El Tenerife Isla Única paga en Logroño un mal comienzo para caer ante el Fundación Promete

– El grupo de Esther Herrero cedió por 67-56 ante el Fundación Promete

FUNDACIÓN PROMETE 67 (16+19+14+18)
TENERIFE ISLA ÚNICA 56 (8+13+15+20)
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FUNDACIÓN PROMETE Naiara Galilea (10), Paula Esteban (5), Licet Castillo (18), Miriam Goyache (6), Zuleira Aties (11) —cinco inicial—, Paula Ballvé (5), Elena Salcedo (8), Alba San Vicente (2), Sara Guillén y Débora Ayela (2).

TENERIFE ISLA ÚNICA Laura Muñoz (13), Laura Fernández (11), Alba Peña (7), Carla Rodríguez (11), Leyre Carrascosa (2) —cinco inicial—, Cynthia Jorge, Graciela Díaz (4), Isabel Martínez (5) y Toni Atkins (3).

ÁRBITROS
José María Terreros y José Ignacio Martínez (La Rioja). Sin eliminadas.

PARCIALES
16-8, 35-21 (descanso), 49-36 y 67-56.

INCIDENCIAS
Centro Deportivo Municipal Lobete. Unos 350 espectadores.

El Tenerife Isla Única pagó con la segunda derrota del curso su mal comienzo en Logroño ante el Fundación Promete. Sin Laura Bejarano y tras un cansadísimo viaje que le pasó factura, el representativo se vio siempre obligado a ir a remolque de las riojanas, que explotaron la potencia del dúo cubano Castillo-Aties y supieron atacar los puntos débiles de su rival.

Dos triples de Licet Castillo sirvieron de carta de presentación del cuadro de Luis Birigay, más centrado que el grupo de Esther Herrero en una primera entrega que puso la distancia en una decena de puntos que sólo osciló hacia arriba. La zona en la que se resguardó durante 30 minutos el Isla Única no tuvo el efecto deseado porque o Castillo o Ballvé hacían daño en el poste bajo o lo era Aties en el alto.

Las capitalinas volvieron a pagar carísimos los errores de pase (más de 20 pérdidas) y concedieron más oportunidades de las deseables para las segundas opciones locales. Delante, sólo Carla Rodríguez (y Muñoz en el último cuarto) estuvieron a un nivel correcto. Carrascosa transitó por el encuentro sin dejar huella y a las interiores júniors Diaz y Atkins les quedó la tarea de compensar sus déficits.

El Tenerife Isla Única, con todo, fue de menos a más tras el descanso. Cuando la diferencia amenazaba con acabar sobre la veintena, tiró de amor propio y puso más arrojo en la defensa y más alegría atacando el aro de las logroñesas. Aprovechando también las rotaciones de Birigay, llegó al último minuto con posesión para ponerse a seis, pero erró el tiro y desapareció su remota posibilidad de éxito.