EL PASADO mes de diciembre cumplí diez años al frente del Partido Popular de Tenerife. Diez años dan para mucho o para muy poco, depende de los objetivos que te plantees y las ganas que pongas en conseguirlos. En mi caso, intento fijar siempre metas realistas y, por fortuna, las ganas nunca me han fallado.

Hoy miro atrás y veo un precioso camino recorrido con la ayuda de miles de compañeros populares de toda la Isla. Por supuesto, no han faltado las dificultades ni los momentos complicados, pero la caminata ha merecido la pena. Y no solo por el incuestionable éxito político logrado, sino también, y sobre todo, por lo mucho que he aprendido de tanta buena gente con la que compartí desvelos y alegrías todos estos años. Un auténtico privilegio.

La organización que hoy presido no tiene nada que ver con aquel Partido Popular de 2001, que intentaba hacerse un hueco en medio del arraigado poder local de ATI-CC y PSOE en los municipios tinerfeños. Cuando José María Aznar, Javier Arenas y mis compañeros me pidieron hacerme cargo del partido, el PP de Tenerife había tenido hasta cinco presidentes en dos años. Imagínense lo que era aquello.

Nadie daba un duro entonces por mi supervivencia al frente de tan complicado encargo. Hasta yo dudé al principio, lo reconozco, pero pronto caí en la cuenta de que mi mayor ventaja estaba, precisamente, en la forma en que me infravaloraban mis adversarios políticos. Algunos, incluso, por el simple hecho de ser mujer.

Lo he contado mil veces. La expresión más gráfica de aquella desconfianza era la forma en que Manuel Hermoso se refería a mí como "la niña Tavío", aunque estoy convencida de que él lo decía con respeto y mucho cariño. Probablemente a sus ojos fuera una niña y, en cierto modo, espero no dejar de serlo nunca, pero siempre intenté crecer y madurar. Algo habré conseguido, supongo, cuando el pasado año me convertí en la primera mujer que gana unas elecciones a la Alcaldía de Santa Cruz, donde casualmente Manuel Hermoso construyó su liderazgo y su proyecto político. Seguro que él tampoco podía imaginarlo entonces.

Tal y como expliqué la pasada semana ante la Junta Directiva Insular del PP de Tenerife, el objetivo de implantar nuestra organización en la Isla está más que conseguido. Así lo atestiguan los resultados de las últimas elecciones locales y autonómicas, y lo confirma el hecho de haber sido la fuerza más votada en todos los municipios tinerfeños sin excepción en las recientes elecciones generales.

Después de darle muchas vueltas durante mucho tiempo, y ante las nuevas responsabilidades que acabo de asumir, en la dirección regional del partido y en el grupo parlamentario, entendí que estaba ante una ocasión inmejorable para propiciar el mejor relevo posible, un tránsito que nos permita garantizar la continuidad del proyecto del Partido Popular de Tenerife, al que siempre seguiré vinculada.

Pero este no es el final; muy al contrario, es solo el principio del gran proyecto que los populares estamos llamados a liderar en Tenerife y en Canarias, y para el que espero seguir contando con la ayuda de mis compañeros, respaldando la candidatura de Manolo Domínguez para sustituirme al frente de la presidencia insular.

Estos días, al mirar atrás, no puedo olvidar la memoria de una gran mujer como Vicenta Díaz, nuestra querida Tita, que tanto me ayudó en mis inicios como presidenta y a la que tanto debo no solo en el plano político, sino también, y lo que es más importante, en el aspecto humano.

Quiero dar las gracias una vez más a la dirección nacional y regional del Partido Popular, y a mi gran equipo en Tenerife, por renovar y ampliar su confianza en mi persona, por compartir mi criterio, respaldar mi decisión y respetar los tiempos que he intentado administrar con prudencia y sensatez.

Gracias a mis compañeros, por su ayuda. Y gracias a los tinerfeños, por su confianza. Esta tierra nuestra tiene solución, y por difíciles que se pongan las cosas, vamos a salir adelante. No habrá que esperar otros diez años para volver la vista atrás de nuevo y comprobarlo: el objetivo está a nuestro alcance, pongámosle más ganas.