Santa Cruz tiene cetro pero no reina

El salón principal del Casino de Tenerife –sociedad que representó la primera soberana de las Fiestas de Invierno, María de los Ángeles Gimbernat Hernández, en 1965– acogió ayer la presentación del cetro con el que desde ahora se coronará a la reina del Carnaval, obra de arte diseñada por el artesano Juan Gil y que contó en su construcción con el lutier David Sánchez y el tornero de madera Rubén Expósito. Entre el público, una veintena de reinas, desde Lucía Luisa Ramos Vaquero, (En la frontera del Universo, de 1984), Mónica Raquel Estévez (Tajaraste, 1987) , Ana María Tavárez (Embrujada, 2009), Laura Lourido Pérez (Renacida, 2018) o Sara Cruz Teja (Sentir, 2020).

Mientras hablaba, el alcalde encontró al frente de Mónica RaquelEstévez, y no evitó hacer la mención a su traje de Tajaraste, con el que fue reina hace 35 años. «Una las mayores ilusiones de un alcalde es entregar el cetro a la reina del Carnaval. Comienza un nuevo ciclo», dijo en referencia al entorchado que ahora se entregará y que lleva «un trocito de muchas de las reinas desde 1979», precisó.

Cabello reiteró su desconsuelo por ser el primer concejal de Fiestas que no se ha estrenado con un Carnaval de toda la vida, y recordó los orígenes de las reinas del Carnaval, con Onagra Díaz Lorenzo, la primera Miss Carnaval que se eligió en el Círculo de Amistad XII de Enero, en 1935, experiencia que se repitió al año siguiente en la misma sociedad, título que recayó en Ana de la Torres, hasta que se abrió un paréntesis hasta 1965.

Luego intervino el director artístico Enrique Camacho, que reivindicó la autoría de esta iniciativa. «A partir de ahora serán las reinas de la capital las que coronen a su sucesora», anunció, si bien la organización precisó que «es una expresión figurada, porque en el cetro tiene piedras de los trajes de las reinas anteriores», para aclarar que el alcalde continuará ostentando esta responsabilidad.

El artista Juan Gil, que une tradición y Carnaval en el cetro, hizo partícipe del resultado a los artesanos David Sánchez y Rubén Expósito, que han hecho posible la creación de esta pieza única.

El cetro, de madera, plata y con piedras de trajes ganadores, mide 42,3 centímetros. En la parte superior, una lenteja –como dijo Juan Gil– que recuerda a las añepas, bastón de los menceyes. Está compuesto por 7 piezas con 6 soldaduras en plata de ley. El cuerpo central se trata de una fusión en frío mediante colada de resina epóxica de alta densidad en soporte de ébano makasar africano que suma las piedras de los trajes ganadores. En la parte inferior, cinco piezas unidas por cuatro soldaduras, en plata de ley, diseño inspirado en la argolla canaria.

La primera en coger el cetro fue Sara Cruz, reina de 2020, a quien le corresponderá coronar a su sucesora en la gala del miércoles 10 de junio. También fue al encuentro del entorchado la soberana de Tajaraste, quien aseguró que el entorchado «tiene mi energía».

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Presentación del nuevo cetro de la reina del Carnaval, obra de Juan Gil Carsten W. Lauritsen

El diseñador decano Miguel Ángel Castilla mostró su satisfacción porque el trofeo tiene un poquito de muchas reinas, «también de la mía de 1983», mientras Jonathan Suárez, más de vanguardia, elogió el resultado. «Me encanta; me parece moderno y actual, con resina, a la par que fino y delicado». Juan Carlos Armas, uno de los creadores de cabecera de Juan Gil, le pareció «superbonito» el cetro, que reúne la esencia del Carnaval. «Es algo nuevo; ya no corona el alcalde sino las reinas. Se ha logrado el efecto», sentenció.

Lucía Luisa Ramos, la última reina del Guimerá, en 1984, echó de menos algún guiño a las reinas de los años treinta o de la década de los sesentas, para recordar que la Asociación de Reinas del Carnaval que preside ya inició en 2015 la entrega de cetros a las soberanas. Y es que la joya oficial, ni una réplica, pasará a propiedad de las nuevas reinas.

El presidente de la asociación de diseñadores, Santi Castro, no ocultó que «soy más clásico», en su apuesta por el cetro de toda la vida, por el que siente cariño y apego por la historia de Carnaval que representa y al ser que se utiliza en las Fiestas de Mayo, otro de los referentes de la Ciudad.