Miguel Cabrera Pérez-Camacho asegura ser víctima del "afán de venganza" de un excompañero que convenció a un "incauto" para que le denunciara por agresiones sexuales

El presidente del Casino ha emitido una carta a los socios del club privado tras hacerse pública la denuncia que ha recibido por una presunta agresión sexual a un joven

Miguel Cabrera Pérez-Camacho en una imagen de archivo

Miguel Cabrera Pérez-Camacho en una imagen de archivo / El Día

El abogado Miguel Cabrera Pérez-Camacho, profesor de la Universidad de La Laguna y presidente del Real Casino de Tenerife ha enviado una carta a los socios del club explicando su versión de los hechos por los que ha sido denunciado.

Cabrera Pérez-Camacho argumenta en su comunicado haber sufrido un ataque por venganza de un excompañero de su despacho de abogados, al que acusa de haber convencid a un "incauto" para que le denuncie por agersiones sexuales. "Un abogado sin escrúpulos, al que no hace mucho tiempo tuve que echar de mi despacho, ha conseguido –en su afán de venganza- manipular a un incauto para que manifieste que yo realizo agresiones sexuales", reza el comunicado.

El denunciado reitera que "nunca en su vida" ha hecho semejantes cosas y que no va a hacerlo a sus 69 años, "en los que me dedico a mi trabajo, al Casino y a mi cuatro nietos". El comunicado termina avisando a los socios que irá a los tribunales con todo los medios que las leyes me otorgan" para defender su honor y "esta querida institución qu me honro de presidir".

Una reunión para realizar las prácticas en su bufete

Según consta en la denuncia ante la Guardia Civil, una vez en el domicilio del abogado ambos empezaron una charla, en principio banal. Cabrera-Pérez Camacho se interesó por el lugar de residencia del joven, con la intención de quedar a comer juntos, ya que donde vive hay «buenos restaurantes» .

Después de la conversación, ambos firman el convenio para la realización de las prácticas en el bufete. Según la versión de la víctima, tras la charla y la firma del contrato, Miguel Cabrera insistió para que se quedara un momento en la vivienda y así poder enseñarle la misma. El denunciante le dijo que tenía algo de prisa, pero, ante la insistencia del profesor, cedió a su petición.

Cuando se hallaba junto a la ventana de una habitación desde la que se ve la piscina, el joven relató que el abogado le tocó entonces los hombros y el cuello. Un gesto que le hizo apartarse. Cabrera Pérez-Camacho le preguntó entonces si era vergonzoso, a lo que respondió: «no». Lo que le aclaró el joven estudiante al profesor es que ese tipo de gestos no le gustaban.