La fotografía informativa española ha alcanzado unos niveles de calidad que la sitúan sin ninguna duda a la altura del mejor fotoperiodismo internacional. Se puede comprobar estos días en una exposición que acoge hasta el 28 de abril el Círculo de Bellas Artes de Madrid en la que se puede ver una selección de algunas de las mejores fotografías de 40 profesionales españoles, todos ellos en activo. El título, Creadores de conciencia, resume en sí mismo el impacto del fotoperiodismo en la sociedad contemporánea e induce a los visitantes a una reflexión sobre los principales conflictos que tienen lugar en todo el mundo. Aquí se pueden ver instantáneas de los problemas a los que en estos momentos se enfrenta el mundo (Siria, Colombia, Irak, Egipto, Venezuela, Palestina, Ucrania), y que sufren sociedades y colectivos (violencia de género, efectos de la crisis económica, situación de los refugiados, vallas de Melilla, drama de los rohingya, fosas de la guerra civil española). A través de estas fotografías se denuncian aspectos como la ablación del clítoris en las niñas en algunas sociedades, la prostitución, los efectos de la drogadicción o la situación en las favelas de Río de Janeiro. Desde siempre, el fotoperiodismo ha tenido la virtud de sacudir las conciencias de los lectores en torno a estos temas y ahora lo hace con mayor crudeza. Todos recordamos fotos icónicas de conflictos como la guerra española y las dos mundiales, Vietnam (la niña huyendo del napalm de Nick Hut, el general asesinando a sangre fría a un soldado del vietcong de Eddie Adams) o, más recientemente, el niño sirio ahogado en una playa de Turquía, de Nilüfer Demir. Todas ellas, en efecto, han provocado efectos en la conciencia de los lectores de las noticias que daban cuenta de su realidad. La muestra, que viene de ser expuesta en Barcelona, se podrá visitar también en Valencia, Zaragoza y Gijón.

Aquí están algunos de los mejores fotoperiodistas españoles, muchos de ellos veteranos con una larga trayectoria a sus espaldas (Gervasio Sánchez, Sandra Balcells, Kim Manresa, Manu Brabo, Javier Bauluz, José Cendón, Emilio Morenati) y otros jóvenes que ya han conseguido publicar sus fotografías en importantes medios españoles e internacionales. Todos ellos se juegan la vida con frecuencia para hacer llegar hasta nosotros imágenes de la guerra, del dolor, de la muerte? y provocar en nuestras conciencias reacciones de solidaridad y de protesta, como vienen haciéndolo desde el nacimiento de la fotografía.

Una atención especial merece el catálogo publicado con motivo de esta exposición, donde se recogen las obras y las biografías de todos los fotoperiodistas incluidos en la muestra, así como las explicaciones de primera mano sobre cada una de las fotografías que se incluyen. Los beneficios de la venta de este catálogo revertirán en la ONG Reporteros Sin Fronteras, que también participa en este proyecto junto a la aseguradora DKV. Ante el falseamiento y la manipulación que propician la utilización de las nuevas tecnologías digitales aplicadas a la fotografía, el comisario de esta exposición, el también fotógrafo Chema Conesa, en relación con la credibilidad del fotoperiodismo, escribe en este catálogo que "ahora todo está en manos de los fotoperiodistas, ellos son la primera línea de la credibilidad otorgada al medio que publica sus imágenes. La cláusula de conciencia personal y el compromiso de buenas prácticas en el oficio nunca han estado tan vigentes como ahora".

De 1936 a hoy

El fotoperiodismo moderno nació en España durante la Guerra Civil de 1936-1939 con las instantáneas de Robert Capa, Cartier-Bresson, Gerda Taro, Chim y las de los españoles Centelles, Alfonso o Santos Yubero y por otros fotógrafos cuyos nombres han sido olvidados (Díaz Palomo, Contreras, Ortiz, Vilaseca, los hermanos César y Benítez Casaux o los catalanes Gaspar, Torrents, Puig Farrán, Campañá) o que ni siquiera llegaron a dejar su nombre a la posteridad porque no firmaban sus fotografías. La precaria situación económica del bando republicano se hizo notar en la falta de material y tecnología de los fotógrafos españoles que cubrían la contienda, y también en la reducción de páginas de los periódicos y revistas donde publicaban sus fotografías, y que terminaría con la práctica desaparición de todas ellas.

La larga dictadura franquista fue un paréntesis en la calidad del fotoperiodismo español ya que la mayor parte de los fotógrafos que trabajaron en el bando republicano se exiliaron o fueron depurados. Aun así surgieron fotógrafos, muchos de ellos ambulantes, que captaron la realidad de una sociedad que salía de un conflicto civil para enfrentarse a una despiadada posguerra: Luis Escobar, Manuel Ferrol, Pedro Menchón, José Suárez y otros.

En los años 50, Gaceta Ilustraday La Actualidad Española consiguieron mantener un cierto nivel de calidad con las fotografías de Oriol Maspons, Ramón Masats, Manuel López Rodríguez, César Lucas y Francisco Ontañón.

Con la llegada de la democracia el fotoperiodismo español va a superar las graves dificultades impuestas por la situación de los años anteriores desde la Guerra Civil y a retomar el compromiso con las libertades abolidas desde entonces. Nuevas revistas como Triunfo, Cambio 16,Cuadernos para el Diálogo o La Calle publicaban la obra de nuevos fotoperiodistas que comenzaban a trabajar en libertad. El fotoperiodismo de estos años conoció un auge inédito en épocas anteriores (si exceptuamos el periodo republicano), debido a la expectación que suscitaban los cambios políticos y sociales de la transición. Fotoperiodistas como José Barriopedro, que inmortalizó el asalto al Congreso de los Diputados el 23-F y convirtió una de sus fotografías en icono de la transición política, forma parte de una extensa nómina de profesionales que cubrieron con sus fotografías la actualidad española de aquellos años y que además iniciaron una corriente fotoperiodística que se trasladó fuera de España para fotografiar los conflictos internacionales. Es la generación cuya obra puede verse en esta gran exposición.