Los cadáveres de dos hermanos de 70 y 74 años fueron hallados en avanzado estado de descomposición el pasado 21 de junio en el barrio de La Isleta, en Las Palmas de Gran Canaria, tras alertar los vecinos del fuerte mal olor que desprendía la casa donde vivían, en la calle Angostura, número 43.

El juzgado de instrucción número 5 investiga el caso, aunque ya el informe forense ratifica que no se aprecian signos de violencia en los cuerpos. Asimismo, la autopsia de los restos ha permitido determinar que los hermanos llevaban varios meses muertos y que uno de ellos falleció primero.

La hipótesis que barajan fuentes cercanas a la investigación, tras conocer que uno de los hermanos era dependiente y que el otro lo cuidaba, es que primero falleció el cuidador y posteriormente el dependiente, al faltarle las atenciones necesarias para mantenerlo con vida.

Este es un caso más relacionado con el drama social de la soledad no deseada que se vive en Canarias con el envejecimiento de la población. En los últimos años se han producido otros casos similares en Gran Canaria, siempre con matrimonios en los que uno de los miembros dependía del otro para sobrevivir. Uno se produjo en Vecindario y otro en el barrio de Arenales de Las Palmas de Gran Canaria. En ambos casos, las autopsias confirmaron las muertes de forma natural.