Año de regreso...

Hombre, ha sido duro porque hay muchos cambios, pero va bien, estamos contentas de poder volver.

¿Duro por qué?

Para empezar, soy nueva con su política de murgas y es un período de adaptación, también con las chicas no me conocen, no cómo es mi forma de ver las cosas. Me ha costado adaptarme más por mi forma de ser, por querer las cosas como las quiero.

Por lo pronto, ni quería murga adulta...

Eso es por el cargo que he ejercido siempre que no me ha permitido disfrutar de la murga, la disfruté solo el año que canté de componente con Marchilongas.

¿Y por qué aceptó la responsabilidad de dirigir?

Lo vi como un reto bastante interesante

¿Y se está cumpliendo?

¡Sí! Y mucho más incluso de las expectativas que tenía. Con Marchilongas ya he cumplido muchos sueños.

Se refiere, por ejemplo, a la actuación del año pasado con Bambones.

Sí, subirme con ellos ya fue un sueño porque ha sido la murga que más he admirado. Pero también ahora poder tener a Julio con nosotras.

Él es otro de los cambios relevantes de la murga.

Sí, y tanto, eso sí es un cambio. Se notará porque somos como Bambones, pero en mujeres. He aprendido un montón con él, cosas que no sabía ni que existían y que en las que verdad tiene un montón de razón. Y me ha dado un cachetón con todas las manos porque es una persona diferente a lo que esperaba.

¿Y el estilo?

El estilo no lo hemos cambiado, vamos a intentar hacer algo diferente pero dentro del mismo estilo. Está claro que la murga que evolucionar, si no nos quedamos atrás.

La gente debe estar esperando cómo será este regreso. ¿Da más miedo o da más tranquilidad?

Están esperando y con lupa. Miedo no hay, al revés, a mí me encanta que la gente se ponga nerviosa.

¿Es una responsabilidad también sustituir a Keila?

Es una responsabilidad ponerte delante de Marchilongas no solo por Keila, sino por todo. Es una murga veterana y ha pasado mucha gente y gente muy buena. Claro que es difícil y solo espero estar a la altura.

¿Le está costando tanto?

Yo ya no sé lidiar con la gente, es lo que me cuesta, o quizá no me pongo en su piel, no sé si he perdido esa capacidad. A lo mejor es que las murgas han evolucionado y me he quedado atrás. No es que no tenga la ilusión de antes, porque este año la tengo más que nunca, pero a veces veo actitudes que me hacen pensar que no vale la pena.

¿Cuál es el objetivo para este año tan especial? No vale un "pasarlo bien".

Es que no es el objetivo, sino estar en la elite. Pasarlo bien va dentro, sí, pero al competir lo que quieres es estar en la cumbre.

¿Cree posible o al menos se ha imaginado cómo sería?

Me lo llevo imaginando desde el año pasado, me veo este año ahí. Suena arrogante, lo sé, pero es que estoy satisfecha con lo que estoy viendo. Y por supuesto que creo que es posible.

¿El resto de la murga comparte esa percepción?

Creo que sí, pero todas tenemos un poquito de miedo, a que no saben cómo podemos reaccionar, porque no nos conocemos, entre ellas y yo, que eso no me pasó antes de ser directora porque a la gente que tuve en otras murgas ya sabían como era y simplemente me tocó dirigir en su momento.

¿Se fija en alguien para dirigir?

En sus tiempos me fijaba en Luis Mariano, de Guachis o en Borja de Ni Pico que me flipaba ese hombre. Después descubrí a Bambones, aunque él como director nunca me ha llamado tanto la atención como lo hizo Borja que tenía una expresión brutal, sí dirige bien a su gente y tiene empatía con el público, pero hasta ahí.

Este año hay muchas novedades con el público del concurso. ¿Qué le parecen?

Estoy alucinando con todo eso. El hecho de que haya gente de pie para ver la final no lo veo, esa parte por los laterales no sirve sino para ver los culos de los percusionistas. Para mí ya era una locura que pusieran sillas en esa zona y se perdiera a la murga de frente, imagínate ahora.

Se argumenta en la necesidad de ampliar el aforo...

Eso es relativo. En los concursos de Cádiz hay un aforo limitado y no se ha cambiado ni ha dejado de ir la gente, aunque seguramente protestarán los que no puedan entrar. Es verdad que aquí hay mucha gente que se queda fuera, pero igual que en otro tipo de espectáculos. El éxito no tiene porque ser cuanto más número de público más calidad.

¿Mantendría la final a ocho?

Sí, porque muchas sería pesado. Menos tampoco, porque igual podría ser más ameno, pero somos muchas murgas y hay que dar más posibilidades.

¿Cómo cree que será recordada Gladis de León?

¿Como una bruja piruja? (Ríe) No hizo nada bueno ni malo tampoco. Llegó, se lo pasó bien y se marchó.

¿Qué expectativas tiene de Andrés Casanova?

Lo veo una persona competitiva, por lo que vi en el partido de fútbol de murgueros contra políticos... Se le ve preocupado por cómo va saliendo. Vamos a ver qué pasa este año para el que viene ya empezar a machacarlo.