De un tiempo a esta parte, los papeles que ha protagonizado la actriz tinerfeña Paola Bontempi han estado sostenidos en guiones de cine fantástico, thrillers y suspense. Así ha venido sucediendo, de manera consecutiva, en los cortos El ataúd de cristal, La máscara de la cordura (con el que alcanzó un premio de interpretación en Nueva York) y, más recientemente, con el trabajo El fin de todas las cosas.

"No lo estoy buscando, pero, de hecho, en el mes de noviembre se estrenará en España un largo que rodé en Italia el verano, con actores británicos y una trama terrorífica", demonios incluidos, titulado In the trap ('En la trampa'). "Interpreto a la madre de un chico que tiene la capacidad de ver cosas bastante extrañas".

De aquel perfil de mujer guapa, que a lo mejor limitaba el horizonte de su espectro interpretativo, ha pasado ahora a trabajar papeles más densos, un cine más de género.

Lo cierto es que en cada una de esas pequeñas apariciones en la gran pantalla ha conseguido mostrar su particular sello interpretativo y, además, con el reconocimiento en forma de premio. Así fue en la Sección Fant en Corto Vasco, donde logró el galardón a la mejor interpretación por El fin de todas las cosas, concedido por la Unión de Actores Vascos.

"Me hizo mucha ilusión y más aún porque me lo concedieron los compañeros de profesión", algo que la refuerza.

Sobre el que hasta ahora es su último trabajo descubre que "hay una relación entre dos mujeres que no empieza con buen pie y que termina aún peor: no termina de cuajar", explica.

Está basado en un relato de literatura gótica que lleva por título Sredni Vashlar, del escritor británico Saki, y cuenta la historia de Victoria, interpretada por la actriz Lucía Pollán, una adolescente que acaba de perder a sus padres y que en su nueva condición de huérfana queda a cargo de una pariente lejana, el papel que encarna Paola Bontempi.

De su rol dice la tinerfeña que "se trata de una mujer que vive sola en una gran casona, de un carácter muy estricto, con un comportamiento siempre sujeto a los dictados de la corrección y profundamente religiosa".

La niña presenta una actitud errática y un aspecto enfermizo, razón que lleva a su parienta a intentar curarla, pero aplicando unos métodos muy particulares: baños de vapor y asistencia a los oficios religiosos.

La relación, por tanto, también se irá convirtiendo en "enfermiza", y eso va provocando un clima de rivalidad entre ambas. Victoria no mejora y, paralelamente a esta situación, el personaje de Paola se ve aquejado de unos intensos dolores de muelas. "Y cuantas más visitas hace la niña al cobertizo que hay en el jardín, más se acentúa este dolor", dice la actriz, que no quiere descubrir el porqué. "Ya se entenderá por lo que es".

Con todo, este corto que dirige Norma Vila, según guion escrito por ella misma y Urko de los Ríos, no pretende dejar un mensaje a la manera de una moraleja, "sino la relación negativa que se da entre estas dos mujeres".

Además, destaca la actriz, "sigue con fidelidad el relato en el que se basa", al tiempo que descubre cómo también hay rasgos de la película Stoker, que se perciben tanto en la estética luminosa y en la ambientación de época, "además de la relación que se genera entre una madre (Nicole Kidman) con su hija adolescente", referencias de la película Sacrificio de un ciervo salvaje, dirigida por Yorgos Lanthimos, "sobre todo a nivel actoral".

Pero frente a lo luminoso y en apariencia pomposo del ambiente de la casona, subyace "una atmósfera oscura, en consonancia con la propia historia", que ha sabido. Y no es que se pretenda que sea de época, pero sí que evoque lo dramático".