HOY SE CELEBRARÁ en Santa Cruz de Tenerife una manifestación injusta contra el puerto de Granadilla. Respetamos a los ecologistas y somos los primeros en defender la naturaleza, pero no podemos renunciar al progreso. ¿Es posible un desarrollo económico y social respetuoso con la naturaleza? Indudablemente, sí. Basta recordar que el proyecto del puerto de Granadilla ha sido reducido, con respecto a la idea inicial, para que el daño que su construcción cause al entorno sea mínimo. No podemos decir lo mismo de las pretensiones que defienden los falsos ecologistas escondidos en la Universidad de La Laguna que no quieren a Tenerife, pues su postura ha sido siempre la del no, no, y no. No a todo; no al puerto de Granadilla, a la Playa de las Teresitas, al cierre del anillo insular de autopistas, a la vía de enlace, a la segunda pista del aeropuerto del Sur. No por sistema a cualquier iniciativa que implique progreso.

¿Quién les paga a estos falsos ecologistas? ¿Por qué en Canaria, la tercera isla, se convocan manifestaciones para que se construya a tiempo una carretera, y aquí para lo contrario? ¿Quiere alguien que sigamos en el subdesarrollo, viviendo en cuevas, para que de nuevo nos invadan los peninsulares y nos conquisten con la ayuda de los canariones? Los que se oponen al puerto de Granadilla, como decimos, están en su derecho de manifestarse, pero la justicia divina no los acompaña en su protesta. Quizá la humana, tal vez por esa falta de diligencia de las autoridades a las que se refiere Antonio Alarcó, vicepresidente del Cabildo de Tenerife, en las manifestaciones realizadas ayer a EL DÍA. En cualquier caso, sea de quien sea la culpa, la víctima es el pueblo de Tenerife. Tanto la manifestación de hoy, como las decisiones judiciales que se han producido en torno al proyecto de Granadilla, perjudican al pueblo de Tenerife. Lo que está ocurriendo condena al paro a muchos tinerfeños, algunos de los cuales ya están pasando hambre debido a una crisis que arrasa con todo.

Alcanzado este punto, no nos queda más remedio que insistir en una idea durante mucho tiempo expuesta en nuestros comentarios y editoriales. Si junto con los malos ecologistas han sido los políticos los responsables del retraso de este puerto, debemos prescindir de ellos y poner a otros en su puesto. Dicho claramente, necesitamos nuevos políticos y ser soberanos.

No debemos olvidar que lo que está ocurriendo con el puerto de Granadilla sucedió en su momento con las torres eléctricas de Vilaflor. El proyecto inicial era el que tenía menos incidencia ecológica. Las presiones de los malos ecologistas, así como los repugnantes intereses de algún medio de comunicación, suscitaron un alboroto de tal magnitud, que los políticos se arrugaron y desecharon un proyecto, en principio, adecuado. Hoy tenemos las torres al borde de una autopista por la que transitan millones de turistas que visitan Tenerife. ¿Es esta la mejor forma de potenciar un sector tan importante para la Isla y para toda Canarias? El único sector que más o menos se mantiene en medio de esta hecatombe económica.

Durante los pocos días en que se han realizado trabajos en el futuro puerto de Granadilla, muchísimas personas se han acercado hasta las obras para mendigar un puesto de trabajo. Sabemos que muchos de los que se manifestarán hoy en Santa Cruz tienen la mesa puesta. ¿Podrán mirarle a la cara a los tinerfeños que pasan hambre? ¿No les importa que la gente tenga que buscar comida en los contenedores de la basura? ¡Qué crimen de lesa insolidaridad!