Drag Nilo: «Mi madre nunca permitió que entrara en el armario»

El realejero Israel Hernández, el niño que quiso ser princesa y ganó Dragnaval, se estrenó con 15 años en el espectáculo

Israel Luis Hernández da vida a Drag Nilo en la primera edición de Dragnaval, certamen que ganó.

Israel Luis Hernández da vida a Drag Nilo en la primera edición de Dragnaval, certamen que ganó. / Antonio Déniz Fotografía

Humberto Gonar

Humberto Gonar

Israel Luis Hernández Bello, nacido en Los Realejos el 30 de marzo de 2001. Para su familia más cercana, Isra; para sus amigos, Nilo, tomando el nombre de su drag, que el viernes pasado hizo historia al ganar entre doce candidatos la primera edición de Dragnaval, espectáculo de transformismo inventado por Exhuberancia Carey con el patrocinio de la Concejalía de Igualdad de Santa Cruz de Tenerife.

Cursó sus primeras letras en el colegio Agustín Espinosa, de su municipio natal de Los Realejos, donde admite soportó el acoso de sus compañeros de clase; «lo que ahora llaman bullying, que para mí fue infierno». Desde que tenía tres o cuadro años ya mostraba su faceta artística en los festivales que se organizaba con motivo de las Fiestas del Carmen, donde actuaba como Shakira, Karmele Marchante, Beyoncé... «Cualquier personaje valía siempre que tuviera tacones», precisa en presencia de su madre, Carmen, a quien sus compañeras del mundo drag la conocen como mamá Nilo. «Si quería tacones, tacones se ponía... ¿Quién es nadie para decir si podía o no?», media ella en la conversación. Prueba del apoyo en el seno familiar, Nilo precisa que «mi primera Barbie me la regaló mi padre con los puntos de la gasolinera».

«Siempre he dicho que tengo tres hijas e Israel», apunta su madre, mientras Nilo asegura que «nunca tuve que salir del armario porque mi madre fue mi mayor y principal aliada y defensora; mi madre nunca me dejó entrar en el armario», para hablar con la misma naturalidad de que desde pequeño ha tenido que sortear el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). «Imagínate cómo era en el colegio, que rompía todo en la clase por mi hiperactividad», añade para precisar que no ha finalizado su formación en Educación Secundaria, si bien cursa ciclos de arte floral del que le resta un año para finalizar su formación. De nuevo, sus recuerdos lo trasladan al colegio, cuando su profesora Nélida le preguntaba que quería ser y él respondía: princesa, obteniendo la complicidad de la maestra, frente a compañeros que, como era tartamudo, lo llamaban El Metralleta.

La madre de Nilo siempre ha ido por delante de su hijo para allanarle el camino; si había que hablar con alguien para que lo dejaran actuar, allí estaba mamá Nilo, si bien ha encontrado la complicidad de su padrino de Confirmación, vinculado al mundo del diseño de Carnaval. «Por donde iba, arrancaba piedras y plumas y entre unos y otros amigos le fueron proporcionando disfraces, pelucas... hasta le regalaron unos tacones». La gala de La Montaña, en Los Realejos, en 2015, supuso su estreno en los escenarios como Drag Nilo. «Todo lo que tranqué me lo puse», reconoce, para puntualizar que «la primera actuación como drag Nilo fue en casa de mi vecina (Dayalí), en San Agustín, coincidiendo con la celebración de Halloween». «Adopté el nombre de Nilo por la muñeca Monster High Cleo De Nile».

Nilo agradece también el apoyo de amigos, como el director artístico que fuera hasta el año pasado del Carnaval de Los Realejos, Jorán Torres, Drag Purpurina (primer representante canario en el Gay Pride Barcelona), que lo animó a su primera actuación –previa mediación de mamá Nilo–, para la que utilizó un body negro de rejilla y piedras y complementos de goma eva. O de Giselle Alvarado y Santiguada, testigos de cuando comenzó con tacones forrados de tela, para cambiarlos por unas botas de tacón, unas botas pezuñas y unas plataformas de segunda mano hasta que ahorró para adquirir unas nuevas en la tienda Mengue, en Madrid. Papel fundamental también ha jugado a Chris Martín, su mamanager, vital en el apoyo incondicional recibido.

Drag Nilo se impuso en la primera gala de transformismo. | | @ANTONIODENIZFOTOGRAFIA

Drag Nilo se impuso en la primera gala de transformismo. | | @ANTONIODENIZFOTOGRAFIA / Humberto Gonar

Con 16 años recibió la invitación a actuar en el Pub Anderson, en Puerto de la Cruz. Como era menor de edad, fue precisa la autorización de su madre y que estuviera presente en la actuación. «Recuerdo que me llevaba unos apuntes y me ponía en un cuarto que tenía una televisión que ya te puedes imaginar lo que se podía ver», cuenta mama Nilo. Mientras su hijo actuaba como drag, ella preparaba las catequesis a impartir en la parroquia de La Concepción (Realejo Bajo), donde él también prestó este servicio. En 2018 recreó con la murga Trapaseros la polémica actuación de su admirado Drag Sethlas en Las Palmas.

A raíz de aquella actuación fue invitado a dejar de dar catequesis por el párroco a petición del Obispado, si bien Nilo ha seguido enramando a las vírgenes de La Salud y La Dolorosa. «Me querían echar, pero toda la gente de la parroquia San Antonio de Padua se movilizó y salió en mi defensa, hasta amenazaron que no saldrían las procesiones de la Virgen ni el Cristo». Nilo sentencia: «Mi Virgen es mi madre; por todo el fuego del mundo no me van a separar».

Otra persona clave para Nilo, Natalia Hernández, que cada año le pedía que preparara un número para las fiestas patronales, hasta que en 2022 asistió como bailarín del equipo de Drag Jou Jones en la gala de Las Palmas de Gran Canaria, además de participar en otros festivales y salas como Klandestinas, o incluso haber ganado el Miss Transfor Queen que celebró el barrio de La Salud en 2018.

Para Nilo son muy necesarias galas drag o Dragnaval en todas las islas del Archipiélago para dar visibilidad a los drags, sean con plataforma o no. El primer ganador de Dragnaval Nilo trabaja ya en su proyecto artístico para hacer realidad su sueño: lograr un patrocinador que le permita presentarse a la preselección en Las Palmas de Gran Canaria. Y no cesará hasta lograrlo y llegar a ser como sus ídolos: Drag Sethlas y Drag Vulcano, al que además considera amiga.

Junto a sus saltos que provocan escalofríos cuando cae con las piernas abiertas sobre el escenario, Nilo asegura que si algo le distingue es que «no le tengo miedo a nada», además de su expresión corporal y facial. Fuera del mundo artístico, le gustaría llegar a ser florista con titulación y reconocimiento a nivel nacional, y a ello está entregado a falta de un año para finalizar su formación, mientras no descarta explotar también su faceta como diseñador. En Dragnaval no solo ganó Drag Nilo sino luchar por ser feliz en la vida.