José Antonio Palau Benítez, declarado culpable por un Tribunal del Jurado del asesinato de su esposa Lílibet Hernández, el 31 de octubre de 2017 en El Fraile (Arona), ha sido condenado a una pena de 23 años de prisión, según recoge la sentencia comunicada ayer a las partes a la que ha tenido acceso El Día y en la que el magistrado de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife Juan Carlos González Ramos impone también la retirada de la patria potestad de su hijo menor que, en el momento en el que el condenado perpetró el crimen, tenía seis años de edad.

Además, el magistrado en el fallo -que puede ser recurrido por las partes- fija una indemnización por los daños morales causados de 150.000 euros para el hijo, cuya custodia mantiene la madre de la víctima a quien también debe abonar una indeminización de 60.000 euros por dicho sufrimiento.

Los once miembros del jurado declararon por unanimidad que José Antonio Palau era culpable de un delito de asesinato con la agravante de alevosía.

Además, en la sentencia se especifica que el condenado no pueda acceder al tercer grado hasta que, al menos, no haya cumplido la mitad de la condena de privación de libertad impuesta, según aconsejaba también el jurado que, por otro lado, rechazó que el acusado y hoy ya condenado, pudiera acceder a beneficios de reducción de condena así como a la posibilidad de que se le pudiera conceder medidas de gracia como el indulto.

El jurado explicó en el cuestionario del objeto del veredicto que quedaba probado que el acusado arremetió contra la víctima, Lílibet Hernández, con la intención de acabar con su vida. Que se ha llegado a la conclusión de que José Antonio Palau cogió por el cuello a la que fue su esposa para asfixiarla y posteriormente le giró la cabeza, lo que le provocó una fractura de la segunda vértebra cervical y la muerte instantánea. En el veredicto se determina que el ataque se produjo de "forma sorpresiva" y "no existió posibilidad alguna de defensa por parte de la mujer de origen cubano y que, tras instalarse en la Isla y homologar su título universitario, trabajaba como médico.

En base a los testimonios recogidos a lo largo de la vista oral, los miembros del jurado consideraron que Palau tiene un "carácter obsesivo y controlador, por lo que su intención siempre fue imponer su voluntad a Lílibet". Además, tras ser arrestado, éste confesó a los guardias civiles que había matado a la que era su esposa y madre de su hijo, por lo que el Jurado estima que "colaboró con la Justicia" y cabe conceder una atenuante.

El jurado insistió en que el procesado "sabía lo que hacía", que la muerte violenta de Lílibet no fue un "acto impulsivo", sino planificado e intentó escapar de la acción de la Justicia al tratar de huir de la Isla, siendo arrestado fuera del aeropuerto de Los Rodeos.