El inicio de la legislatura en Canarias tras las elecciones del 26M y la inminente conformación de un nuevo Gobierno regional de izquierdas presidido por el socialista Ángel Víctor Torres dibujan un escenario deprimente para el PP de las Islas y dejan muy tocado a su líder, Asier Antona. La crisis abierta en el partido tras la frustrada operación de una alianza con CC, Cs y ASG que hubiera dado la presidencia al PP en la figura de su secretaria general, Australia Navarro, a la que se opuso Antona por su insistencia en ser él el candidato, ha terminado por deteriorar aún más la ya de por sí precaria vida interna del partido, y ha roto el fino hilo de confianza que hasta ahora le dispensaba la dirección nacional.

Las tensiones internas y la falta de horizonte político a corto y medio plazo que muchos sectores en el PP canario reconocen han llevado a la cúpula de la calle Génova a plantearse la necesidad de cambios profundos en el marco de operaciones del mismo estilo en otros territorios. Fuentes cercanas al secretario general nacional, Teodoro García Egea, reconocen la "situación preocupante" en la que se encuentra el partido en las Islas y la necesidad de hacer una "reflexión profunda" sobre su futuro y el papel que debe jugar en la política canaria. Aunque se ha excluido por ahora una retirada pública y explícita de esa confianza hacia el presidente regional, sí consideran que la brecha interna y la débil posición del partido obliga buscar salidas de algún tipo y estudiar posibles escenarios de futuro.

Con un lenguaje alambicado y sin atreverse a tomar caminos irreversibles, la dirección nacional del PP no esconde que la confianza con Antona está rota y que aprovechará cualquier circunstancia para impulsar un cambio en la dirección del partido. El equipo de Pablo Casado ha apoyado hasta ahora al político palmero pese a su contundente apoyo a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias y el Congreso nacional del partido en 2018, por la inminencia de los procesos electorales recientes, pero una vez superada esta etapa, en la que el PP canario ha acumulado sucesivos desastres electorales, la lógica de la puesta en común con la línea de la calle Génova se impone.

El propio García Egea dejó clara esta pérdida de confianza en líder regional y su apuesta por un recambio en la dirección regional hace unos días cuando, al vislumbrar en el horizonte una posible moción de censura contra el nuevo Gobierno canario impulsada por el PP, CC y Cs en la que los nacionalistas le cederían la Presidencia, señaló que la candidatura a la misma no tendría por qué recaer en él. Y al ser preguntado sobre si Génova mantenía su apoyo al ahora líder regional, su respuesta no pudo ser más ladina: "La dirección nacional siempre apoyará el PP de Canarias". El propio Pablo Casado se ha referido a Antona, no como el líder indiscutible del partido en las Islas, sino como quien "hoy por hoy" lo preside.

En todo caso, la situación es de compleja gestión porque el contexto actual no es el más apropiado para forzar la máquina de los cambio. Por un lado el PP nacional se encuentra inmerso aún en la negociación de pactos en varias comunidades autónomas, en las que busca desesperadamente mantener o recuperar el poder junto a Cs y Vox, y porque sigue en el aire la propia legislatura estatal por la incertidumbre de la investidura de Pedro Sánchez y la posibilidad de que el bloqueo político en el Congreso obligue a una nuevas elecciones generales en otoño. Es decir, Madrid, Navarra y Murcia dan tregua a Antona.

De otra parte, desde la dirección nacional se reconoce que no hay en estos momentos una alternativa organizada en el PP canario a la que representa el palmero, quien ganó de calle las primarias y el congreso regional de hace poco más de dos años, contando además con el apoyo de la mayoría de los presidentes insulares. Sin embargo, el episodio del frustrado intento de pacto con CC y el enfrentamiento con Australia Navarro, a la que no le aceptó la dimisión tras la convulsa Junta Directiva del pasado martes, ha reabierto la guerra interna que se había mantenido bajo control durante los procesos electorales. Muchos sectores del PP canario se reconocen desanimados y sin horizonte político y recalcan la debilidad de Antona sobre todo por su ausencia de apoyos en Gran Canaria, la isla desde donde el PP había construido su fortaleza política, social y electoral en la etapa de José Manuel Soria.

Acusaciones mutuas

Estos sectores creen que el armisticio firmado entre Antona y Navarro tras el nombramiento de la secretaria general como presidenta del Grupo Parlamentario en el Parlamento regional -forzado por Génova- es un "parche" que no resuelve el problema de fondo, y que el futuro inmediato del partido dependerá en parte de cómo evolucione la situación política en las Islas a partir de que entre en funcionamiento el Ejecutivo de progreso de Torres. Los populares prevén un colapso más pronto que tarde de ese gobierno "mal cosido y lleno de contradicciones" y que a partir de la primavera próxima se podrían dar las condiciones para trabajar en pos de la moción de censura. Si Antona logra activar el partido y da la talla desde la oposición, su liderazgo se podría recomponer, pero entraría en caída libre si la cohesión interna sigue en crisis y la labor de oposición languidece en ese limbo en que le van a mantener el Ejecutivo por un lado, y CC por otro como principal fuerza opositora.

Desde el entorno del presidente del partido se asegura que "las relaciones con Génova no son tan malas como podría parecer", y que "de esta situación, Antona va a salir reforzado". Achacan a la intervención desde la sombra de Soria, y al relato construido desde de la propia CC, la crisis del episodio de la negociación del pacto alternativo al de la izquierda, y la bronca de la Junta Directiva en la que Antona y Navarro se acusaron mutuamente de traición durante la negociación con los nacionalistas, Cs y ASG, y en la que la secretaria general dijo haber perdido la confianza del presidente al ser relegada de la portavocia parlamentaria.

Así las cosas, lo que en todo caso se descarta en este momento por la mayoría de los dirigentes consultados en la creación de una gestora, escenario para el que se requeriría o bien la dimisión del presidente, o la apertura de un expediente en su contra por parte de la dirección nacional. Génova no la contempla por el momento por más que algunos sectores consideren que Antona cometió indisciplina al negarse a ceder la presidencia a Navarro y forzar que ASG acabara firmando el Pacto de las flores. Pero una gestora sostenida sobre una acusación de ese tipo añadiría a la batalla política interna otra jurídica que acabaría por lanzar al partido al precipicio.

"Había una disidencia de hasta cinco diputados"

El secretario general de Agrupación Socialista Gomera (ASG), Casimiro Curbelo, pieza clave en la conformación de mayoría para gobernar Canarias, relata que el día que cerró el acuerdo con PSOE, Nueva Canarias (NC) y Podemos aterrizaron en Canarias los negociadores del PP Teodoro García Egea y Javier Maroto "a la desesperada", pero "sin conocer" la "rebelión" que vivían los populares canarios tras saber la intención de Génova de que el aspirante a la Presidencia no iba a ser el presidente regional del PP, Asier Antona.

"No solo la llamada de Asier sino de otros dirigentes ponían en conocimiento de los que podían ser socios para el pacto que había una disidencia de al menos cinco diputados [incluido Antona]", reconocía Curbelo durante el transcurso de una entrevista en el Debate de la 1 Canarias la noche de este jueves. Curbelo explicitaba así la existencia de una "rebeldía interna", lo que le permitió ver que "el pacto que se quería llevar a cabo [de centro-derecha] iba a tener dificultades". El líder de ASG consideró que "el problema se produce por una disfuncionalidad interna ante la pretensión de Génova" de cambiar de candidato a la Presidencia de Canarias "sin tener conocimiento el líder regional".