Síguenos en redes sociales:

José Juan Pestano BritoProfesor de Genética de la ULPGC y director técnico del Laboratorio de Genética Forense del IMLFC

José Juan Pestano Brito: «Aún hay miedo a ser llamado rojo al hacerse una prueba de ADN»

«Se han de hacer campañas para que se animen a las muestras; en Tenerife solo hay una», indica el profesor de Genética de la ULPGC y director técnico del Laboratorio de Genética Forense del IMLFC

José Juan Pestano Brito: «Aún hay miedo a ser llamado rojo al hacerse una prueba de ADN»E. D.

José Juan Pestano Brito (Santa Cruz de Tenerife 1960), profesor de genética en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) desde 1988 y director técnico del laboratorio de genética forense del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Las Palmas (IMLFC) ha logrado identificar a desaparecidos del franquismo por las pruebas de ADN y de las personas fallecidas en las pateras o cayucos.

En este año se va a dar un impulso a la búsqueda e identificación de los desaparecidos de la Guerra Civil, víctimas del franquismo. Usted ha pedido que el banco de ADN que ha ido elaborando se institucionalice.

Todos los cuerpos que hemos encontrado los hemos analizado en el laboratorio y tenemos su perfil de ADN. Lo que hemos hecho es buscar a familiares para cotejarlos. Hemos ido cogiendo muchas muestras para lo cual, en principio, no ha habido un proyecto por parte de ninguna institución sino nosotros mismos somos los que nos hemos encargado de ir buscando esas muestras y lo tenemos en una base de ADN, que tiene José Pestano, y, por ello, estoy luchando para que el Gobierno autónomo se haga cargo y se deposite en un espacio y no esté como en un limbo, es decir, que no dependa de una persona, porque a ese banco tienen que tener acceso todos los investigadores. Creo que ya hay un proyecto del Gobierno autónomo y que se va a quedar en el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas.

¿Cómo obtienen las muestras?

Cuando se encuentran los restos y sacamos los perfiles de ADN se empiezan a buscar a familiares . En distintas zonas de Gran Canaria, por ejemplo, en Agaete, y también en La Palma, la gente tenía mucho miedo a que los asociaran con la Guerra Civil por lo que habían sufrido, y no querían volver a repetir esa experiencia, y tuvimos que tomar las muestras ADN a escondidas.

¿Cómo? ¿Tenían miedo a estas alturas que los tacharan de rojos?

Era alucinante porque era como clandestino, como en la época final de la dictadura en esas reuniones clandestinas. Quedábamos en casa de una persona que no era a la que le íbamos a coger la muestra sino que aparecería ahí la persona a la que teníamos que tomar la muestra. Como yo tenía que ir con el maletín y con una compañera del trabajo y sabían que no éramos de la zona pues nos citaban en la casa de alguien al que no le íbamos a tomar la muestra y ahí aparecía el familiar. Nos costó un montón. Estuvimos un par de días subiendo aquellas laderas y, de hecho, una de las muestras la tomamos entre La Aldea y Agaete a mitad de camino en mi coche para que no lo supiera nadie. Una cita clandestina en medio de la carretera... Y en La Palma también nos ocurrió porque la gente tenía miedo. En La Palma muchos me querían dar la muestra pero de forma anónima, y yo les decía que no podía ser, que nos tenían que dar su nombre y el del familiar que estaban buscando para poder relacionarlos. Los tranquilizaba diciéndoles que había una protección de datos y no se lo iba a dar a nadie. Y en islas como Tenerife solo tenemos una muestra.

Pues ahora empiezan a buscar en Tenerife, una isla en la que nunca se han hallado restos pese a que están constatadas al menos 182 personas desaparecidas, por los relatos orales o investigaciones.

En Tenerife no ha habido movimiento como en La Palma o en Gran Canaria. En La Palma salieron a buscar al campo con azadas a personas donde creían que podían estar enterrados sus familiares. Aquí en Gran Canaria, la Asociación de Memoria Histórica en Arucas también se ha movido mucho. En Tenerife ha estado como más parado. Solo tengo una muestra de ADN de la de la hija de último alcalde republicano de Santa Cruz de Tenerife desaparecido, José Carlos Schwartz. Su hija ya falleció, y es la madre de Mercedes Pérez Schwartz [presidenta de la Asociación de Memoria histórica de la Isla]. No sé por qué no ha habido un movimiento de más búsqueda [en Tenerife muchos represaliados se tiraron al mar]. A mí me llegaron a contratar para un proyecto de identificación, era un miembro de la Universidad de La Laguna pero dijeron que ellos se encargaban de todo. Al final vi que era un intermediario y es que en esta cuestión hay muchos intermediarios que quieren cobrar y ganar dinero. El tema se quedó parado.

¿Se debería hacer una campaña para que las personas que tienen constancia o creen que tienen un familiar desaparecido fueran a hacerse las pruebas?

Sí. Hay que moverlo por los colegios, hay que hacerlo en prensa, en radio, documentales para que las personas se animen a las identificaciones. De los hijos prácticamente pocos quedan, que son muy buenas muestras de ADN y nos interesa mucho antes de que desaparezcan. Los nietos nos interesan un poco menos pero se puede hacer.

Usted encontró a los padres de Pino Sosa y de Aralda Rodríguez, presidentas de las asociaciones de Memoria Histórica de Arucas y de La Palma, respectivamente, después de muchos años de búsqueda. ¿Cómo se sintió?

Lo de Aralda me queda magua que se haya muerto y no haya podido enterrar a su padre, porque después de saber que estaban ahí los restos bajo el nombre de otra persona no entiendo por qué los juzgados no le dieron la razón de hacer la exhumación. No es dañino para nadie, se sabe que hay un error y se soluciona. La única satisfacción es poderle haber dicho que su padre está ahí.

¿Cómo lo detectó?

En La Palma abrieron dos fosas de tres y tres individuos y otra de dos y nos llamaron. Previamente, años antes, se encontraron cinco en la misma zona. Antes no había identificaciones de ADN y se los llevaron al Toxicológico de Madrid. Hicieron una identificación por los rasgos y el cráneo y al final les pusieron el nombre a los restos, pero sin pruebas de ADN, y se enterraron. Cuando fui a La Palma para las pruebas de ADN de los otros ocho que se habían encontrado les pedí que rastrearan la zona donde habían hallado a esas cinco personas anteriores porque siempre quedan huesos pequeños, restos de los nudillos, y consiguieron bastantes huesos. Hice las extracciones de ADN y cuando los comparo con los familiares de las muestras que tenía uno era el padre de Aralda. Estaba allí enterrado en un cementerio bajo el nombre de otra persona. Y al padre de Pino Sosa lo encontramos en el pozo de Tenoya en Gran Canaria. No pude llamarla por la emoción, sino llamé a la prima. Pero ella pudo decir que tenía razón , que a su padre lo habían matado porque nunca le dijeron que lo habían matado.

¿Usted se va por interés propio con la mochila al hombro?

Algunas veces sí lo hago y he lanzado la punta al Gobierno de que es así. Me fui varias veces a La Palma a tomar las muestras de casa en casa, pueblo por pueblo, y aquí en Gran Canaria inicialmente cogimos los familiares que se presentaron de Arucas, pero luego me fu i a Gáldar y a Agaete por iniciativa propia porque a mí lo que me interesa es el mayor número de ADN de familiares para luego identificar. Desde que aparezcan los desaparecidos de Agaete que están en los listados los voy a identificar porque tengo una muestra de un hijo de cada uno de ellos, son unos 23.

Ahora se va a iniciar la búsqueda en la Sima de Jinámar, ¿qué cree que se puede encontrar?

Eso se está haciendo bien porque se está formando una comisión técnica y en la parte de ADN estoy yo, en la parte de antropología está Javier Velasco [técnico del Cabildo], se harán las catas y vamos a ver lo que nos vamos a encontrar porque todo esto siempre ha sido una sorpresa. Yo decía que en el pozo de Arucas era muy difícil, 80 años después, mucha basura encima y 50 metros de profundidad... Al final se encontraron los cuerpos, la calidad de los huesos era buena para sacar el ADN y los arqueólogos trabajaron muy bien en condiciones muy pésimas. En Argentina una vez en un seminario me preguntaron que sentía yo aparte de la cuestión técnica... Al principio para mí era un proyecto científico y pensaba: ¿en esto se van a gastar tanto dinero, en identificar a esta gente?, y que por qué no le hacían un monumento. Pero cuando hablas con los familiares se te quita enseguida ese pensamiento.

Es verdad, hay muchas personas que dicen que para qué se gastan el dinero en remover el pasado.

Pero yo siempre lo que les digo es que se pongan en el lugar de a quien les falta su padre y ya verán cómo cambian. Miren el caso de las niñas de Tenerife: ¿alguien se planteó cuánto costó un barco y un submarino buscándolas? Nadie se lo planteó porque a esa madre había que darle alguna señal. Vamos a ver, ¿por qué ocurrió hace 80 años, si hay gente que aún vive, por qué no hay que ayudarles y decirles: mira es tu padre? Claro que quieren encontrarlos y quieren saber dónde están.

Pulsa para ver más contenido para ti