El obispo de la diócesis de Canarias, José Mazuelos, mostró su preocupación por el futuro de los más de 2.800 menores migrantes no acompañados que han llegado a las costas del Archipiélago de manera irregular y que al cumplir los 18 años se quedarán en la calle. El máximo responsable de la Iglesia en la provincia de Las Palmas apunta que esa situación será "una bomba de relojería" en poco tiempo, porque terminarán "en la calle, sin recursos y comiendo en los comedores de Cáritas", después de pasar "uno o dos años almacenados" en los centros de acogida. Mientras tanto, las embarcaciones con migrantes siguen llegando a las costas canarias. La última ha llegado este lunes a Arrecife. A su vez, en un ejemplo de la situación límite que se vive en Canarias, este lunes se han fugado 20 migrantes del CIE de Barranco Seco, donde un grupo de migrantes ha pasado varios días en huelga de hambre en protesta por las condiciones en las que se hallan internos. "Nos parece una barbaridad por la población canaria y, sobre todo, por la dignidad de esos jóvenes, por los que creemos que hay que hacer algo más", señaló el obispo, quien apeló a la solidaridad de las diferentes comunidades autónomas, puesto que "Canarias no puede afrontar esta realidad en solitario".

La situación de las Islas se abordó en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de España (CEE), celebrada la semana pasada en Madrid, donde tanto Mazuelos como su homólogo tinerfeño, Bernardo Álvarez, expresaron la necesidad de activar "corredores de hospitalidad", a través de los cuales poder formalizar el traslado de esos jóvenes a otros puntos del territorio nacional donde se les pueda brindar una acogida de calidad.

Para el obispo, los menores migrantes no acompañados de Canarias están "apilados y encerrados" y considera "inhumano" dejarles sin un techo bajo el que vivir al alcanzar la mayoría de edad. "Les dan comida y cama, pero hay que brindarles una atención completa y formarlos para que puedan tener un futuro", apuntó Mazuelos y aclaró que el problema no existe en la actualidad, porque todavía están en los centros pero, a medida que cumplan los 18 años, se verán sin recursos y sin una red social que les acoja. "Ya estamos viendo a los primeros jóvenes en la calle, con los peligros que ello conlleva por las mafias, la violencia o la prostitución", destacó el obispo.

Mazuelos también hizo un llamamiento a los políticos y a las autoridades civiles para que faciliten la posibilidad de enviar a diferentes diócesis de la Península a los jóvenes que se quedan sin centro de acogida. En los próximos días, representantes de la Diócesis de Canarias, de Tenerife y de la Conferencia Episcopal Española (CEE) se reunirán para establecer las líneas de trabajo de lo que, de momento, es un proyecto que se puso sobre la mesa la semana pasada ante la "necesidad inminente" de dar una respuesta a los migrantes llegados de manera irregular a las costas del Archipiélago.

La directora del Secretariado de Migraciones de la diócesis de Canarias, María Dolores López, subrayó que el objetivo del proyecto es hacer "más humano" el tránsito de los migrantes por las Islas, después de pasar por una travesía que cada vez es más "dura y dramática", porque "les obligan a zarpar desde puertos más al sur y en embarcaciones más débiles". López explica que desde la diócesis se están gestionando pisos de acogida para migrantes, se ofrece asesoramiento jurídico a quienes solicitan asilo, se imparten clases de español para que puedan desenvolverse en el país e, incluso, se les costean los gastos de los billetes de avión para que completen su ruta migratoria. Ahora, afirma, se trata de aglutinar todas esas iniciativas dentro de un mismo proyecto y ayudar a "construir comunidades acogedoras".

El secretario general y portavoz de la CEE, Luis Argüello, explicó el pasado viernes que en la Asamblea Plenaria de los obispos se presentó información sobre la acogida a los refugiados ucranianos que se está realizando en numerosas diócesis españolas. En este sentido, se puso en valor que muchas diócesis han puesto a disposición de las autoridades públicas edificios y locales para esa primera acogida, pero también se puso el foco en que a España «no solo» llegan refugiados desde Ucrania, sino que muchos entran por la «frontera sur» y, especialmente por Canarias. Así, denunció la "acumulación de miles de jóvenes" que se produce en las Islas.