Un niño con un peso normal también puede ser obeso. No se refleja en la báscula pero sí en la cinta métrica. Medimos la cintura y después dividimos esos centímetros entre la altura, si el resultado es superior a 0'5 tendremos lo que se conoce como obesidad abdominal. Es importante detectarla a tiempo porque los niños con esta patología pueden tener azúcar, colesterol y los triglicéridos altos. A largo plazo esta grasa localizada se almacena en órganos como el corazón, llegando a provocar incluso un infarto en la edad adulta. El tratamiento es sencillo, mucho deporte y una alimentación saludable.