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Otra oportunidad para el drago de Güímar

Se desplomó el 20 de julio de 2021 en el patio del colegio Santo Domingo, con 150 años de vida. Dado por irrecuperable y trasplantado en un hotel situado al otro lado de la calle, hoy reverdece.

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Drago del Hotel Rural Buen Retiro Casa de la Música y el Sonido Carsten W. Lauritsen

Plantado hace unos 130 años con la misma semilla de los ejemplares de Dracaena draco situados en los establecimientos turísticos La Raya y el Buen Retiro, el drago del colegio Nazaret o Santo Domingo reverdece casi medio año después de que fuera desahuciado. Con sus 10,1 metros de altura, 11,5 metros de ancho de copa, 2,75 de perímetro y 15 toneladas de peso se desplomó a mediodía del 20 de julio de 2021 en el patio del centro donde pasó su existencia hasta entonces. Transcurridas cinco semanas, el 27 de agosto pasado fue trasladado al otro lado de la calle, donde se recupera.

«Como a todo ser vivo, hay que darle la oportunidad de salvarse y cuidarlo. Al menos, intentarlo, aunque hay que esperar a conocer su evolución durante unos meses más». Mario Díaz, violinista y hotelero, es el artífice de que «este árbol emblemático para Güímar» se mantenga en pie en una finca que sirve de estacionamiento para el Hotel Rural Buen Retiro, Casa de la Música y el Sonido. Una casona que data de 1791 (año de la muerte de Mozart) de la que es copropietario (con su hermana Elsa) desde 1991 y situada en la zona güimarera de Chacaica.

"No procede señalar a nadie. Hicimos lo que hicimos, el drago está ahí con tres brotes verdes"

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El drago se desplomó debido a diferentes causas, entre otras, «la presencia de hongos en su porte». Su caída ocasionó «la rotura de más de la mitad del ramaje», lo que hacía «imposible» que fuera trasplantado. «No es lo mismo trasplantar un drago con su cepellón de raíces en buen estado fisiológico que replantar un drago caído con serias patologías y en un lamentable estado de conservación», señala el informe emitido por técnicos de la consejería insular de Gestión del Medio Natural y Seguridad. «Creo que no procede señalar a nadie. Hicimos lo que hicimos, el drago está ahí desde agosto y con tres brotes verdes».

La importancia de la música

Desde el primer momento, Mario Díaz ofrece la terapia musical al árbol para contribuir a su curación. Esperanzado en que el ejemplar sobreviva, hizo y hace un llamamiento a la participación de más músicos «para no estar tocando solo». Y allí acuden esos músicos a interpretar piezas variadas y a cantar, otros lo hacen a leer poesía. Todo ello, bajo y entorno a este vetusto ejemplar de drago, que sigue aportando al municipio.

Concierto benéfico

El volcán de La Palma aplazó el desarrollo de una idea que Mario Díaz se vuelve a plantear: «Coincidiendo con la fecha en la que plantamos el drago aquí, quisiera hacer un concierto benéfico anual con distintos destinatarios, comenzando por los damnificados de La Palma». Una iniciativa en embrión que requiere la implicación «de más músicos» y de la administración como gestora y garante de la recaudación y reparto de los fondos que se obtengan.

Al pie del árbol se encuentra una gran piedra extraída del hoyo abierto para plantarlo (su traslado desde el colegio hasta el lugar que hoy ocupa se hizo empleando una grúa de grandes dimensiones). «En ella, colocaré una placa con la historia de lo que pasó y, en una segunda placa, la letra de Himno del pueblo hecho canción (se puede escuchar en la cuenta del hotel rural en Facebook), una obra muy emotiva y sentimental del periodista Vicente Pérez (del digital Planeta Canario), quien también creó un villancico».

Maqueta de la fachada del proyecto Casa el Salón de la Música o de las Doce Columnas CARSTEN W. LAURITSEN

Casa el Salón de la Música

Todo ello ocurre en un entorno privilegiado de Güímar: el Hotel Rural Buen Retiro, Casa de la Música y el Sonido. Este inmueble histórico, originariamente propiedad de la marquesa de La Florida, Francisca Delgado, y uno de los primeros tres hoteles de la Isla, empieza a ser un referente cultural en Güímar. El drago llegó para fortalecer el conocimiento y la actividad en el lugar. Mario Díaz, secundado por su hermana Elsa, quiere dar más pasos en esa línea. En maqueta ya tiene la Casa el Salón de la Música o de las Doce Columnas. Un proyecto a levantar en suelo situado a escasos metros del árbol en recuperación.

En la calle Chacaica 9, de Güímar, tiene libre acceso quien quiera ofrecer una terapia musical (instrumental y/o cantada), una lectura literaria o su vivita a un drago que trata de sobrevivir con 130 años de existencia.

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