«Entrenador de pista», artículo de Juanki Rivero

El entrenador tinerfeño del  Estudiantes  Júnior A femenino  ha remitido a BASKETMANÍA este artículo:

«Puede que sea ya por la acumulación de años que llevo en las entradas (ya estoy vislumbrando cómo los más viejos que yo comentan sentencias tipo «dónde vas niñato», pero me arriesgo y me importa poco) o puede que sea por mi alergia e intolerancia hacia las tonterías y gilipolleces, pero el caso es que echo de menos a un «tipo» de entrenador al borde de la extinción.

Un amigo y doctor en esto de entrenar me recordó hace días que sólo hay tres tipos de entrenadores: los de pista, los de pasillo y los de despacho. Pues bien, yo extraño en cantidad el del primer tipo; el que todos conocimos al menos alguna vez en la vida y que nos hizo crecer, soñar y trabajar como nadie; el que nos gritaba sin nunca faltarnos el respeto pero nos hizo creer y sentir palabras como sacrificio, honradez, exigencia, superación y mucho, mucho respeto. Incuso esas primeras semanas donde trabajamos juntos y daban incluso miedo las recordamos con cariño.

En un mundo donde prolifera cada vez más los babosos y peloteros de jugadores haciéndoles sentir estrellas cuando no lo son o lo que es peor, aprovechando su condición o posición jerárquica para erigirse como guías, mentores o consejeros espirituales sin tener ni puta idea de lo que dicen y sin haber leído un maldito libro de psicología, didáctica o metodología, hacen que nuestra profesión sea fácilmente criticable porque señores, cualquiera puede ser entrenador. Por eso no nos respetan ni nos valoran; porque esperamos que haya profesionalidad y calidad en un país donde no se exige ni lo uno ni lo otro para dirigir un equipo. Un mono con una metralleta muy poderosa apuntando sin sentido a jóvenes y niños.

Echo de menos el entrenador que dedica muchas horas en pista, pero sobre todo muchas horas en su cabeza; el entrenador que estudia, se prepara y crece; el que duda siempre. Ese entrenador con arrugas y barriga que cada vez que pierde busca refugio para olvidar, por qué no, en un vaso de vino o incuso un güisqui, mentando la madre de algún jugador, lamentándose de ese tiempo muerto que no pidió o rápidamente flagelándose durante horas por lo ocurrido sabiéndose culpable; sin excusas ni lanzando culpas a otros; el que se desgañita y sufre; el que fue abandonado por su mujer hace poco porque era insostenible asumir la verdad de que tus jugadores pueden hacerte perder el sueño y tu mujer, ya no. El que se arruina porque trabaja sin importar el dinero y todos los jefillos merodeadores se aprovechan de esa pasión para exprimirle. El que sabe cuando poner una mano en el hombro o decir la frase adecuada para estabilizar las emociones de un jugador y al que le sobra el hecho de dar «abracitos» y «besitos» sin venir a cuento.

El que lidera con su ejemplo. Nadie alrededor trabaja más ni mejor. Nadie entrega su vida como él. Nadie será más maltratado que él, y lo que es peor, aunque acepte y sepa la realidad ingrata que le rodea, sigue a pie de pista, ignorando a los envidiosos perdedores o ignorantes porque hace años que para él no significan nada, porque nada pueden.

Echo de menos a ese tipo».

Juan Carlos Rivero Cabrera

(Entrenador Superior de Baloncesto)

Un comentario en ««Entrenador de pista», artículo de Juanki Rivero»

  • el 18/11/2014 a las 19:21
    Enlace permanente

    Lo comento porque ayer justo vi el Tacoronte sub22- Juventud Laguna y lo que me llevé de ese partido, al margen de la diferencia el esfuerzo y el juego limpio y sin guarradas, es con 2 pedazos de entrenadores. Un señor (Eladio) y un todoterreno (Lucas). Dos personas que saben un rato y estudian el partido. Uno más impetuoso y otro más calmado, pero siendo tan diferentes en edad, forma de hablar e impulsividad, tienen en común lo más importante. Enseñar, exigir y tratar de ser justos con todos los jugadores y con el deporte que les gusta.
    Sobra decir que disfruté del partido pese a la amplia diferencia.

Los comentarios están cerrados.