Un tajaraste retumba en Colombia

Unai Cañada, fundador del colectivo de percusión Bloko, lleva los ritmos canarios al corazón de la batucada en Bogotá | Cien tambores dan eco a un tajaraste muy especial

Unai Cañada, en el centro de la imagen, con la batucada del  grupo Aainjaa en su sede de Bogotá, la capital colombiana.

Unai Cañada, en el centro de la imagen, con la batucada del grupo Aainjaa en su sede de Bogotá, la capital colombiana. / E. D.

Un puente que conecta Tenerife con Colombia y viceversa. La percusión, esencia pura del ritmo que une ambas orillas del Atlántico, y el Carnaval como ejes. Es la traducción del viaje, personal y profesional, de Unai Cañada y sus tambores para encontrarse con quienes forman la que pasa por ser la mejor batucada del planeta. Para aprender. Pero, también, enseñar desde la humildad de una tierra musicalmente rica.

Unai Cañada (1979, Bilbao) es el fundador y alma máter de Bloko, colectivo tinerfeño con eje en la percusión. En paralelo a esta labor crece su figura como agente vitalizador. Unai se bifurca poco a poco desde su creación particular, aunque siempre con el tambor como centro. Este es el sentido de su viaje de tres semanas a Colombia, al corazón de la batucada, de donde acaba de regresar. Fue invitado por Homero Cortés, director y fundador de Aainjaa, grupo que pasa por ser el mejor del planeta en la materia. Allí, en el marco de la tradicional relación de ida y vuelta de Canarias con el país latinoamericano, llevó las melodías de aquí. Entre ellas, un tajaraste que fue interpretado por más de cien tambores en una de las principales plazas de la capital, Bogotá.

Unai, vasco de nacimiento e isleño de corazón –vino a Tenerife con 3 años y reside desde entonces en el norte–, mantiene la dirección artística y la coordinación general de Bloko, que hoy actúa en el Carnaval de Santa Cruz, donde se ha convertido casi en un clásico. Pero «Bloko en tres años cumplirá 18 y es hora de que se ponga a trabajar», asegura divertido. Además, ya no se encuentra tan solo, pues un equipo de cinco personas comparte la responsabilidad de un colectivo que ha crecido bastante en sus tres lustros de vida.

Aainjaa combina el sonido de los tambores con el maquillaje corporal y la gestualización como añadidos para conseguir un efecto único. Integrado siempre en una labor social con los más vulnerables de los barrios más deprimidos, sobre todo los jóvenes, su vertiente profesional recorre el mundo durante siete meses para mostrar el mejor repertorio de las batucadas. Incluidos los ritmos propios de Colombia. O los de invitados especiales como Unai.

Cañada valora la experiencia vivida entre el 14 de enero y el 6 de febrero pasados como «única y espectacular». Explica que «no fui de turismo, sino a dar clases con un total de 42 horas de taller en tres semanas, para unas 400 personas». Subraya que «ellos trabajan más la disciplina y yo me muevo en el ámbito del clown. Recibieron esta manera de entender la percusión con mucha emoción». Hay similitudes, como «utilizar el arte con el sentido de herramienta de transformación social». Pero, también diferencias. Por ejemplo, señala, «ellos trabajan con niños y adolescentes, mientras nosotros lo hacemos con mayores de 45 años, sobre todo».

Los ritmos canarios sorprenden a centenares de personas en el centro de la capital cafetera

Unai conoció en un festival Mueca del Puerto de la Cruz a Octavio Arbelaz, director del Festival Mapas de teatro en la calle que tiene réplicas por todo el mundo. De su mano, Bloko estuvo en Costa Rica en 2017, concretamente en la comunidad de Tirrases, donde, explica Unai, «hasta la ministra de Cultura del país se puso la camiseta del grupo y tocó con nosotros».

Un éxito colectivo que repitió ahora individualmente en Colombia. Valora: «Hemos cerrado con Octavio un proyecto de cuatro años en Santa Fe (Antoquia), Tambores para la convivencia. Lo desarrollaremos cinco miembros de Bloko durante 40 días al año entre octubre y noviembre».

El fundador de Bloko llevó al otro lado del Atlántico sus creaciones musicales «más allá de los habituales compases de Salvador de Bahía». Entre ellas incluyó un tajaraste. En una feria de Pinolere coincidió con el grupo Sabinosa, de El Hierro, heredero de la gran Valentina y cuyos componentes son «maestros» en este ritmo, con más de cuatro siglos de antigüedad. Con ellos ensayó la copla.

En la plaza de Lourdes, una de las principales de Bogotá, más de cien tambores retumbaron al unísono bajo su dirección ante medio centenar de entusiastas espectadores con un verso repetido durante los 25 minutos de actuación: «Desde Colombia y desde ECA pa’ toa la tierra, pa’ too el planeta». ECA es el nombre de la sede de Aainjaa, las siglas de Espacio de Creación y Aprendizaje. Unai resume ese momento: «La percusión de Aainjaa le dio al tajaraste una fuerza enorme y una vida tremenda. Agradezco a Homero esta oportunidad maravillosa».

El puente que une

La iniciativa es fiel reflejo del puente que une a Canarias con Colombia. Hubo canarios entre los fundadores de las primeras ciudades. Familias que tuvieron que dejar su tierra por el tributo de sangre, la imposición de la Corona española a Canarias, que obligaba a enviar cinco familias a América por cada cien toneladas de mercancías que llevaran los barcos con productos isleños. La corriente marina lo llevó directamente a la costa atlántica colombiana.

Unai relata su experiencia: «La conexión se nota desde que uno llega. Incluso en las calles, porque andar por algunas zonas de Bogotá es igual que hacerlo por La Laguna. Y, de repente, ves un rótulo que pone calle La Palma».

Unai contó en Colombia su vida. Hará básicamente lo mismo este curso en su nueva faceta de docente universitario como agente vitalizador, «una de las profesiones de futuro», apunta. Con el aval de las universidades de La Laguna y de Las Palmas de Gran Canaria y el impulso de la Cátedra Orbis de Innovación Social, impartirá dos asignaturas de sugerente nombre: El arte como herramienta de transformación social y Valor social y propósitos. Fueron esos los factores fundamentales que movieron este viaje «inolvidable» para unir el tajaraste canario con la batucada colombiana.

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Los tambores del Bloko acuden a su cita con el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife. En doble función. Mañana, de doce de la mañana a seis de la tarde, en la plaza de la Isla de la Madera, en el entorno de teatro Guimerá. Repetirán el sábado de Piñata, en el mismo lugar y con idéntico horario. Unai Cañada explica: «El motivo de este año, la ciudad de Nueva York, nos desanimó, porque no sabíamos cómo relacionarlo con nuestra vena reivindicativa sobre justicia, equilibrio y equidad; no se dan en ninguna ciudad, pero menos en Nueva York». Después de una puesta en común surgió la idea, señala, de «transmutarnos en nueva yo para habitar de nuevo la urbe». Por eso, aclara, «el domingo seremos Bloko y el próximo sábado, Nueva Yo». Subraya que «ya cuando el motivo fue el mar hicimos una limpieza de la basuraleza en el litoral». Bloko nace en 2010 y en 2018 abandona su apellido inicial, del Valle. Unai argumenta: «Es una seña de identidad. En Brasil hay 500 blokos y aquí, uno». Su participación en el Carnaval le ha dado popularidad, pero Bloko «es mucho más», valora Unai. De la solidaridad en Kenia, Cabo Verde o Costa Rica a los talleres y escuelas en la Isla, con atención a colectivos como mayores o personas con discapacidad. | J.D.M.

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