En los últimos años siempre se augura el inicio del fin de la murga y sin embargo demuestran que siguen estando ahí...

Sí, detrás tenemos un buen equipo y trabajamos igual o incluso más para demostrar todo nuestro trabajo. Aunque ha habido muchos cambios seguiremos ahí, intentado no dejar nuestro estilo.

¿Esa defensa de su estilo es lo que les ha llevado al éxito?

Cuando una murga se decanta por un estilo hay que defenderlo. Hay veces que los cambios son buenos, pero ya cuando la murga tiene su esencia hay que innovar sobre ella, no irse por otros lados. A veces cuesta, y superarte a ti misma también, hay años buenos y años malos pero el objetivo es sobre todo el superarte a ti misma. Después la gente es bastante crítica, de si estiras el chicle y demás, pero hay bastante trabajo detrás.

¿Están estirando el chicle o hacen cosas nuevas?

Independientemente de lo que diga la gente, nos gusta lo que hacemos. Estamos intentando superarnos, que unas veces gusta más y otras veces menos, pero por lo menos la murga tiene un trabajo.

Se trata de enfrentarse a su propia historia, ¿es un problema o una ventaja?

Hay veces en las que es una ventaja porque vas caminando por una línea en la que te gusta tu trabajo y es lo que vas a defender. Hay otras como el año pasado, que para nosotras teníamos muy muy buena crítica y la gente se queda como que no es lo nuestro. Aún así, lo defendimos a muerte.

¿Defienden igual uno de crítica que uno de humor?

Tengo esa sensación, pero parece ser que la gente no lo ve igual.

¿Y este año qué esperan?

Nuestro objetivo máximo es hacer un buen papel en la fase y pasar a la final.

¿Volver a los premios no?

Ojalá, pero vamos a tener los pies en la tierra, hacer primero un buen papel en la fase, que guste, pasar a la final y después ya se verá.

¿La competencia cada vez es mayor?

Sí, hay murgas que se han superado y van haciéndose su huequito, por lo menos el año pasado la calidad subió.

¿Qué cree que se espera de ustedes para este Carnaval

Hacer reír, sacar una sonrisa o una carcajada. De cualquier cosa cotidiana sacamos un chiste y eso al fin y al cabo es lo mejor, reírse de uno mismo.

¿Sentirían un fracaso si mientras actúan el público no se ríe?

Ya nos ha pasado, tener algún tema de humor que para nosotras era bueno y que la gente no te sonría. Lo malo es que la murga lo siente y además se achica.

¿Cómo levanta el ánimo de la murga en ese caso?

Entre la murga y yo hemos creado un feedback bastante bueno que con una simple mirada, una mímica, ya saben lo que estoy queriendo decirles.

Se ha oído otros años que es el último de Almudena...

Las exigencias cada vez son muchas más, mi vida personal es cada vez más complicada con mi trabajo de enfermera en quirófano y mis estudios y la murga ya pasó de ser un hobbie a un segundo trabajo, ya no vas a pasarlo bien con tus amigas. Evidentemente primero es mi trabajo, trabajo con personas y tengo que estar al cien por cien.

Es entendible, ¿pero implica que se plantee dejar al menos la dirección?

No quiero hacer ninguna reflexión, pero a veces los comentarios de la gente duelen porque dicen que llevo años diciendo que me voy y hay una realidad y es que cada vez mi trabajo exige más y tengo que estar al cien por cien. Evidentemente te planteas muchas cosas y ya son 21 años en Carnaval y llegas a pensártelo.

Este año hay mucha novedad en el concurso sobre todo con el público...

Una final de murgas, con tantas horas de pie, es para que la gente se lleve media de descanso porque eso no lo aguanta nadie. Como espectadora, por ejemplo, ver la en la grada numerada es perfecto, pero no en sillas ni de pie. Y si a los murgueros nos dan entradas para acceder después de cantar, ¿dónde nos van a poner? ¿Y cómo van a hacer las aficiones para que se vea esa marea de color?