El debate generado por el cartel oficial de las fiestas patronales de La Orotava, elegido por concurso público, y las reticencias religiosas de las parroquias sigue abierto en las redes sociales de internet y en las conversaciones entre vecinos de la Villa. En la polémica existen al menos cuatro bandos: quienes restan importancia a la existencia de un cartel oficial y otro editado por las parroquias de La Concepción y San Isidro, una duplicidad que ya se ha producido en años anteriores y que consideran legítima; quienes consideran que la iglesia no ha respetado una obra aprobada por la mayoría de la Comisión Mixta de las Fiestas y ha tratado de imponer el criterio religioso en la elección del cartel; quienes opinan que esta cuestión se aprovecha sólo para atacar a la iglesia, y los que abogan por zanjar ya el debate público y pensar solo en las fiestas.

La discusión sigue viva en los comentarios que ha suscitado desde el lunes la publicación del cartel parroquial en el perfil de Facebook de la Parroquia de Nuestra Señora de la Concepción; en varias publicaciones del grupo Chapuzas Villeras, y en perfiles particulares de vecinos de la Villa de La Orotava que han tomado partido bien en defensa del cartel de Eduardo Rodríguez bien en defensa del derecho de la iglesia a publicitar el Corpus con una obra diferenciada.

El alcalde de La Orotava, Francisco Linares (CC), prefirió ayer no mojarse en el debate y se limitó a declarar a El Día que no tiene "nada que opinar al respecto" de lo que considera una anécdota: "La iglesia ha elaborado un cartel propio desde hace años, yo no estuve en esa comisión mixta y no he formado parte de esa decisión. Conocí el cartel cuando fue presentado y no he sido parte activa en el proceso".

Personas vinculadas a la parroquia han mostrado en las redes su sorpresa por el revuelo y la polémica que ha generado un cartel alternativo "que se saca cada año", e insisten en separar las reticencias religiosas que el párroco mostró por el diseño del cartel elegido de la posterior publicación complementaria.

Otros vecinos ven en la postura de las parroquias una actitud cerrada y dogmática respecto a una obra de arte elegida de forma mayoritaria por las personas e instituciones que dan vida a las fiestas patronales. El cartel de Eduardo Rodríguez es el único oficial, según se ha reiterado desde el área municipal de Fiestas.

Entre los numerosos mensajes que deja este debate virtual, que también se ha trasladado a la calle, el usuario de Facebook Josuha Rodríguez resume así el sentimiento de un sector de vecinos: "Bien le gusta a la gente armarla. Es un cartel precioso, como todos los años. Y dejen la demagogia barata. El caso es siempre señalar a la Iglesia. ¿Para cuándo dejarla un poquito en paz? Es algo tan, pero tan cansino. A disfrutar de la vida, de las fiestas y de la diversidad de opiniones, que cada uno defienda la que crea y chapó por la parroquia que, como debe ser, tiene la necesaria independencia del ente público como para celebrar lo que le es propio y tomar las decisiones que libremente estime oportunas. ¡Felices fiestas a todos!".

Óscar Rocío, otro vecino de la Villa que bien podría representar al sector crítico con lo sucedido, no ve el cartel de las parroquias como un elemento más. Considera que "el problema es que este año no se ha presentado como todos los años, sino en contraposición al cartel oficial por la polémica que sólo saben los instigadores de la propia polémica desde dentro... y Dios, por supuesto".

Julio Alberto Domínguez también opina públicamente que "se está usando un cartel, un cartel damas y caballeros, para atacar con argumentos fáciles a una institución como la Iglesia".

En medio del debate, en el que la inmensa mayoría de los participantes ha sabido guardar las formas y no faltar al respeto, Tomás González ejerce de portavoz de esos vecinos que asisten a la discusión desde la barrera y pide que se selle la paz entre los bandos: "Señores, déjense de tanta polémica y a disfrutar de las fiestas".

Pocas veces en la historia de las fiestas villeras dos carteles dieron tanto de qué hablar.