Se declara enamorada de Garachico, a pesar de llevar solo unos días en la Isla Baja. También de Roberto Torres, director artístico de Cuadernos Escénicos.

Andrea Catania (San José de Costa Rica) ha impartido un taller como parte de la programación de la octava edición de este certamen de danza y ha percibido otra corporalidad, tanto en el alumnado como en la gente del municipio. Considera su presencia en Cuadernos Escénicos "como un regalo" y sostiene que "la creación artística puede darse en un apartamento 2x2 en Nueva York, en una montaña o en Garachico".

Después de haber bailado en diferentes partes del mundo, ¿qué sensación le ha provocado llegar a un espacio como Garachico?

Había venido a bailar al MásDanza en una extensión que tiene en Tenerife. Allí conocí a Roberto Torres y la verdad es que nos enamoramos. Luego vine en septiembre al Teatro Victoria. Considero que aparte del vínculo artístico tiene que haber un vínculo humano. Garachico es un lugar hermoso que te da paz y tranquilidad, pero al mismo tiempo hay una carrera porque tienes que hacer el taller y ofrecer el resultado. Es el contraste entre mucha intensidad en lo que estás haciendo frente a la calma del pueblo. Es un balance que uno debería tener en la vida. Tiene una magia especial el pueblo, lo poquito que llevo acá me va enamorando.

¿Cómo se desarrolló el taller?

El taller ha sido muy hermoso porque la gente tiene un nivel bastante alto, profesional. Hay códigos que ya conocen y es más sencillo trabajar, empezar a profundizar a pesar de que hay poco tiempo. El reto es que no se conocen entre ellos y por esta razón te planteas un doble desafío: generar algo pero, al mismo tiempo, hacer grupo. Hay que generar, enseñar y crear. El reto es grande. Hemos tenido una parte más técnica que es la de El camino de los huesos y luego una más experimental que va surgiendo en base a cómo los veo. Los observo mucho y percibo qué quieren contarme.

Su compañía se llama Lasafueras, ¿por qué este nombre?

Lasafueras porque geográficamente, en Costa Rica, nuestro espacio de creación está literalmente a las afueras. Metafóricamente, pretendemos estar a las afueras de lo normal, de lo comercial. Tratamos de investigar o hacer cosas más experimentales, extrañas, que no necesariamente gustan. Da ese chance de probar. Lo hago junto a mi pareja, Álex Catona. Hemos creado una relación artística basada en el respeto. Todo el mundo nos dice que es difícil, pero hemos logrado una complicidad a través de los años.

¿Pero para crear necesita estar a las afueras o en un sitio tranquilo?

Para nada. Son diferentes procesos. Puedes crear en pleno Nueva York en un apartamento 2x2, en Garachico o en una montaña. Creo que depende mucho del momento de tu vida o las circunstancias que te toquen y aprovechar todo a tu favor.

¿De dónde proviene su principal fuente de inspiración?

De mi hija, puede ser. Hay muchas maneras de trabajar, cada montaje tiene su diferente forma de inicio. Muchas veces son cosas personales, íntimas, ya sea la pérdida de alguien, de un familiar, mis miedos o muchas veces un tema específico de algo que quiero trabajar, como la violencia o las maras en Salvador o en Méjico, entonces ahí me nutro de fuentes de información. Va variando; de repente viene de algo muy adentro o viene de cosas externas.

Habla de no convencionalidad y experimentación, ¿qué busca?

A veces es como ponerse en lugares incómodos. Todos sabemos cuál es nuestro fuerte, yo sé que llevo muchos años bailando y tengo una cualidad que ya he desarrollado, entonces trato muchas veces, aunque da miedo, salir de ahí. Decir bueno ¿qué pasa si ahora experimento con el texto? O 'hago algo más teatral. Me muevo menos o no me muevo'. Es ponerte en lugares donde no necesariamente te pondrías porque te quedan incómodos o porque no te gustan pero una vez que logras hacer ese click empiezas a descubrir un montón de cosas que no harías.

¿La gente tiene idea de la genial herramienta que es el cuerpo? ¿Hasta dónde podemos llegar?

No tenemos idea de adónde podemos llegar, no. Lo empiezas a descubrir y a descubrir y no hay límite. Sí sabemos un poco dónde, pero? ¡Podríamos llegar tan lejos o conocernos tan bien! Creo que nos conocemos muy poco. No se nos enseña a conocernos o a conocer al otro, no hay tiempo.

¿Qué destaca de Roberto Torres?

Bondad, simpleza. Hay una cuestión de bondad, de dar, no es una simplemente una cuestión estratégica que, por lo general, los productores y la gente de este mundo siempre buscan. Roberto destila una transparencia muy pura. Es simple: si le gusta, te lo dice, y si no, también.

¿Qué espera de un certamen como Cuadernos Escénicos?

Al sentir la presión de tener que mostrar algo ya empiezas a mostrar todos tus colmillos y tus herramientas, o sea, espero no tener que sacarlas y dejar que fluya y así quedarme con la gente. Espero no caer en la tensión de que tiene que haber un producto que se va a dar igual pero espero llevarme relaciones, gente, preguntas?

¿Es diferente?

Trabajo mucho en Latinoamérica aquí lo que noto es otra corporalidad. Para una como bailarina, que corre tanto, acostumbrada a tener que correr siempre, que si las clases, que los ensayos? De repente estar junto a este grupo de chicos, parar una semana y congelarte al lado del mar e investigar y conocer gente es casi como un regalo de vida. La vida te dice te regalo que mires al mar y pienses y te cuestiones para qué bailas.

Muestra fotográfica

Ha quedado inaugurada la exposición fotográfica de Jesús Cabrera Mendoza que fue el encargado de inmortalizar la edición de 2018 de Cuadernos Escénicos. La muestra estará abierta al público durante todo el certamen en Garachico.

La compañlía UNAiUNA La compañía UNAiUNA estará con su pieza All inclusive en el Espacio Cultural de la Fundación Cajacanarias a partir de las 11:00 horas de hoy, viernes 19 de julio, bailando para el campamento La Maresía.

Andrea Catania y más Ya por la tarde, a partir de las 20:00 horas y en el antiguo convento de San Francisco de Garachico, podrá verse el resultado del taller de Andrea Catania, la pieza Broken lines duet, de Carmen Fumero y Miguel Ballabriga; Should they may be, de la compañía residente del Centro Coreográfico de La Gomera, y Duet Alanda de la compañía andaluza Marcat Dance.

GastroCineDanza La noche del viernes se cerrará con GastroCineDanza. El festival internacional de cine de danza de Barcelona Choreoscope colabora con Cuadernos Escénicos con la proyección de varios cortometrajes que servirán de inspiración para el Mirador de Garachico. De las piezas audiovisuales saldrán los platos que degustará el público. Para más información o reservas hay que dirigirse a info@cuadernosescenicos.com o info@elteatrovictoria.com. Será, a partir de las 22:00 horas, en la plaza de La Libertad de Garachico.

Sábado de danza en Buenavista

Mañana, sábado, Cuadernos Escénicos bailará en las calles de Guía de Isora y Buenavista. La plaza de Los Remedios será el punto de partida de la extensión del festival en Buenavista, a partir de las 18.00 horas. El Centro Ocupacional Comarcal Isla Baja, junto a Alfredo del Rosario, de la compañía EnbeDanza, mostrarán el trabajo desarrollado durante varios días. También se disfrutará de la compañía DETRIPASCORAZÓN que bailará El cuerpo es una ilusión, la compañía UNAiUNA, con la pieza Dosis y los costarricenses Los INnato bailarán Y entre otras cosas.

También en Guía de Isora

El núcleo de Alcalá, en el municipio de Guía de Isora, también podrá disfrutar del no para de la danza de Cuadernos Escénicos mañana, sábado, 20 de julio, a partir de las 19.30 horas. La pieza Galápago, de Iván Benito, abrirá la tarde de danza en el muniucipio sureño. La compañía Nowhere Theatre bailará El lago de los cisnes (el pequeño), mientras La costarricense Andrea Catania bailará Versus; Marcat Dance estará con Azzurro y terminarán Premoh's Cru con Anónimas raíces.