Sin postureo, así como te pille en el momento y poniéndole condiciones al stalkeo. Esta es la filosofía con la que capta adeptos la red social del momento. BeReal está dispuesta a darle la batalla a TikTok e Instagram, especialmente entre la generación Alpha -que ahora tienen entre 12 y 17 años- y la Z, jóvenes de 18 a 25.
Es precisamente en estas franjas de edad donde arrasan ambas plataformas ya consolidadas. Según el informe IAB 2022, el 52% de los jóvenes de 12 a 17 años usa TikTok y un 80% Instagram. Entre sus ‘hermanos mayores’, la Generación Z, el 96% tiene perfiles en la red fotográfica y un 37% en la específica de vídeos.
Ahora, BeReal quiere hacerse un hueco a base de espontaneidad, más allá de filtros y retoques. Pero ¿el público tiene capacidad para asumir y atender un perfil más en redes sociales?
La ‘antired’ social
Vayamos por partes. Esta plataforma francesa surgió en 2020. Mientras TikTok se popularizaba a ritmos de vértigo durante la pandemia y se convertía en la aplicación más descargada en el primer año COVID, BeReal pasaba sin pena ni gloria. Sin embargo, en este 2022 llegó su momento de esplendor y acumula más de 53 millones de descargas.
Lo que no se le puede negar es que su funcionamiento dista mucho de lo que se ha popularizado en redes. Básicamente porque busca romper con todo ese postureo y preparación, fomentando la espontaneidad.
La clave de su éxito está en la sorpresa. Es imposible prepararse para publicar contenido porque nunca se sabe cuándo va a llegar el aviso para ‘ser real’. La aplicación envía una notificación a todos los usuarios a una hora determinada del día y da sólo dos minutos para que hagan las fotografías del momento en el que se encuentra, sin margen para producir la escena.
Las instantáneas deben tomarse con la cámara trasera y la delantera simultáneamente, compartiendo un selfie y una imagen de lo que el usuario está viendo. Solo cuando se comparte contenido se tiene acceso a ver lo que han publicados los contactos agregados a esta red. Nada de stalkeo pasivo.
Las imágenes permanecen en la aplicación durante horas, hasta que llega la nueva notificación de publicación.
BeReal no sólo ha llegado a los jóvenes. Algunas influencers españolas o artistas como Rosalía han caído rendidas a la moda sin filtros.
Una más o una menos
La relación de la población española con las redes sociales presenta su cara y su cruz. Si bien es cierto que cada usuario utiliza una media de seis plataformas -entre las que se incluyen apps de mensajería instantánea y streaming-, también se ha detectado que tres de cada 10 han abandonado alguno de sus perfiles en el último año. Facebook, Snapchat, Telegram y Twitter han sido las más perjudicadas.
Las reinas en cuanto a número de usuarios siguen siendo Whatsapp, Facebook, YouTube y Twitter, aunque son Instagram y TikTok las que marcan tendencia y ganan mayor número de seguidores exponencialmente.
Con este contexto, es obligado retomar la pregunta: ¿hay público para más redes sociales? Mónica Valderrama, vicedecana de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Universidad de Vigo, apunta que sí, pero con matices.
“Existen públicos objetivos que conviven entre redes sociales, igual que la televisión no terminó con la radio ni Internet con otros medios”, explica. Lo que sí implica la aparición de nuevas plataformas es una readaptación de las ya existentes.
Además, ahonda, “cada red social tiene diferentes audiencias tanto en cuanto suponen maneras diferentes de relacionarse y de consumo” y resulta evidente que no se busca lo mismo en Instagram que en Twitter. “Cuando escojo una plataforma también estoy escogiendo cómo y con quién voy a interactuar, entra en juego el sentimiento de pertenencia”, añade.
De este modo, “una red social va a funcionar si tiene nicho”. También influye la coyuntura social del momento. “TikTok arrasó en la pandemia porque ofrecía una alternativa lúdica compatible con estar en casa”, una ventana que con los bailes o los retos era perfectamente viable mantener actualizada desde el confinamiento y así lo muestran los datos.
“TikTok arrasó en la pandemia porque ofrecía una alternativa lúdica compatible con estar en casa”
TikTok nació en el año 2016 pero no fue hasta el 2020 cuando se convirtió en un auténtico boom que arrasa entre los jóvenes. En 2017 reunía a 65 millones de usuarios, en 2020 eran 700 millones y a comienzos de 2022 ya había alcanzado los 1.000 millones a nivel global.
Con todo, existen casos de fuentes que se secaron. El más sonado, sin duda, el de Tuenti. De ser una de las primeras redes sociales de los millennials -con permiso del antiguo Messenger o de Fotolog, de los que solo se acordarán los mayores de 30- a desaparecer.
Las redes también deben reinventarse. Cuando algo funciona, se clona, se prueba, y a veces, se da marcha atrás. Tuenti lo intentó, “pero una red social muere cuando su audiencia migra” apunta Valderrama, y eso fue lo que le sucedió.
Paralelismos con TikTok
TikTok y BeReal son las dos aplicaciones del momento. Sus usos son diferentes, pero ambas parecen tener cabida en los teléfonos móviles de la generación Z.
Todavía parece pronto para afirmar si BeReal será una plataforma de largo recorrido o si logrará alcanzar las cifras de TikTok, pero su éxito, al menos en este momento, es una evidencia. Y no sólo por el crecimiento en el número de descargas sino por los cambios que han empezado a introducir las otras grandes aplicaciones desde su llegada.
Y es que parece que el miedo a ser desbancada por BeReal ha llevado a TikTok a sumarse a la moda de la espontaneidad. El gigante chino acaba de lanzar ‘TikTok Now’ con un planteamiento que nos recuerda, demasiado, al de la francesa.
Esta novedad también avisará a sus usuarios, en cualquier momento y a cualquier hora, para que compartan lo que están haciendo en el momento en el que reciben la notificación. La principal diferencia es que en BeReal permite solo utilizar imágenes estáticas y en TikTok podrá hacerse también con un vídeo de 10 segundos de duración.
Una maniobra por parte de una de las aplicaciones más descargadas del año que da muestras de que BeReal está pisando fuerte.
