"A ti no hay quien te olvide": el emotivo recuerdo de Trapaseros a Manolo Vieira en la final de Murgas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife

La murga del norte dedicó parte de su segundo tema a la inteligencia artificial y apareció Manolo Vieira

El holograma de Manolo Vieira en el escenario de las murgas

El holograma de Manolo Vieira en el escenario de las murgas / El Día

El Día

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Trapaseros, la murga del norte ganadora del concurso de murgas en 2023, dedicó parte de su actuación a Manolo Vieira, el humorista canario fallecido hará este 8 de febrero un año. Durante su actuación diferentes caras fueron apareciendo en un holograma.

En la 'intervención' de Vieira se escucha parte de uno de los chistes más famosos, el de 'Mamé el Bobo' y la 'velocidad' con la que se vive fuera de Canarias. Es ahí cuando Los Trapaseros empiezan a cantarle al archiconocido, valorado y querido humorista de Gran Canaria.

"Hasta que me olvides, yo te brindo mi chaleco y mi chistera. Hasta que me olvides te propongo un nuevo trato, pon mi nombre en un teatro (...) A ti no hay quien te olvide", le cantan Los Trapaseros a Manolo Viera, que aparece en forma de holograma en el Recinto Ferial.

Fue, sin duda, uno de los momentos más emocionantes de la final de murgas, una de las mejores que se recuerdan.

Manolo Vieira, un icono y una leyenda de la cultura canaria

Nacido en 1949 en el barrio capitalino de La Isleta, que tanto referenció en sus monólogos, Manolo Vieira fue pionero en el género humorístico en las islas. A mediados de los 80, en el contexto de una sociedad que despertaba de la oscuridad del franquismo, tomó la decisión de lanzarse a la piscina del humor con su gracia y estilo propio como únicos remos.

En 1986 abrió las puertas de su primera sala en la capital grancanaria, donde compaginaba sus funciones primigenias con temporadas de 18 meses consecutivos en el Florida Park en Madrid. Más adelante, en 1988, inauguró el mítico Pub Teatro Chistera, más conocido simplemente bajo el nombre de Chistera, en la calle Juan Manuel Durán, en el corazón de la ciudad, lugar de peregrinaje imprescindibles para los amantes del humor y, sobre todo, los seguidores de su precursor isleño.

En la década de los 90, la estela de Manolo Vieira desborda su propia sala capitalina y proyecta su discurso en formato multidisciplinar en radio, en televisión y en directo, seguida de sus primeras incursiones en el mercado latino de Norteamérica, en concreto, en Miami. Para entonces, las historias del relator del humor isleño ya se vendían en discos, álbumes recopilatorios y vídeos que superaban los cientos de millares de copias en Canarias.