No fue casual el día elegido para la presentación del libro que lleva por título Marcos Guimerá Peraza. Retrato de un canario universal, de la editorial Kinnamon, obra de la periodista y escritora Mara Cavallé. Y es que el pasado jueves, 25 de abril, se celebraba San Marcos, su onomástica. Como tampoco resultó cosa del azar que el Real Casino de Tenerife acogiera el acto. Su padre, Agustín Guimerá del Castillo Valero, fue directivo de esta sociedad muchos años y, como narraba la autora, "Marquitos jugaba en la plaza, mientras su padre participaba en las tertulias".

Allí, en el salón principal, se congregaron familiares y amigos, políticos, curiosos... Allí estaba Santa Cruz y en el ambiente se respiraba la presencia, siempre afable, de Marcos y su esposa, Carmen Rosa.

Mara Cavallé desveló que, aún sin haberlo conocido personalmente, "su figura me inspiraba cariño y admiración a la vez". Es más, el triste olvido del centenario de su nacimiento, ocurrido el 5 de febrero de 2019, animó a la periodista a escribir estas letras y así "rendir tributo a este ilustre tinerfeño". Porque este libro es, sobre todo, un homenaje.

La periodista y escritora quiso dejar claro que esta obra "no es una biografía al uso", sino como bien dice el título, "un retrato", trazado a partir de entrevistas personales, artículos de prensa, testimonios y mediante la lectura de algunos de sus libros, en especial Retratos contra el olvido y Conversaciones con José Arozena.

Su intención no fue la de abordar el perfil público del personaje, "sino mostrar quién era Marcos Guimerá Peraza como hijo, padre, esposo y amigo, como historiador y notario, atisbando el alma que subyace en sus múltiples facetas".

Y en esta labor, Mara Cavallé contó con la complicidad inestimable de sus hijos, a través de testimonios; manuscritos de don Marcos y visitas a su finca de San José, su paraíso, a su biblioteca y a su mesa de historiador.

"En ocasiones, más que contar, he querido mostrar", subraya Cavallé, "introduciendo al lector en un escenario: el de la vida de don Marcos". En buena medida descubre el perfil humano de un hombre generoso, íntegro, de profundas convicciones, enamorado de Canarias, su historia y sus particularidades.

El libro está dividido en cuatro partes principales. Las tres primeras muestran la trayectoria vital del personaje, su perfil como historiador y jurista. La cuarta recoge testimonios de personas que tuvieron relación con él y se añaden dos anexos con los reconocimientos públicos que recibió en vida y su extensa bibliografía. Por último, el libro incluye un recorrido en imágenes por su vida.

Se trata, por tanto, del primer trabajo biográfico sobre Marcos Guimerá Peraza en el que se prima "la intrahistoria del historiador. Es el retrato de un canario universal, término que le atribuye su hijo, el historiador Agustín Guimerá Ravina, y que comparto plenamente con él", señala la autora, quien no duda en reconocer en el personaje a "un canario, español y europeo".

De este trabajo se deduce que fue un hombre liberal en el sentido mora, "en referencia a una actitud tolerante, abierta y conciliadora. Trabó amistades de todas las ideologías: desde falangistas hasta socialistas", destaca Cavallé.

Decía César Manrique que era como un niño porque nunca perdió la capacidad de sorpresa. "Quizá por eso se adentró en la historia con la precisión, fidelidad y compromiso de un buen notario", de ahí el sobrenombre del Notario de la Historia".

Entre los temas recurrentes de su investigación histórica: el pleito insular, acaso su obra cumbre, el constitucionalismo, la oratoria parlamentaria, los partidos y la construcción de una España moderna. Y personajes como Ruiz de Padrón, José Murphy o Francisco María de León, entre otros. Su aportación historiográfica cubrió una gran laguna en la historia política canaria.

Y parafraseando al propio notario e historiador tinerfeño, "no sé si se nos ha escapado alguna otra evocación. Si así fuera, que se nos disculpe; la voluntad siempre ha estado pronta".

Enciclopedia con patas

Fue Joaquín Ruiz Rumeu, tesorero del Real Casino de Tenerife, quien trasladó las palabras del presidente, Miguel Cabrera, quien recordaba cómo con 18 años de edad "acompañé a mi padre a la notaría de Teobaldo Power y fui oyente de un debate sobre la República". Al salir, le dijo a su progenitor: "Marcos Guimerá es una enciclopedia con patas". Y siempre lo ha acompañado la imagen de "una persona inteligente, afable y culta" a quien, pasados los años, visitaba en su casa de la Prolongación de 25 de Julio. "Le llevé una foto de diputados canarios en un restaurante de Madrid y los reconoció a todos". El Real Casino le concedió el premio Faustino Martín Albertos, su máxima distinción.

Una memoria prodigiosa

Una de sus hijas, Lourdes, dio pinceladas sobre la estancia de su padre en Las Palmas, "una sociedad que lo acogió", hasta el punto que le concedió el título de Hijo Adoptivo, y donde ejerció de notario durante ocho años, con despacho en Vegueta. En ese tiempo, Marcos Guimerá estableció allí vínculos personales y también intelectuales, dejando muestras de su enorme valía. Lourdes subrayó cómo solía repetir que nadie podía acusarlo de no ser regionalista, con 6 hijos nacidos en Las Palmas, otros tantos en Santa Cruz de Tenerife y uno en La Laguna. "Fue un gran tertuliano, de memoria prodigiosa, y un enorme melómano". Siempre junto a su amor, Carmen Rosa Tota Ravina.

Ejemplo de sabiduría

Sebastián Matías Delgado Campos lo conoció y lo trató. La primera vez "en su despacho, cuando le confié que leía sus libros y le pedí que me los firmara". A su juicio, "fue un canario, un tinerfeño y un santacrucero excepcional", del que admiraba "sus profundas convicciones y su rectitud de juicio". Es más, afirmó que "no es posible historiar el periodo entre 1750 y 1940 sin tener en cuenta sus obras", ingente producción. Para Sebastián Matías representa "el último exponente de una generación de ilustres santacruceros" y "un sólido ejemplo de sabiduría y coherencia personal". Y recordó aquel 30 de septiembre de 2003, cuando se materializó el monumento a José Murphy, "uno de sus más fervientes deseos".