hace unos años, adelantó que "la función que voy a hacer son historias que las he contado alguna vez, pero nunca juntas. Quedan bien unas con otras porque hablan del paso del tiempo, de cómo han cambiado las costumbres, algunas afortunadamente, otras no. Las costumbres a la hora de comer, cuando éramos comedidos, ahora tiramos la comida, algo que no deja de asombrarme. Antes todo era aprovechable y no podíamos dejar nada en el plato, ahora hay determinados sitios con renombre que dan raciones minimalistas y Master Chef, que nos tiene un poco obnubilados".

El paso del tiempo y sus efectos han determinado la elección de las realidades que ha elegido para transmitir a los demás, sobre todo aquellos recuerdos procedentes de su estancia con las monjas, "las de comer y otras que pasaban con la sección femenina, con lo que querían conseguir con nosotras, o con las monjas, que nos hacían cantar Cara al sol por las mañanas, rezar el rosario y tomar un vasito de leche en polvo en un recipiente de aluminio por las tardes, bordar, coser...", son algunas de las secuencias que rememorará hoy en su intervención ante los presentes en El Sauzal.

Todas estas experiencias y anécdotas personales, "me gusta contar sobre todo cosas que han salido de la realidad", matizó, han pasado por el tamiz de la crítica y el humor. "El enfoque que le doy es mirarlo con distancia en el tiempo y la ventaja es que podemos verlo con humor, de otra manera, porque la realidad era lo que era, bastante gris. El humor está presente, sin eso no se puede vivir", apuntó.

Cualquier experiencia que se le cruce en el camino, le impacte y le produzca una reflexión, además de desconcierto, son carne de cañón para engrosar su repertorio de cuentos para narrar. Son resortes a través de los cuales surgen ideas que contar.

"Las historias son las que me buscan a mí, uno se deja llevar y encuentras el hilo. Es la parte más gratificante para mí, que las historias aparecen solas", aunque otras parten de sugerencias de otros colegas y amigos/as.

"El de la costumbre de comer surgió con las amigas del grupo Compañeras apalabradas, porque ellas querían hacer una sesión de cuentos que tenían que ver con la cocina y yo acababa de leer la obra El hambre. Al final, junté la cocina con cosas que siguen pasando".

Esta amistosa cuentacuentos, que ya ha intervenido en varias ediciones en este prestigioso encuentro sauzalero, es una asidua del festival, al que acude tanto para difundir sus ocurrencias si le invitan como para escuchar las de otros. "Me gusta mucho reunirme con la gente que tiene la misma pasión por escuchar historias".