¿Cómo evalúa la actuación de Frontex en la crisis migratoria de Canarias?

Considero que la Agencia ha sido muy eficaz, puesto que hemos estado disponibles en todo momento, incluso durante la pandemia de la covid-19. Además, siempre hemos mantenido una cooperación muy estrecha con las autoridades españolas. Nuestra labor en las Islas pasa por la recogida de huellas dactilares, dar información y registrar la llegada de migrantes. En noviembre de 2020 pusimos en marcha una operación en el Archipiélago que comenzamos con solo siete agentes y ahora tenemos a cerca de medio centenar, repartidos entre Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura. En España tenemos en total 210 agentes desplegados, de los que 50 están en Canarias y 160 en Andalucía.

¿Podrían haber actuado antes o mejor?

La operación se desarrolló muy rápido. España solicitó nuestra ayuda en otoño de 2020 y nos desplegamos en el Archipiélago en noviembre. Es cierto que 2020 fue un año impredecible por la covid-19, una circunstancia que modificó las rutas migratorias. Aunque en los dos primeros meses del año detectamos cierto incremento en la llegada de migrantes a Canarias, procedentes de Senegal, Gambia o Mauritana, la irrupción de la pandemia influyó en los flujos migratorios. Marruecos impuso normas muy estrictas para la contención del virus, con un largo cierre de fronteras, los migrantes prefirieron evitar el paso por el país alauí y cambiaron la ruta oeste del Mediterráneo hacia la Península por la ruta atlántica hacia Canarias.

¿Considera que se cometieron irregularidades en la gestión de la crisis migratoria en las Islas?

Lo que he podido ver en Canarias son unas autoridades muy comprometidas. En mi viaje a Gran Canaria pude visitar la Comandancia de la Policía Nacional o la Comandancia de la Guardia Civil y mantuve un encuentro con los agentes desplegados en los centros de migrantes. Todo lo que puedo decir es que hay un gran compromiso y dedicación. Con perspectiva humanitaria, recibir migrantes desde la costa africana es una situación muy complicada. Lo que puedo asegurar es la existencia de organizaciones criminales que operan en países de origen y detectarlas es una de las misiones en las que podemos cooperar con los países de la UE. Cuando registramos a los migrantes que llegan de manera irregular a Europa, recolectamos sus datos personales y esa información nos sirve para investigar a las mafias. La experiencia que atesoramos en 2016, con las crisis migratorias de Grecia e Italia, nos indica que la lucha contra las organizaciones que trafican con personas conlleva un proceso muy largo. Dentro de Frontex trabajamos para reforzar la recopilación de información, agilizar así la investigación de estas mafias y compartir los datos con la Oficina Europea de Policía (Europol), algo que estábamos haciendo, y con la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Penal (Eurojust).

¿Se han respetado los derechos de los migrantes en Canarias?

Yo solo puedo hablar sobre lo que concierne a los agentes de Frontex. Nuestro código de conducta incluye una serie de reglas que garantizan el respeto a los derechos fundamentales. Además, contamos con un oficial independiente que monitoriza el cumplimiento de esos derechos, particularmente, de los migrantes. Sobre el terreno, contamos con un mecanismo para que las personas que consideren que se han vulnerado sus derechos dentro de una operación de Frontex, puedan denunciarlo y oficiales independientes estudien lo ocurrido. Esta investigación también engloba a las autoridades nacionales, en caso de que la denuncia apunte a su participación. Puedo asegurar que Frontex hace todo lo posible para garantizar el cumplimiento de los derechos fundamentales de los migrantes y para mejorar nuestros mecanismos ante las denuncias.

Ha estado recientemente Canarias para hablar de flujos migratorios y la ayuda que puede ofrecer Frontex. ¿Qué sensaciones extrae de su visita al centro de migrantes de Barranco Seco?

La Policía Nacional y el personal de Frontex desplegado en Canarias está muy comprometido y la Cruz Roja española realiza un gran trabajo desde el punto de vista humanitario. Durante mi visita tuve la oportunidad de hablar con los agentes de la Agencia y de agradecerles su presencia en las Islas, porque están a muchos kilómetros de sus casas y son una demostración de la solidaridad europea. Es un orgullo ver a agentes que se trasladan de toda Europa a un campamento para migrantes en un país extranjero. Por supuesto, debo decir que España se merece toda la solidaridad europea, porque no es fácil recibir a 25.000 personas en Canarias. Es una situación complicada de gestionar en el continente y, más aún, en unas islas, como ya se ha visto en lugares como Lesbos o Lampedusa. Todos somos europeos y es nuestro deber estar con Canarias, apoyarles y dar muestras de la solidaridad europea, porque sabemos que es un gran reto recibir flujos migratorios tan importantes.

¿Frontex prevé reforzar la vigilancia en Canarias ante un posible aumento de la llegada de pateras en los meses de verano?

Siempre estamos dispuestos a desplegar o reforzar una operación. Si bien, contamos ya con un mecanismo de intervención rápida que, una vez el país solicita ayuda, nos da cinco días laborables para tomar una decisión y organizar el operativo y otros cinco días para desplegarnos. Este modelo de intervención lo solicitó, por ejemplo, Grecia para actuar en su frontera con Turquía, en marzo de 2020. Aunque creo que actualmente no es necesaria en Canarias, es una herramienta europea con la que contamos. Forma parte de nuestro ADN estar preparados para actuar y ser flexibles.

¿Con la creación de la Agencia Europea de Control de Fronteras y Costas tendrán presencia permanente en Canarias?

Frontex es una organización flexible. Esto significa que cuando existe la necesidad de una presencia permanente, podemos atenderla; pero cuando se precisa flexibilidad, por ejemplo por un pico estacional, podemos desplegarnos por un tiempo determinado. Muestra de ello son las operaciones que llevamos a cabo en España: Indalo es permanente y Minerva se despliega durante el verano en cinco puertos, época en la que muchas personas viajan entre la UE y Marruecos. Volviendo a las Islas Canarias, por supuesto que con los guardias de la Agencia Europea de Control de Fronteras y Costas tendremos muchos más recursos, más personal, más equipos técnicos y, paso a paso, estaremos disponibles para dar más apoyo a los Estados miembros y, si España pide más presencia en las Islas, ahí estaremos.

¿Rechazó España la ayuda de Frontex en la crisis en Ceuta?

La crisis de Ceuta fue de naturaleza política y diplomática y se desató solo dos o tres días después de mi última visita a Madrid y a Canarias. Precisamente, en este viaje me reuní con el Ministro del Interior, el director general de la Policía Nacional y el director general de la Guardia Civil, y hablamos mucho sobre las vías de colaboración. Al ver la noticia de la crisis en la frontera con Ceuta me sentí, incluso, más comprometido para apoyar a España. Si bien, mi propósito no era necesariamente desplegar una operación en Ceuta sino reubicar a algunos agentes que ya estaban en Andalucía y después cubrir esas vacantes, para no dejar una brecha. Esa fue la oferta flexible que planteé y no ha sido rechazada por España.

¿Qué vías de colaboración se abordaron durante su visita a España?

Hablamos sobre planes de futuro. Por ejemplo, cuando llegué al aeropuerto de Madrid visité a los agentes de Frontex desplegados allí y mantuve una reunión con las autoridades españolas, anfitrionas de estos guardas. En ese encuentro analizamos los planes postpandemia, porque todos deseamos que los viajeros puedan regresar a Europa y más a un país como España, donde el turismo tiene una gran importancia económica. Además, abordamos la modernización de la gestión de las fronteras en los aeropuertos. Estamos preparando el Sistema Electrónico para la Autorización de Viaje [ESTA, por sus siglas en inglés], una preautorización electrónica que será necesaria y obligatoria para los ciudadanos de fuera de la UE que visiten cualquiera de los países miembros y que no estén sujetos a visado. Entre ellos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón, Corea o Ucrania; hasta 61 nacionalidades, entre las que se incluyen los ciudadanos británicos. También hablamos sobre un proyecto piloto que se estrenará en La línea de la Concepción, con el que probamos tecnologías para agilizar el control de fronteras. Nuestra cooperación con España va mucho más allá de la recepción de migrantes irregulares.

Teniendo en cuenta la crisis migratoria que afecta particularmente a España, ¿no sería conveniente que nuestro país tuviera más peso en la Agencia, por ejemplo, con un director adjunto español?

España ya ejerce un papel importante en el Frontex y siempre es bienvenida la influencia española. Una de nuestras operaciones más importantes y de mayor tamaño está en España, donde tenemos desplegados a 210 agentes, entre Canarias y Andalucía. Esto da muestra de la excelente relación que existe entre España y Frontex. También en nuestras oficinas centrales trabajan 40 españoles; más otras 60 personas que están integradas en el cuerpo de agentes (categoría 1) de la Agencia, con lo que el 10% de la plantilla de este grupo, formado por 600 profesionales, es español. Por supuesto, tenemos grandes compañeros españoles en cargos directivos y estaría muy contento de que un español optara a una plaza de director adjunto de Frontex.

Un informe que realizó el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea pone en duda el valor de Frontex.

El informe del Tribunal de Cuentas de la Unión Europea es bienvenido. Cualquier organización pública debe de ser controlada para mejorar. Frontex es una organización que está creciendo y aprendiendo rápidamente. Hace cinco o seis años, durante la gran crisis en Grecia, la Agencia difícilmente pudo desplegar 300 agentes, que fueron puestos a nuestra disposición por los Estados miembros de la UE. Ahora tenemos la posibilidad de desplegar a más de 1.600 agentes y disponemos de personal propio, lo que es solo un ejemplo del rápido desarrollo de la agencia. Por otra parte, el presupuesto de Frontex se ha multiplicado por cinco por decisión política de la Comisión Europea, que en 2015 también optó por ampliar el cometido de Frontex y, entre otros aspectos, abrió la puerta a que la Agencia pudiera desplegar agentes en países fuera de la UE. En 2019, hace menos de dos años, entró en vigor un nuevo mandato con el que hemos podido reclutar a más de 600 agentes y contratar a personal propio de Frontex. Y, por cierto, muchos de ellos se han formado en Ávila, en el centro de entrenamiento de la Policía Nacional.

¿Cómo recibe las críticas y las recomendaciones que recoge este informe?

Algunas recomendaciones son directamente para Frontex y las acepto con alegría. Pero también hay advertencias para la Comisión Europea y otras aportaciones que solo pueden ser implementadas si los países miembros lo deciden. La Agencia tiene la responsabilidad de desplegar guardias de fronteras, de formarlos y de gestionarlos, pero los Estados miembros también juegan un papel importante en este complejo ecosistema. Creo que, probablemente por primera vez, tenemos un informe que indica claramente que el control de fronteras no es una tarea que incumbe solo a las autoridades nacionales o que no solo atañe a Frontex a la hora de desplegar guardias de fronteras, sino que es un esfuerzo conjunto y una misión en la que debemos de trabajar juntos.

Hace unos días se convocaron protestas en diferentes ciudades europeas, entre ellas Las Palmas de Gran Canaria, solicitando el desmantelamiento de Frontex y un aumento de la fuerza de Salvamento Marítimo. ¿Qué responde a este tipo de demandas?

Si estas personas quieren abolir el Frontex significa que quieren abolir una agencia que contribuye al rescate de personas, por lo que supone una paradoja. El año pasado, Frontex rescató a más de 13.000 personas en el Mediterráneo. En un sistema democrático todo el mundo puede decir lo que quiera, y esto es positivo, pero no justifica los comportamientos violentos que protagonizaron en Bruselas. Nuestra oficina, que es compartida con otras agencias europeas, fue atacada con actos vandálicos por un grupo de activistas. Poner sobre la mesa el debate sobre la gestión de fronteras terrestres y marítimas y preguntarse sobre qué políticas se deberían de aplicar en la UE siempre es positivo y yo estoy encantado de participar en esos foros, pero los comportamientos violentos no son el camino. Además, creo que el equipo de Frontex no se merece ese trato porque hacen un gran trabajo, como han demostrado tanto en Canarias como en otras regiones europeas. Si bien, estas personas son una minoría, ya que la mayoría de los ciudadanos europeos desean tener una UE con una buena gestión de las fronteras exteriores. Gracias a ello podemos disfrutar del espacio Schenguen, que nos permite movernos con una libertad que estamos deseando recuperar, ya que con la pandemia se ha visto afectada.

¿Tienen alguna operación en marcha actualmente en los países de origen de los migrantes?

Frontex no tiene competencia para desplegar operaciones en países que no pertenecen a la Unión Europea (UE). Si bien, en el futuro, se podría llegar a acuerdos entre la UE y algunos países africanos como es el caso de Senegal, Mauritania o Gambia. Durante mi visita a Madrid durante el mes pasado, mantuve interesantes conversaciones con las autoridades españolas sobre la cooperación que nos gustaría mantener con los países emisores de migrantes. La mayoría de estos Estados están dispuestos a colaborar con nosotros en el control de los flujos migratorios, pero es imprescindible que la UE llegue a acuerdos con ellos, porque Frontex no puede negociar directamente. El objetivo sería tener presencia en estos países, con bases, aviones o despliegues cercanos a la costa oeste de África, principalmente, para salvar vidas, ya que la ruta hacia Canarias es un viaje muy peligroso. Es el Océano Atlántico, no es un lago. Frontex está dispuesto a cooperar y apoyar más a España, porque el país está haciendo un gran esfuerzo en la gestión de la migración.