«El Unicaja se recompone», titula Diario el Sur

Tras un mal comienzo, firma un buen final de partido para superar al Canarias
Dragic y Guillén pelean por el balón ante la presencia de Zoric . Foto: CARLOS MORET

JUAN CALDERÓN jcalderon@diariosur.es | MÁLAGA..

Las cosas cambian en el baloncesto de un día para otro. Ayer el Unicaja lo tenía complicado para entrar en la Copa del Rey y hoy el sueño copero está mucho más cerca. La victoria ante el Canarias lo acerca a su primer gran objetivo de la temporada. Ahora se es más optimista, a pesar de que el juego del equipo sigue sin ser fluido. Tuvo que recuperarse de una primera parte realmente mala para superar a un buen Canarias. Por suerte, el equipo se recompuso, empezó a defender, pudo correr y afloró el talento de Vidal, Williams y Simon para cerrar el encuentro y sumar una victoria que lo mantiene en la lucha por la clasificación.

A pesar de todo lo que se ha escrito sobre la delicada situación con la que el equipo encaraba este partido, nada pareció calar en el seno del vestuario del Unicaja. Al menos, no lo pareció por la actitud que mostró el grupo de Repesa en el arranque del choque. El equipo cajista estaba frío, quién sabe si atenazado por la presión de quedarse fuera de la Copa. A pesar del 8-2 de salida, faltaban intensidad y mordiente. El Canarias, que por muy modesto que sea, es un equipo serio y experimentado, no tardó en darse cuenta. Richi Guillén, que volvía a Málaga, abrió el camino. Un par de buenos movimientos cerca de la canasta, de esos que aprendió en Los Guindos, le bastaron para dejar en evidencia a sus defensores.

El juego estaba plagado de imprecisiones, especialmente por el bando local, que volvió a mostrar un atasco importante en ataque. El Canarias empató el partido a 16 y Repesa pidió su primer tiempo muerto de la noche. Fue un intento baldío para reactivar a sus jugadores, pues la falta de intensidad persistió y el primer cuarto se cerró con empate a 18.

Consciente de sus carencias, el Canarias volcó todo su juego en el perímetro, el gran problema del Unicaja en defensa en los últimos partidos. Llegaron los triples de Guillén, que emuló a Germán Gabriel, y también de Heras. La luz de alarma comenzaba a parpadear en el Unicaja, que perdía ya 21-26. Repesa solicitó otro tiempo, pero la renta visitante creció hasta el 27-34. Solo la entrada de Vidal y Dragic dio un aire nuevo a un equipo que ofrecía muy malas sensaciones. Llegaron los triples del catalán, y un par de fogonazos defensivos del esloveno permitieron al Unicaja ponerse al fin por delante 35-34 gracias a un parcial de 8-0. Pero este esfuerzo en defensa tuvo un peaje, las faltas, y el Canarias las aprovechó para llegar al descanso con ventaja gracias a cuatro tiros libres anotados de forma consecutiva (35-38).

Los números de la primera parte reflejaban la falta de intensidad del Unicaja, que fue superado en rebotes (12 frente a 20) y acabó con una valoración inferior a la de su rival (30 respecto a 42).

Llamó la atención que el Unicaja solo estuviese unos cuatro minutos en el vestuario. Quizá había poco que analizar por Repesa y los suyos, porque lo único que importaba era la victoria. Eso, o la charla de Repesa. Fue corta, pero intensa. Aunque Rost mantuvo al Canarias en los primeros minutos de la segunda parte, era evidente que algo había cambiado en el Unicaja. Por fin se vio algo de intensidad en defensa y entonces el equipo pudo correr. El encuentro parecía distinto, y los contraataques se sucedían uno tras otro. En solo dos minutos, el equipo malagueño encontró ese ritmo que necesitaba para poder superar a un buen rival que ya solo se mantenía con los puntos de Rost.

Llegaron los triples de Simon, Calloway y Vidal, y el marcador se fracturó. A los 27 minutos la ventaja del Unicaja ya era de cuatro puntos y el choque comenzaba a decantarse del lado del Unicaja (51-47). El equipo cerró el tercer cuarto con un parcial de 9-2 que casi fue definitivo.

Tras muchos minutos de incertidumbre y hasta de aburrimiento, sobre todo en la primera parte, lo mejor llegó al final. Apareció Marcus Williams para hacer las delicias del público con varias acciones espectaculares. Cuando está inspirado es un jugador por el que merece la pena pagar una entrada. Su recital cerró un choque en el que el Unicaja soltó lastre antes de recibir al Barcelona.