p> El presidente zimbabuense, Robert Mugabe, se niega a dimitir tras el golpe de Estado efectuado en la noche del martes y mantiene que quiere concluir su mandato hasta las elecciones presidenciales que deberían celebrarse en 2018.

Su mujer Grace y dos figuras claves de la facción política G-40, que apoyan a la primera dama, están bajo arresto domiciliario junto al mandatario en el recinto de la ''Casa Azul'' del presidente en Harare e insisten en que éste concluya su mandato, según una fuente consultada por Reuters.

Los ministros Jonathan Moyo y Saviour Kasukuwere se refugiaron en la residencia del presidente después de que sus viviendas fueran atacadas por los soldados, de acuerdo con la fuente, que asegura haber hablado con los que se encuentran en el recinto.Los golpistas justifican la asonada por la necesidad de limpiar de "criminales" el entorno del todavía presidente y líder de la formación gubernamental, Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF).

La crisis política tiene su origen en la decisión de Mugabe de cesar como vicepresidente del país a Emmerson Mnangagwa, un cambio que fue interpretado como un intento de desbancarle de la carrera sucesoria para que le sucediera en el poder su mujer Grace. La toma del control por las fuerzas armadas ha resuelto la amarga batalla para suceder a Mugabe y en este sentido parece que la balanza se inclina del lado de Mnangagwa y no del de la esposa del todavía presidente.

Después de las primeras 48 horas desde que el Ejército de Zimbabue se hiciera con el control del país, ocupara los edificios gubernamentales y retuviera al presidente y su familia, nadie --ni su propio partido, ni la oposición, ni los veteranos de guerra, ni las iglesias de las diferentes confesiones religiosas-- han condenado el alzamiento militar, al que el propio Ejército se resiste a calificar de golpe de Estado.

NORMALIDAD EN LA CALLE, INCERTIDUMBRE POLÍTICA

Las tropas han asegurado el aeropuerto, las oficinas gubernamentales, el parlamento y otros sitios claves en la capital, Harare, que ha vivido la situación en una aparente tranquilidad. En el resto del país la vida sigue con absoluta normalidad y la calma con la que los zimbabuenses se han tomado el pacífico ''golpe de Estado'' contrasta con la incertidumbre política que se ha generado desde el martes.

Lo cierto es que la gente sigue con su vida, acude a sus trabajos, los comercios están abiertos y no ha sido una toma de poder ni sangrienta ni aparentemente contra el pueblo. La confusión de las primeras horas va dejando paso a una situación que sí deja en evidencia la soledad del presidente Mugabe, a quien nadie defiende aunque él se resiste a abandonar el poder.

El presidente de Zimbabue ha subestimado la ira de su pueblo y parece que su era ya ha pasado a la historia. El gasto desenfrenado de miembros de su familia y las ambiciones políticas de su esposa Grace han dado al traste con la saga familiar que se encuentra bajo arresto domiciliario desde la madrugada del martes.

El jefe del Estado destituyó a su vicepresidente acusándole de traición la semana pasada en un intento aparente de darle el poder a Grace Mugabe. Esta acción ha sido la desencadenante de la respuesta del Ejército poniendo punto y aparte a 37 años de control del país bajo la figura todopoderosa de Robert Mugabe.La Iglesia católica trata de que el presidente abandone el poder para poner fin a la crisis abierta desde la madrugada del martes que salieron los tanques a las calles de Harare.

UN GOBIERNO DE TRANSICIÓN

El cura católico Fidelis Mukonori es quien está intentando convencerle para que deje la Presidencia y permita un gobierno de transición hasta que se celebren elecciones.Mukonori está actuando como mediador entre el mandatario y los generales que han liderado el golpe de Estado.La fuente consultada no ha podido aportar detalles sobre las conversaciones, que parecen tener como objetivo impulsar una transición pacífica tras la salida de Mugabe.

El presidente, al que muchos africanos siguen viendo como un héroe, está considerado en Occidente como un déspota que ha arruinado la economía de Zimbabue y que no ha dudado en emplear la violencia para mantenerse en el poder. Con 93 años ha gobernado el país africano como un monarca medieval, favoreciendo a sus fieles seguidores y persiguiendo con crueldad a sus críticos.

Los informes de Inteligencia a los que ha tenido acceso Reuters muestran que el exdirector del servicio de Inteligencia y ex vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, que fue cesado por Mugabe el 6 de noviembre, ha estado desarrollando una estrategia política desde hace más de un año con las Fuerzas Armadas y la oposición.Ante la grave crisis política que vive el país desde el golpe de Estado, el líder de la oposición, Morgan Tsvangirai, que estaba fuera del país recibiendo tratamiento médico por un cáncer, regresó el miércoles por la noche a Harare. Su vuelta ha alentado las especulaciones sobre su posible participación en una transición.

Por otra parte, el exministro de Finanzas Tendai Biti ha asegurado el jueves que él aceptaría trabajar en un gobierno de unidad nacional que pueda surgir tras el golpe de Estado de esta semana, siempre que incluya al líder opositor, Morgan Tsvangirai.

"Si Morgan está, yo estoy", ha dicho a Reuters Biti, muy reconocido a nivel internacional por su labor como ministro de Finanzas durante el Gobierno de unidad nacional que gestionó el país de 2009 a 2013. "El país necesita un sólido par de manos porque una sola no podría tener opciones", ha señalado.

Mugabe permanece confinado en su residencia presidencial desde el martes por la noche, cuando las Fuerzas Armadas se desplegaron en Harare con vehículos blindados y carros de combate y anunciaron que tomaban el control para capturar a los "criminales" que rodean al mandatario zimbabuense.

El jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, el general Constantino Chiwenga, advirtió el lunes de que las Fuerzas de Defensa zimbabuenses no permitirían que Mugabe realizara una "purga" de exguerrilleros y, un día después, se hicieron con el control del país y confinaron a Mugabe en su residencia.

En medio de la confusión generada el miércoles, aparecieron informes y fuentes que hablaban de la huida de la esposa de Mugabe. Sin embargo, las noticias facilitadas por el Ejército hablan de que se encuentra retenida junto al resto de la familia.

Cuál será el futuro de la primera dama es una de las cuestiones que se discuten entre los militares y el entorno afín al presidente y se bajara Malasia o Singapur como posibles destinos si se les permite viajar al exilio, ya que en estos dos países los Mugabe tienen propiedades.