Una carrera de éxitos académicos y profesionales, de reconocimientos y prestigio para un doctor en Medicina y Nutrición, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, director del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Titular de la Cátedra UNESCO sobre Sistemas Locales de Salud y Sistemas Alimentarios. Apuesto, afable, elegante, didáctico, buen comunicador, Lluís Serra Majem (Barcelona, 1959) llegó hace apenas un mes a la portavocía del comité científico creado contra el coronavirus por el Gobierno de Ángel Víctor Torres. Ahora, Serra Majem, el Fernando Simón de Canarias, es un personaje tan conocido como controvertido.

Con un curriculum tan intachable como impactante -autor de más de 800 publicaciones, decenas de libros y más de medio millar de artículos científicos, director de 44 tesis doctorales y organizador de diversos congresos internacionales- Serra Majem entraba inmaculado a una zona político y sanitaria en la Administración canaria que anhelaba un respiro, sosiego y tranquilidad, sobre todo tras la volcánica destitución de la consejera de Sanidad, Teresa Cruz.

A diferencia del director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, Serra Majem no es un epidemiólogo, sino un especialista en nutrición y alimentación, sobre todo en dieta mediterránea y en la prevención de la obesidad infantil, la sostenibilidad alimentaria y la hidratación. En una entrevista publicada en este periódico el 15 de marzo, días antes de ser nombrado portavoz del comité científico del Gobierno de Canarias, admitía que la virología no era su especialidad. "Yo no soy un especialista en virus", decía, "pero sí se que hay que evitar que esto se multiplique y para ello hay que tomar medidas de contención".

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Victor Torres, apenas había tratado a Serra Majem. No estaba en el circuito de sus asesores científicos, ni entrado en su radar social o sanitario. El más entusiasta, interesado y promotor de la candidatura de Serra Majem a la portavocía del comité científico era el vicepresidente Román Rodríguez.

Con voz templada y suave y privilegiado con unas extraordinarias virtudes para la comunicación pública Serra Majem tenía las dotes adecuadas para trasladar a la población canaria mensajes científicos y divulgativos. Una situación tan grave y dramática como la pandemia requería, por lo tanto, un tono sosegado para que no cundiera la desesperación ni la alarma. Y Serra Majem era el portavoz idóneo.

A Torres le llegaron comentarios sobre la dominante y arrogante personalidad de Serra Majem. Con un historial profesional tan brillante como el acumulado por el catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria normal que presuma con orgullo de sus propios méritos, pero, avisaron, tiene un alto concepto de sí mismo y espera por ello el reconocimiento y admiración. El presidente confió en que moderara sus impulsos de notoriedad y se ciñera a emitir solo opiniones científicas.

Esperaba Torres haber encontrado una réplica de Fernando Simón en el Archipiélago. Y al igual que Simón, Serra Majem también infravaloró el impacto de la pandemia. "En nuestro país fallecen seis mil personas de la gripe y, por tanto, del coronavirus probablemente no va a fallecer nadie este año. Por lo tanto hay que poner las cosas en su contexto. Sobre todo no hay que alarmar", declaró el 24 de febrero en una entrevista en la Televisión de Canarias.

Serra Majem, sin embargo, no es Simón. Es más impulsivo, provocador e imprudente en el ejercicio de portavoz del comité científico. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, aguanta con templanza las críticas. Ni se inmuta. No entra a la pelea de los bajos fondos. En dos meses de comparecencias públicas de su boca no ha salido ni un exabrupto. Ni un rifirrafe. Ni un golpe bajo. Serra ya se tirado de cabeza a la charca de pocilga política. Lo que nunca ha hecho Fernando Simón.

Serra Majem anunció una fecha para la desescalada, el 27 de abril, sin confirmarlo ni aprobarlo el Gobierno de Canarias y embarcó a Torres en una comparecencia pública para presentar el proyecto que ha acabado confundiendo a la población canaria, desautorizó al ministro de Sanidad, calificó de "despropósito mayúsculo" e "improvisación" la gestión de Sánchez con la pandemia, respondió con un "ni viven, ni dejan vivir" el veto de Madrid al plan de Canarias de desescalada y la penúltima: desprecia como "un cualquiera" al vicepresidente socialista del Cabildo de Gran Canaria, Miguel Ángel Pérez del Pino.

En este caso, Serra apunta a ciegas. Desde el más absoluto desconocimiento. Si quería desprestigiar a Pérez del Pino por su ignorancia en la gestión sanitaria pública se equivoca. El vicepresidente del Cabildo de Gran Canaria no es un político de carrera. Es un ingeniero superior en informática especializado en biomedicina, un técnico con experiencia en la gestión sanitaria pública, y director de proyectos en ingeniería clínica con Siemens. Conoce al detalle y con precisión la gestión sanitaria pública, en especial la de Canarias. Pérez del Pino no es, precisamente, un ignorante: autor de decenas de publicaciones internacionales en la aplicación de la Neurociencia Computacional en los campos de la Medicina y la Seguridad Informática ha participado, como Serra Majem, como ponente de diversos congresos científicos nacionales e internacionales.

El encontronazo comenzó el sábado. Pérez del Pino publicó un tuit: "echar aceite de oliva y algún tomate a la ciencia no te convierte en un buen político. Ni siquiera en un buen científico. A lo mejor acabas dándote cuenta de que cueces, pero no enriqueces". No citaba a Serra Majem, pero a buen entendedor bastaba con los elementos de la dieta mediterránea, de la que es especialista el portavoz del comité científico sobre el Covid-19 del Gobierno de Canarias. En el subtexto, una réplica a las críticas de Serra Majem sobre la gestión del Gobierno de Sánchez.

Serra Majem, impetuoso e impulsivo, entró al trapo: "A mi no me importa si alguien no valora mi trayectoria científica (dicen que soy el investigador más citado de Canarias). Pero no permitiré que un cualquiera manche mi honorabilidad y dude de mi defensa absoluta de la salud pública de los canarios frente a los intereses partidistas".

La responsabilidad de Serra Majem como portavoz del comité científico de Canarias contra el coronavirus no restringe su derecho a opinar, pero desde Presidencia del Gobierno canario perciben con alarmismo como el catedrático se está extralimitando en sus funciones. No se le llamó para que se metiera en el fango de la política, pero con sus opiniones políticas Serra Majem pone en apuros a Torres. Hasta ahora el presidente se ha cargado de paciencia y no le ha amonestado en público. Serra Majem se alinea con los planteamientos más autónomos e independientes para la desescalada, que defiende Nueva Canarias, y descalifica al Gobierno de Sánchez. Si Torres sigue tolerando esta actitud crujen las cuadernas del PSOE. Ayer mismo, el último comentario, por el momento, de Serra Magen en Facebook. Atribuía el mayor número de contagios en Tenerife frente a los de Gran Canaria a la tolerancia de la alcaldesa de Santa Cruz en la celebración de los Carnavales.

Serra Majem inasequible al desaliento no cesa. Su página en Facebook ha dejado de ser de acceso público, pero ha colgado una nota: "Creo que voy a publicar mis posts más ácidos solo para mis amigos. Si no los medios los comparten y sacan de contexto y me la arman".