El documental Chã, rodado por un equipo del CIFP César Manrique, se estrenará en el mes de septiembre en Cabo Verde, lugar donde se rodó gracias a un intercambio cultural con la escuela Meia.

"La génesis del documental radica en el proyecto Azimut, que surgió hace 10 años con la intención de establecer lazos con regiones de la Macaronesia y el continente africano. Tras un proyecto con Senegal que no llegó a ver la luz brotó la posibilidad de rodar en Cabo Verde a través de un intercambio cultural con la escuela Meia, que dirige Leão Lopes, exministro de Cultura y director de la primera película de ficción caboverdiana, La isla de la contienda (1996)", explica Miguel Miralles, uno de los docentes impulsores del proyecto, junto a Pedro Alemany y Demetrio Darias.

"El espíritu del proyecto es enseñar lo que hacemos aquí y aprender lo que ellos hacen en Cabo Verde. Hay diferentes formas de enseñanza. Por eso rodamos en colaboración con esta escuela, que tiene otra forma de enseñar, más libre. Al alumnado de 1º y 2 de realización y 2º de producción del CIFP César Manrique se sumaron alumnos caboverdianos, supervisados por los docentes Leão Lopes y Lara Plácido", apunta Miralles.

La temática del documental está relacionada con el volcán Pico do Fogo, que a finales del 2014 entró en erupción y sepultó parte de las casas de la localidad Chã das Caldeiras, obligando a sus habitantes a buscar otra residencia. "Sus habitantes, a pesar de las erupciones, tienen un sentimiento de conexión con esta tierra y quieren regresar. La idea del documental es reflejar qué hay detrás de ese instinto, que les lleva a volver. En solo cuatro años han vuelto a reconstruir la comunidad a sabiendas de que dentro de veinte años volverá a erupcionar", relata Miralles. "No es un documental vulcanológico -prosigue-, lo importante es el paisanaje. Ellos viven rescatando sus antiguas casas y los tanques de agua. Una de las claves del documental son los niños. Si hay niños hay futuro".

"Los alumnos trabajaron en el documental como si fueran profesionales no como si fuera una práctica, recalca Demetrio Darias, otro de los docentes que han colaborado en el proyecto. "No solo se trata de que el alumnado se enriquezca, sino que nosotros, los docentes, también lo hagamos", remarca Miguel Miralles.

Trabajo en equipo

"El documental es una mirada colectiva a una comunidad. Todo el que participó, tanto en la grabación como en la posproducción, que se prolongó un año, se siente copartícipe de este proyecto. Los canarios vemos las cosas de una manera y los caboverdianos de otra. Nos escuchamos y el resultado se plasmó en la película. En total participamos una treintena de personas, entre ellas Juan Luis Pérez, que se encargó del sonido; el docente Pedro Alemany, responsable de producción o Magnolia Soto, que hizo la posproducción. Todo el mundo, tanto los que estuvimos en el rodaje como los que no, quedó contento con el resultado", recalca Millares. "Contamos con dos unidades de grabación y dos cámaras. Con una filmamos los paisajes y con otra las entrevistas", puntualiza Darias.

Tras su estreno en el Festival Internacional de Cine Medioambiental de Canarias (Garachico) se baraja su proyección en la Seminci de Valladolid. Asimismo, la televisión nacional portuguesa tiene intención de emitir el documental.

El documental, que tiene un minutaje de 50 minutos, se rodó durante una semana y contó con un presupuesto de 20.000 euros, que fueron aportados por la Conserjería de Educación del Gobierno de Canarias y Acción Exterior del Cabildo de Tenerife.