El agua siempre ha sido un bien necesario y escaso en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Su distribución por los diferentes barrios del municipio fue durante años trabajo de las aguadoras, mujeres que repartían el agua a cambio de una remuneración, que están consideradas una pieza clave en la historia de la capital tinerfeña y que fueron el primer precedente del actual sistema de gestión y distribución de agua de Emmasa.

El papel de las aguadoras en la historia

Santa Cruz de Tenerife era una ciudad llena de barrancos y barranqueras por las que descendían grandes cantidades de agua de forma natural, suficiente para abastecer a los vecinos del municipio hasta que, debido a la urbanización del territorio y al aumento poblacional, pronto comenzó a escasear, por lo que la urbe empezó a padecer duras sequías.

En ese momento nació el oficio de aguadora, al que se dedicaban mujeres humildes que trasladaban el agua desde las fuentes públicas hasta los hogares a cambio de una remuneración, ya que el servicio de aguas no estaba regularizado en esos años.

Su trabajo se puso en valor cuando en julio de 1797 se ofrecieron voluntarias para transportar sobre sus cabezas cántaros y pequeñas barricas con agua y alimentos para las tropas que defendían la Isla del ataque de la escuadra de Horacio Nelson en la Altura de Paso Alto.

La labor de estas mujeres es el primer precedente del actual sistema de gestión y distribución de agua de la capital, un servicio que hoy presta la Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz de Tenerife (Emmasa), a través de una red de algo menos de 1.000 kilómetros de la ciudad.

Nacimiento de Emmasa

La constitución de la Empresa Municipal de Abastecimientos y Suministros de Aguas data de diciembre de 1942, cuando el pleno del Ayuntamiento aprobó su puesta en marcha con el objetivo de normalizar el suministro de agua y realizar las mejoras oportunas. Unos meses después, en julio de 1943 se aprobaba el primer Plan General de Obras con el que se quería potenciar los recursos hídricos y adaptar el servicio a las nuevas necesidades que experimenta la ciudad, en función de su crecimiento poblacional y su desarrollo urbanístico.

Cuatro décadas más tarde, en 1981, se producen dos hechos de vital trascendencia para Emmasa: la constitución de la empresa como Sociedad Anónima, firmada el 13 de mayo, y el traspaso a la empresa de la Estación Depuradora de Aguas Residuales.

Imagen de Santa Cruz en los años 70. EL DÍA

El nuevo sistema de gestión

Desde 2006, la gestión del ciclo integral del agua de la capital es público-privada y depende de la Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz de Tenerife, Sociedad Anónima, (Emmasa), integrada por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y Sacyr-Vallehermoso, que a lo largo de estos años ha realizado un gran esfuerzo de modernización para mejorar la calidad del servicio.

Entre los principales hitos de Emmasa destacan la potenciación de las fuentes propias, tanto de galerías y pozos, como la Estación Desaladora de Agua de Mar (EDAM), que ha permitido que el 67% del agua distribuida a la ciudad sea agua desalada.

Asimismo, Emmasa se ha encargado, de forma continua, de la mejora y adecuación de las instalaciones del suministro, en especial de las redes de abastecimiento de agua domiciliaria, que abarcan casi 1.000 kilómetros de red distribuidos por todo el municipio, así como de garantizar la calidad del agua, a través de análisis periódicos y auditorías externas.

Imagen de Santa Cruz en los años 70. EL DÍA