Miguel Cabrera admite ante el juez que hubo masajes mutuos con su exalumno

El abogado y profesor universitario afirma que no hubo tocamientos en zonas erógenas ni proposición sexual alguna

Miguel Cabrera Pérez Camacho

Miguel Cabrera Pérez Camacho / E.D.

El abogado y profesor universitario Miguel Cabrera Pérez-Camacho prestó declaración ayer en calidad de investigado ante el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de La Laguna, César Romero Pamparacuatro, a raíz de la denuncia interpuesta contra él por un alumno de un máster por un delito de agresión sexual, a raíz de unos supuestos tocamientos.

Según figura en su declaración judicial, Cabrera reconoció que dicho joven le realizó masajes, pero que fueron mutuos, y que en cada caso duraron unos cinco minutos. Pérez-Camacho presentó ante la autoridad judicial un documento firmado «por todos mis alumnos» del Grupo 1 de cuarto del Grado de Derecho que avala su buen comportamiento como docente.

Y, además, el letrado y presidente del Real Casino de Tenerife entregó documentación que acredita que la Universidad de La Laguna (ULL) le ha «prorrogado» su actividad como profesor un año más, de manera concreta hasta el 31 de agosto del 2025.

A la salida del Palacio de Justicia de La Laguna, Miguel Cabrera Pérez-Camacho insistió en que se trata de una «denuncia falsa» y «montada con ánimo de venganza de ese abogado que en el mes de marzo eché del despacho».

El profesional de la Abogacía investigado explicó que «he entregado al juez el manifiesto firmado por todos mis alumnos en mi apoyo, por toda la clase, y una serie de documentos muy interesantes relativos a la imposibilidad de que yo pueda cometer actos de contenido sexual», así como «la prórroga que me ha hecho la Universidad» de La Laguna.

Aclaró que la institución académica no sólo no ha tomado ninguna medida cautelar contra él a raíz de la mencionada denuncia por tocamientos, sino que «me ha prorrogado mi docencia hasta el 31 de agosto del 2025, haciendo caso omiso a EL DÍA y la denuncia que le han trasladado los denunciantes».

Sin embargo, fuentes de la Universidad de La Laguna (ULL) ofrecieron una versión diferente de la situación. Aclaran desde la institución académica que Miguel Cabrera Pérez-Camacho es profesor titular de la ULL, es decir, funcionario de carrera. Y que fue él mismo quien optó por jubilarse a los 70 años, en vez de a los 65, por lo que continuará como profesor hasta el 31 de agosto del 2025 porque en dicho ejercicio cumple la edad de jubilación que el propio Cabrera eligió. Añadieron las fuentes que a un profesor titular no se le prorrogan los contratos cada año, como sí ocurre con los asociados.

Las mismas fuentes de la Universidad de La Laguna explicaron que, al existir ya un procedimiento judicial iniciado a raíz de la denuncia por agresión sexual, se ha paralizado el proceso interno en la entidad académica y no se adoptará medida cautelar alguna sobre Cabrera Pérez-Camacho hasta que el Juzgado de Instrucción que lleva el asunto dicte alguna resolución.

Ante las preguntas del juez, el abogado y profesor universitario aseguró que lleva cuarenta años como docente y nunca ha tenido problema alguno con sus alumnos. Explicó a la autoridad judicial que al denunciante lo conocía porque le dio clase en el año 2022. Miguel Cabrera Pérez-Camacho comentó en su declaración que está especializado en Derecho Tributario.

En cuanto a la posibilidad de que alumnos de la Facultad de Derecho hagan prácticas en su despacho profesional, el letrado respondió que son varios los estudiantes que solicitaron realizarlas en su bufete, pero que, aunque atendió a cada uno de ellos, no los puede acoger a todos y él tiene la posibilidad de seleccionarlos.

Miguel Cabrera manifestó que no le dijo al denunciante que acudiera a su vivienda de Tacoronte para firmar el convenio de prácticas. Supuestamente, el joven sabía dónde era su domicilio en dicho municipio porque se lo dijo un tercero.

Después de intercambiar varios correos electrónicos, llamadas y mensajes por sms, ambas personas quedaron en su casa el día 17 de octubre, afirmó Cabrera.

En el transcurso de la conversación, según señaló el investigado al juez, el joven denunciante le contó que tenía una enfermedad crónica y que padecía dolores musculares debidos supuestamente a dicha patología. Y, en ese contexto, se habló de un masaje en la espalda, que el declarante le daría un masaje y luego el denunciante al declarante. Aclaró que esos masajes fueron mutuos, es decir, que el estudiante del máster se lo dio al docente y éste, al alumno. Y matizó que en cada caso duraron unos cinco minutos. Ante la pregunta del citado juez, el letrado aseguró que la posibilidad de darle un masaje al joven se lo dijo con naturalidad, es decir, sin ningún tipo de contenido o implicación sexual.

Según manifestó el investigado, ambos se quitaron sus camisas para poder darse los masajes. Este episodio se produjo en una habitación de su vivienda que está próxima al despacho.

Miguel Cabrera Pérez-Camacho señaló que no hubo tocamientos en zonas erógenas ni proposición sexual alguna. Y que los masajes se los dieron con naturalidad.

A continuación, ambas personas bajaron a otra dependencia de la vivienda del profesor universitario. El ahora investigado percibió un cambio de actitud en el alumno cuando le comunicó que las prácticas en su despacho no iban a ser remuneradas.

Al final, el convenio para la realización de las prácticas no se firmó entre el ahora denunciante y el citado letrado.

Siempre a preguntas de la autoridad judicial, Miguel Cabrera apuntó que el denunciante se marchó de su domicilio sin ningún tipo de ansiedad. Además, recordó que el estudiante le mandó más tarde un correo electrónico en el que le pedía perdón por las molestias ocasionadas.

Admitió el profesor universitario que algunos alumnos que realizan las prácticas en su bufete acaban contratados en el mismo para desarrollar su actividad profesional. También admitió Pérez-Camacho que llamó al joven alumno de Derecho para preguntarle qué le pasaba, así como por el cambio de actitud que tuvo a raíz de que le dijera que las prácticas no eran remuneradas. Ante una pregunta del juez, señaló el abogado y profesor universitario que la llamada al estudiante fue para que reconsiderase la posibilidad de hacer las prácticas en su despacho. Sin embargo, el también presidente del Real Casino de Tenerife no pudo comunicarse con el denunciante esa noche.

Cabrera no respondió a las preguntas de los abogados de la acusación. Y a su letrado le dijo que la Universidad no ha activado ningún tipo de protocolo como consecuencia de la denuncia. Admitió que en la noche del día 17 reiteró la llamada al joven porque su teléfono comunicaba. Y también reclamó el sobreseimiento inmediato del asunto, debido al daño que se le está causando.