Jardines para salvar el planeta

María Alba Rampérez Sánchez es la responsable de la dirección y coordinación del proyecto Can-Bio Diversity en Los Silos y, con la ayuda de la técnico Sandra Ramos Melo, se encarga de demostrar que es posible trabajar la jardinería municipal de una forma diferente, más coherente y respetuosa con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. Desde el mes de noviembre de 2020, estas dos mujeres trabajan desde un rincón de la Isla Baja para convencer, con una iniciativa pionera, de que las zonas verdes de los municipios pueden convertirse en ecosistemas que ayuden a conservar la biodiversidad y contribuyan, a pequeña escala, a salvar el planeta.

Gracias a la financiación de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Gobierno de Canarias; el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España; el programa Feader de la Unión Europea, y el Ayuntamiento silense, cuentan con 14.252 euros y cuatro meses de plazo para utilizar las zonas verdes de Los Silos como ejemplo de un cambio de concepto en el que se quiere implicar a la población: los jardines como fuente de sostenibilidad y naturaleza urbana, unos espacios capaces de crear ambientes más saludables y vivos, que ayuden a preservar y aumentar la biodiversidad, y a la vez estén más integrados con el entorno.

Esta iniciativa de Rampérez y Ramos surge de “la observación de la pérdida de biodiversidad, fundamental para la continuidad de la vida en el planeta”. Ambas subrayan que “a partir de ideas en común, decidimos empezar a trabajar para y por el cambio”.

“Nuestra base es llevar a cabo un proyecto piloto para mostrar el trabajo y la efectividad de la jardinería coherente. Nos adaptamos a las circunstancias globales y actuales del lugar en cuestión y a sus recursos. A partir de ahí se crean los espacios a través de acciones formativas con los principios básicos de sostenibilidad y naturación urbana que permiten transformar las zonas ajardinadas en biotopos. Se trata de una herramienta para preservar y aumentar la biodiversidad en el paisaje, y generar lugares coherentes con su entorno”, detallan.

Según Rampérez y Ramos, para lograrlo resulta imprescindible “la implicación y participación de la ciudadanía, el apoyo de las administraciones y de los equipos de jardinería municipal. Hasta el momento, la aceptación y el interés por el proyecto han superado nuestras expectativas”.