Carnaval 2024 | Sardina de la inclusión

Jueves de Piñata: avenida de Anaga y también de la inclusión

Cinco mil personas de sesenta colegios –algunos hasta de Vallehermoso– protagonizaron la Sardina de la Inclusión que celebra dieciocho ediciones

Es la primera vez que se celebra en la capital tinerfeña

El desfile por la avenida de Anaga, una demostración de que el Carnaval es con y para todos

La sardina de la inclusión pasea por las calles de Santa Cruz

Humberto Hernández

Humberto Gonar

Humberto Gonar

El Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2024 está de enhorabuena en esta edición con la inclusión en su programa de actos de tres actividades que ha incorporado en la agenda después del miércoles de ceniza y que han venido no solo a completar la oferta, sino a imprimir carácter de igualdad por el que siempre se ha caracterizado la fiesta, aunque no de forma expresa. El primero, que adelanta el inicio de la Piñata al jueves, con la primera vez que se celebra en la capital del Carnaval la Sardina de la Inclusión, un proyecto educativo que inventó hace dieciocho ediciones el toscalero José Juan Cruz Tanito y que nació en Icod de los Vinos hasta 2015, cuando luego se trasladó a La Laguna hasta 2023 y desde esta edición se ha desarrollado en la capital santacrucera.

El segundo acto que suma la programación de Carnaval tendrá lugar la noche de este viernes, a partir de las 21:00 horas, en la plaza de la Candelaria, donde doce artistas protagonizarán la gala Dragnaval, una cita con el transformismo, mientras que la tarde del Domingo de Piñata. Será de 16:30 a 19:00 horas, también en la plaza Candelaria. La Dirección General del Mayor –bajo la tutela de la carnavalera Verónica Messeguer –hija de Antonio Messeguer, que durante casi cuatro décadas encarnó el personaje de Fidel Castro– en colaboración con la Concejalía de Fiestas despedirán las carnestolendas con un tributo a los veteranos, con la novedosa convocatoria del Carnaval senior. A esta cita se prevé la asistencia de cuatrocientas personas que podría disfrutar de la buena música de la mano de La Década Prodigiosa y Orquesta Tenerife, además de irse a casa con un recuerdo.

En esta apuesta por la inclusión, la Sardina de la Inclusión celebrada este jueves ha escrito una página en la historia del Carnaval y tal vez sea una cita para quedarse a la vista del alto poder de convocatoria demostrado: se duplicó la previsión inicial de 2.600 asistentes llegados de sesenta colegios, incluso de otras islas, caso de la batucada de Vallehermoso y de Puerto del Rosario (Fuerteventura). El proyecto educativo de José Juan es una exhibición de integración que desbordó la avenida de Anaga, que tal a partir de ahora se convertirá cada Jueves de Piñata en Avenida de la Inclusión.

Código de banderas para tocar

Más que una Sardina, fue una batucada, donde la música, como terapia, se convierte en lengua universal aprovechando la aplicación de la tecnología. El propio padre del proyecto ponía como ejemplo la cabecera del coso. El primer grupo, a las órdenes de Andrea Cruz –hija del propio Tanito y que habla con más destreza con las manos que con la boca– dirigía la primera de las batucadas participantes. Los integrantes, profesores, niños, usuarios... con la base del colegio Ayatimas, de Valle de Guerra, utilizaban un código de banderas para que todos pudieran seguir el ritmo, pues en esta exhibición de integración se encontraban personas sordas o sordociegas. La cuadratura del círculo era posible a través de la musicoterapia, donde do se siente en el ombligo; mi, en el pecho, y sol, en la mandíbula. Fundamental la labor desarrollada por el centro ocupacional Funcasor.

No fue una sardina, ni tampoco un coso de Carnaval, sino una feria de la tecnología: los usuarios del Centro Ocupacional Isla Baja echaron mano de tabletas adaptadas a las columnas de sonido que permite a los alumnos con parálisis cerebral tocar la tableta que emite un sonido de percusión similar a la cuica, como disfrutaba en el desfile Aarón, un joven de 26 años de edad.

José Juan Cruz también destacó que el Instituto Municipal de Atención Social se ha volcado mimando detalles, como la inclusión de pictogramas para personas con autismo o TEA que les permite identificar imágenes universales que están en su agenda visual que reconocen porque ya se han familiarizado en sus centros de referencias. Y otros soportes más revolucionarios, como los bucles magnéticos portátiles que permite recibir el sonido a los audífonos a través de bluetooth, o las mochilas sensitivas que este año se incorporaron también desde Servicios Sociales para que las personas sordas pudieran sentir en su cuerpo la vibración de la percusión...

Y junto a las excentricidades tecnológicas para facilitar la inclusión, esencia de Carnaval aportada por la Fanfarria de Puerto de la Cruz –con Chedy Perera, que en el 2000 dirigió a a la murga Simplones y hoy ha cambiado los ritmos–, para poner el sello al desfile que desbordó previsiones una verbena inclusiva. Lo mejor, la Sardina de la inclusión evidenció que en la diferencia está el éxito, gracias a cuantos secundaron el proyecto de José Juan Cruz y al empeño del coordinador del distrito Centro, Sergio de Armas, por incorporarlo en la programación del Carnaval. En el debe, tal vez más zonas de sombras en la explanada del baile, si bien el peso en sí lo soportó la exhibición de los grupos que desfilaron por la avenida de Anaga con la justificación de la Sardina de la inclusión, en una apuesta porque el Carnaval sea con y para todos.