La Gomera, El Hierro y La Graciosa entraron ayer en la fase 2 del desconfinamiento, que permite muchas más libertades a la ciudadanía y al tejido económico y comercial sin que, al menos en esta primera jornada, sea apreciable un cambio sustancial en la vida cotidiana de estas islas avanzadilla del estado de alarma. Ventajas de este progreso respecto a otros territorios es poder disfrutar de cines, teatros o centros comerciales, inexistentes en estas islas; poder acceder al interior de bares y restaurantes, que en su gran mayoría aún no han abierto sus puertas, o poder disfrutar del mar con un baño y practicar la pesca deportiva, que este lunes fue casi imposible por las condiciones del tiempo en gran parte de su litoral.

Así, los habitantes de estas tres islas disfrutan ya de otros privilegios del ámbito social en el proceso de recuperación de la rutina y libertad de movimientos, pero manteniendo la consciencia ciudadana de seguir con las medidas de protección que les permitan seguir avanzando en la desescalada marcada por el gobierno nacional. Las tres islas más pequeñas -entre las tres suman apenas 34.000 de los 2,15 millones de habitantes del Archipiélago- gozan de una situación sanitaria muy diferente al resto, en donde, a pesar de ser La Gomera la primera en la que se registró un positivo, lleva junto a El Hierro dos meses sin detectar nuevos casos, mientras que La Graciosa se mantiene limpia de coronavirus.

Avanzando pero con cautela. Esta situación ha generado que sus habitantes sigan siendo precavidos a pesar de avanzar e ir por delante en el proceso de desescalada, y que la mayoría de sus poblaciones sigan manteniendo las medidas de confinamiento de fases anteriores y se protejan de posibles contagios y de propagar la pandemia en sus domicilios. No ha cambiado prácticamente nada en ninguna de las tres islas. Incluso, y a pesar de la hiperinformación, surgen muchas dudas aún en lo que se puede y no se puede hacer entre los ciudadanos, en su conjunto personas mayores, por lo que prefieren seguir resguardándose y salir solo para lo estrictamente necesario. Las calles siguen estando con muy poca afluencia y solo los jóvenes son los que se atreven a recorrer las vías y en esta primera jornada de la fase 2 acudir a las playas y tomar el sol libremente. En ese contexto social, incluso los vecinos y vecinas de estas islas sienten la motivación de seguir siendo un ejemplo a nivel nacional, ya que "acostumbrados a que cuando se hable de nosotros sea por malas noticias, que ahora nos nombren para bien es algo que nos enorgullece", señala Santiago, un vecino de San Sebastián de La Gomera.

Dependencia del turismo La dependencia del turismo de estas islas es notable, por lo que al permanecer cerrado el aeropuerto de La Gomera y con una sola frecuencia el de El Hierro, mientras que las conexiones marítimas están fuertemente restringidas en los tres territorios, provocan que los establecimientos hoteleros sigan cerrados. Mientras en la Isla del Meridiano las dos principales instalaciones hoteleras, el Parador y el Balneario del Pozo de la Salud, permanecen cerradas, el resto se siguen preparando para el futuro, pero lo cierto es que "sin turismo no hay actividad, por lo que no es rentable", nos señala uno de los propietarios de un hostal de Frontera. Sin embargo, sí abrieron sus puertas este lunes distintos centros turísticos como el centro de interpretación del Árbol Garoé o el Mirador de La Peña, al que durante la jornada solo se acercaron algunos oriundos herreños.

En espera de abrir hoteles y hostales. En La Gomera, un tanto de lo mismo, con hoteles y hostales aún cerrados, ya que "aunque tengamos abiertas las reservas a través de nuestra página web, no hemos recibido ninguna", nos señala el propietario de un hotel de San Sebastián. Son días en los que no se están registrando pernoctaciones en la Isla, ya que "quien tiene que venir a trabajar, lo hace, y se marcha", nos señala, aunque también destaca que "abrir un hotel para una habitación no es rentable". Es una situación que "nos está afectando a todos en La Gomera", lamenta este restaurador.

Solo un bar abierto. Lo mismo ocurre en la más pequeña de las tres. En La Graciosa tan solo uno de los once bares y restaurantes de Caleta de Sebo y Pedro Barba permanece abierto, por lo que se ha convertido en el lugar de encuentro de todos los gracioseros y gracioseras. Así, tampoco los alojamientos están activos, ni los comercios destinados a la venta de recuerdos o las empresas de turismo activo, que permanecen a la espera de que la llegada de visitantes pueda permitir la reactivación de la actividad económica.

La pesca, la mayor novedad. La posibilidad de pescar ha sido seguramente la mayor alegría de la jornada. Eso, en Caleta de Sebo, no es algo menor, sino "un gran alivio" para muchos vecinos de una isla muy vinculada desde siempre a la pesca, remarca la concejal del Ayuntamiento de Teguise encargada de los asuntos de La Graciosa, Alicia Páez. Pero en lo económico -más allá del primer restaurante que se anima a abrir en la isla, El Marinero, con posibilidad de acceder a su interior, otra novedad- ha habido pocos cambios. Las viviendas turísticas, los apartamentos, el resto de la hostelería, las tiendas de recuerdos, el alquiler de bicicletas... todo sigue cerrado. "Aquí todos viven principalmente del turismo y, si no hay visitantes, es lógico que no abran", resume Páez, que no espera que la normalidad vuelva a La Graciosa hasta finales de junio.

La actividad comercial vuelve lentamente. La incorporación de la actividad comercial se está produciendo también lentamente en El Hierro y La Gomera, donde a prácticamente un tercio de los comercios que decidieron abrir con la entrada en fase 1, se sumaron otros que progresivamente iban asumiendo las medidas de protección en sus locales.

Entre esos pequeños empresarios, María, propietaria de un bazar en Valverde, lamenta que "con la gente local no nos compensa abrir, ya que aún todo el mundo es muy recatado en salir", y nos señala que "incluso hay negocios de referencia que están planificando para poder abrir a comienzos del próximo año y otros muchos que nunca más van a levantar la persiana".

Un baño en el mar. Uno de los principales hitos de esta fase de desconfinamiento y que precisamente se reclama en otras islas del Archipiélago es la permisibilidad de acercamiento al litoral, principalmente de dos formas. La primera a través del baño y disfrute de las playas, a las que los habitantes de El Hierro, La Gomera y La Graciosa ya tienen acceso libremente; la otra, a través de la práctica de la pesca deportiva, tan popular en las tres ínsulas, y que incluso supone un alivio para muchas familias en estos momentos en los que la crisis económica derivada de la pandemia sanitaria ya es palpable en muchas casas. En esta primera jornada tan solo en El Hierro pudieron disfrutar de condiciones meteorológicas favorables, que fundamentalmente los más jóvenes aprovecharon para darse el primer baño.

Mientras tanto, en playas como la de La Punta en San Sebastián de La Gomera, o las casi salvajes de La Graciosa, tanto la nubosidad como el mar de fondo impidieron su disfrute, acercándose a ellas muy pocos bañistas. Algo similar ocurrió con la pesca recreativa, una de las actividades más demandadas por no ser incluida en decretos anteriores que permitían las prácticas deportivas al aire libre. Ahora, con todos los accesos al mar abiertos, ya está permitida la actividad, pero las condiciones meteorológicas dejaron con las ganas a muchos practicantes de este deporte que no pudieron disfrutarlo en lugares habituales como la playa de La Cueva o el Puerto de San Sebastián de La Gomera, indica Lucía Mora. En este segundo caso porque la instalación permanece cerrada y solo se permite su acceso cuando llega algún buque.